Dictamen del CESE

Los 'bancos malos' deben esquivar la idea de ser basureros de créditos Covid

El Comité Económico y Social Europeo rebate la idea de Bruselas de apoyar el impulso de sociedades de gestión de activos para afrontar los problemas en el balance de las entidades financieras por la pandemia.

La presidenta del Comité Económico y Social Europeo (CESE), Christa Schweng.
La presidenta del Comité Económico y Social Europeo (CESE), Christa Schweng.
EFE

El Comité Económico y Social Europeo (CESE) no quiere que los conocidos como 'bancos malos' acaben convirtiéndose en un pozo sin fondo de activos tóxicos. El organismo presidido por Christa Schweng pide que el traspaso de préstamos dudosos a sociedades de gestión de activos sea una excepción y que se dé preferencia a dar solución a los mismos desde los propios balances de las entidades financieras, fundamentalmente mediante acuerdos bilaterales de reestructuración, centrándose en la continuidad de las actividades y la recuperación económica.

"No se puede justificar el rescate de las entidades no viables con dinero público utilizando el modelo de los 'bancos malos' con el pretexto de 'descargarlos' de dudosos", sentencia en un dictamen consultado por 'La Información' en el que refuta parte de una Comunicación que la Comisión Europea realizó al Banco Central Europeo (BCE), al Parlamento y al Consejo sobre cómo afrontar los préstamos que el sector financiero ha pasado a calificar en 'stage 3' a raíz de la pandemia del Covid-19. 

Cree que es posible y, de hecho, bastante probable, que los 'bancos malos', en España encarnado por la famosa Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), necesiten dinero público. Por ello, insta a cada país a que realice un análisis en profundidad del uso de fondos de las arcas estatales para la creación de este tipo de entidades y, en su caso, que se respeten las normas sobre ayudas. El CESE hace hincapié en que cualquier uso de la 'recapitalización cautelar' con dinero público puede desviar fondos de otros objetivos más útiles desde el punto de vista social y económico. Pide que las posibles medidas en esta línea se apliquen de manera extremadamente responsable, a fin de evitar riesgos morales y rescates bancarios a costa de la sociedad.

Cree que la 'recapitalización cautelar' con dinero público puede desviar fondos de otros objetivos más útiles 

La Comisión Europea, por su parte, considera que es es importante hacer balance del conjunto de herramientas estratégicas a fin de estar preparados para lidiar con las dificultades que puedan afectar a bancos concretos dada la gran incertidumbre en torno a las perspectivas económicas tras la pandemia. Una de ellas es la utilización de las sociedades de gestión de activos. El objetivo principal de estas entidades es eliminar los préstamos dudosos de los balances de los bancos y extraer de ellos el máximo valor mediante una reestructuración activa y la recuperación de los precios de los activos a lo largo del tiempo. Eso sí, uno de los requisitos que pone es que el proceso de traspaso de activos se realice de tal manera que no afecte a la eficiencia de la compañía, admitiendo que algunos lotes pueden ser más difíciles de gestionar, por lo que recuperar su valor puede ser todo un desafío, una situación que bien ha conocido la Sareb. 

En cambio, el CESE aconseja encarecidamente que no se busque una solución conjunta a la cuestión de los préstamos dudosos y al mantenimiento de la estabilidad financiera. "A fin de mantener la integridad ética y operativa del sector bancario, estas dos cuestiones deben abordarse por separado", insiste. El Comité reconoce que los problemas de algunas entidades financieras pueden ser resultado de un exceso de préstamos dudosos en balance, pero cree que esto no justifica que sean rescatadas con dinero público empleando los 'bancos malos'

Proseguir el desarrollo de la Unión Bancaria

En su lugar, pide que el objetivo de todas las medidas sobre incentivos para el sector financiero vayan dirigidas a evitar que asuman un riesgo excesivo, obligando a la banca a abordar sus problemas en materia de préstamos dudosos de forma interna y gestionando mejor sus carteras. Para el organismo, cualquier tipo de apoyo gubernamental, ya sea implícito o explícito, no ayudará a hacer frente los problemas subyacentes de sus balances. En esta línea, recuerda la existencia del Fondo Único de Resolución Bancaria (FUR), que se financia mediante aportaciones de las entidades de crédito y pide que se determine de forma adecuada su capacidad, para que los gobiernos no tengan que responder ante intereses de terceros y abordando así el dilema de la "privatización de los beneficios y la socialización de las pérdidas".

El CESE reclama en firme que los esfuerzos se dirijan a continuar desarrollando la Unión Bancaria con un sector resiliente, adecuadamente capitalizado y, lo que es más importante, autosuficiente. Debe encontrarse el equilibrio entre la distribución y la reducción del riesgo. Lo primordial, en caso de crisis, ya sea a escala nacional o europea, debe ser impedir que se produzca un impacto significativo en los presupuestos públicos y los contribuyentes.

En todo caso, como medida de apoyo, no descarta que sea recomendable que la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), revise algunas de sus directrices relacionadas con la definición de impago, como por ejemplo, cuántos días tienen que transcurrir tras un vencimiento para que un crédito pase a considerarse moroso. Esta posibilidad mejoraría las oportunidades de las empresas con problemas de recuperarse antes de ser reclasificadas en 'stage 3'.  Sin embargo, avisa: Cualquiera de estos cambios deben ser estrictamente temporales, como consecuencia de la crisis del Covid-19.

Sareb: la experiencia española

En España tenemos un ejemplo muy claro sobre las sociedades de gestión de activos con una trayectoria un tanto lamentable. Sareb lleva anotándose año a año unos 'números rojos' que en 2020 alcanzaron los 1.073 millones de euros, un 13,3% superiores al resultado negativo de 947 millones registrados en 2019. Las pérdidas del ejercicio pasado tuvieron que restablecerse con la conversión de 1.430 millones de euros de deuda subordinada en capital, pero la constitución de estos fondos propios apenas duraron. Nada más aprobarse el consumo de las últimas aportaciones que le quedaban, solo disponía de 587 millones de euros (230 millones de capital extra que le sobraba y 357 millones restantes de la deuda ahora convertida). Lo previsible es que termine 2021 con un quebranto en sus cuentas similar al anterior, por lo que ya en el transcurso de este pasado primer trimestre habrá agotado esta 'bomba de oxígeno'.

En el año 2012, el entonces ministro Luis de Guindos convenció a algunos bancos para involucrarse en el proyecto de creación de Sareb. BBVA se negó desde un principio. Fue entonces cuando se compraron más de 200.000 inmuebles de las entidades con problemas para retirar de ellas los activos tóxicos. Por ellos se pagaron mediante bonos avalados por el Tesoro unos 50.781 millones de euros, un precio que más tarde se determinó que estaba sobrevalorado. Aunque durante estos años sus gestores han tratado de ir conteniendo el precio de los activos, la cartera estaba demasiado deteriorada y las pérdidas han ido arrasando en cada venta que se ha ido produciendo.

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