Luz verde. Los consejos de administración de CaixaBank y Bankia han aprobado esta tarde la fusión de ambas entidades, una operación de consolidación que será la más grande que se haya hecho en España desde los años 90. Con ella se abre la época de nuevas uniones entre bancos motivadas por la necesidad de reducir costes y aumentar la rentabilidad que lleva años a la baja. Los máximos representantes de ambas entidades, que han estado reunidos desde las cinco de la tarde, han dado el visto bueno a la ecuación de canje, es decir, el peso que tendrá cada banco en la nueva marca.
Esta primera aprobación supone el pistoletazo de salida a un proceso que continuará con la solicitud de un informe independiente que confirme la idoneidad de la ecuación de canje. Una vez que este trámite se haya realizado, los consejos que hoy se han visto las caras de forma telemática volverán a reunirse para convocar una junta de accionistas. Por los plazos que se manejan en este tipo de convocatorias, está previsto que las entidades presenten a los propietarios de sus títulos el proyecto para su votación en el mes de noviembre.
Una vez que se obtenga el beneplácito de los accionistas -un mero trámite si se tiene en cuenta que el 62% de Bankia está en manos del Estado y el 40% de CaixaBank es de Criteria, partes fundamentales en las negociaciones- el consejo de la antigua Caja Madrid deberá dimitir y el de Caixabank integrar a los miembros de este en el suyo propio. Entonces quedarán un total de 15 consejeros, de los que diez serán nombrados por parte de la antigua caja catalana y cinco provendrán del círculo de influencia de la que capitanea José Ignacio Goirigolzarri.
Será el propio presidente de Bankia el que encabezará la nueva entidad, teniendo como consejero delegado a Gonzalo Gortázar, que actualmente ocupa este mismo cargo en CaixaBank. Según fuentes financieras, Goirigolzarri se encargará de la parte más institucional, mientras el gestor y, por tanto, el que llevará la parte ejecutiva, será Gortázar. La sede social, otro de los puntos claves de la futura entidad, permanecerá en Valencia, ya que ambas partes la tienen allí en la actualidad.
En cambio, como sedes operativas permanecerán Madrid y Barcelona, en una especie de bicefalia que permitirá mantener equipos en ambas ciudades. Apenas quedan flecos por cerrar. El más importante es el de los nombres de los consejeros, tanto los dominicales como los independientes, que se sentarán en la reunión de máximo nivel de la nueva entidad.
La nueva entidad tendrá más de 650.000 millones de euros en activos, lo que supone superar a Santander y BBVA en nuestro país. En cuanto a número de sucursales, el nuevo banco tendrá, de acuerdo con la información de sus cuentas, 6.734. De ellas, 4.467 provienen de la catalana y el resto de la madrileña, por lo que se prevé que, para conseguir las sinergias de costes que se buscan con la operación, sea necesario el cierre de una parte de ellas. Con ello, irá aparejada una reducción de plantilla, pues la nueva entidad nace con más de 50.000 trabajadores.
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