Correos se prepara para su metamorfosis en un horizonte complejo para la economía. La compañía de servicio postal ha llegado a un acuerdo con Caixabank para recibir nueva financiación durante este 2022 por más de 120 millones de euros, en una línea que tendrá vencimiento a tres años, un tipo de interés reducido y dotará al grupo de oxígeno suficiente para acometer mayores inversiones en la transformación de su modelo de negocio. La empresa pública empezó a estudiar esta opción al principio del ejercicio, hasta contar con varias ofertas vinculantes por parte de entidades financieras y se decidió finalmente por el banco catalán.
La consecución del acuerdo, según confirman fuentes de la compañía a La Información, pone de manifiesto "la capacidad del grupo para obtener financiación" y de minimizar cualquier "riesgo de liquidez y solvencia". A cierre de 2021, todavía estaba ligada a compromisos anteriores con la banca, con el cumplimiento de obligaciones financieras (covenants) que, en caso de incumplirse, pueden provocar la amortización anticipada de los préstamos. A este respecto, la compañía considera que ha cumplido en todo momento y que, en caso de no ser así, obtendrá la dispensa (waiver) correspondiente.
Caixabank es un viejo conocido de Correos. Junto a Kutxabank, ambas entidades financieras dieron una primera línea de financiación para la firma de la SEPI de más de 300 millones. Con la irrupción del coronavirus y los números rojos anotados -se dejó 264 millones de euros-, la compañía necesitaba lograr su estabilidad financiera en su balance. A ello se sumaba el severo recorte impuesto desde la Comisión Europea en los recursos que recibe de los Presupuestos Generales del Estado (PGE).
El acuerdo firmado ahora con Caixabank permitirá a Correos hacer uso de esta liquidez para cumplir con su hoja de ruta. Del dinero mantenido con entidades de créditos, la compañía presidida por Juan Manuel Serrano ha dispuesto en los dos últimos años de más de 400 millones de euros. El primer ejercicio de la pandemia fue el de mayores exigencias, debido a la necesidad de mantener el compromiso con todos sus proveedores y trabajadores, pese a que los ingresos se frenaron bruscamente por las restricciones a la movilidad.
Queda por ver cuánto pesa el contexto macroeconómico durante este ejercicio y los siguientes, pues el mercado ve señales de alerta concretas en el sector postal, como han reportado algunos homólogos europeos de Correos. Debido al aumento de los costes y a la debilidad del mercado de la paquetería, compañías como PostNL (Países Bajos) y Royal Mail (Reino Unido) han recortado sus previsiones para 2022. "La temporada alta sigue siendo muy incierta y prevemos un crecimiento negativo o bajo del volumen de paquetería en todo el sector", explicaban los analistas de BofA en un informe emitido la pasada semana.
Transformación del negocio
Sea como fuere, el dinero percibido servirá a Correos para profundizar en el camino ya iniciado, habida cuenta de que el negocio tradicional se agota paulatinamente pero sin freno. El último aviso llegó la pasada semana desde la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC), que volvió a evidenciar que el negocio tradicional va a la baja, por un lado, y que competidores de la talla de Amazon tienen cada vez más envergadura en España. El gigante de Jeff Bezos es ya el segundo operador postal del país.
La alternativa pasa por la diversificación, una de sus apuestas para el plan estratégico 2021-2023. Esta hoja de ruta, que comprende 59 líneas de trabajo, según la propia compañía, se ha activado con aspectos como la internacionalización, donde la compañía ha entrado con inversiones en Portugal y en China para participar societariamente de empresas del país. También ha puesto en marcha planes de crecimiento de manera orgánica, con el lanzamiento de su propia aerolínea de carga junto a Iberojet, del grupo hotelero Barceló.
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