Todos los escenarios sobre la mesa después de semanas de un intenso debate interno entre todos los actores. Indra deja completamente abierta la 'Operación Minsait', al no fijar en un principio porcentajes mínimos ni máximos, ni plazos específicos, ni negocios 'intocables' en el nuevo plan estratégico. La división tecnológica contará con un consejo de administración propio y avanzará en su independencia, para completar una separación para la que necesitaría una estructura financiera propia. Lo único claro: habrá desinversiones y se hará caja con parte de sus activos.
La desinversión en la división dirigida por Luis Abril ha sido una operación que se ha esgrimido recurrentemente durante último año y medio: desde una venta parcial a una total. Todas las opciones se contemplaban. Y la presentación de la nueva 'hoja de ruta' era una ventana para poder cerrar todos los flecos. Durante las últimas semanas, el debate ha sido especialmente intenso, con dos visiones diferentes: una parte de la cúpula directiva y el consejo apostaba por mantenerlo íntegramente -o casi- dentro del perímetro. La otra apostaba por segregar áreas críticas de tecnologías de doble uso o estratégicas para vender el resto y centrarse en defensa.
Ante este escenario, como habían apuntado varias fuentes conocedoras la semana pasada, la solución pasaba por una opción más abierta en la que no hubiera un compromiso completamente cerrado respecto a la estrategia. Finalmente ha sido así. El plan aprobado por unanimidad por el consejo de administración el pasado 27 de febrero y presentado este miércoles en el Capital Markets Day deja prácticamente todas las cartas sobre la mesa.
Una de las pocas certezas es la presencia de Indra en Minsait. Había quien defendía la venta total o la fusión con otro grupo lo que implicaba en la práctica la pérdida de control de un grupo con tecnologías de doble uso y otras especialmente sensibles para los intereses estatales. Pero incluso entre los defensores de esa opción más 'agresiva' se empezaba a dar por hecho que la compañía iba a quedarse aunque fuera de manera minoritaria. Finalmente, la empresa plantea que se quedará con una participación "relevante" sin dar más detalles.
A partir de ahí, todo se ha dejado mucho más abierto sobre el papel. Desde la cúpula no se plantea ningún porcentaje mínimo con el que se sentirían más cómodos, ni se pone como condición indispensable el control de la sociedad -como sí que han hecho otras compañías en estrategias de desinversión recientemente como la gestora de infraestructuras Cellnex-. Las valoraciones que se han venido manejando en el mercado para esta división se situarían entre los 1.500 y los 2.000 millones.
En cuanto a la estrategia de activos, no se han hecho públicos los que son 'intocables' y que tendrían que ser recuperados por el grupo para evitar que fueran controlados por un potencial dueño mayoritario de la filial 'tech'. Hay que tener en cuenta que ésta acoge negocios especialmente sensibles para la Seguridad Nacional y para el Estado como la ciberseguridad o la tecnología vinculada a los procesos electorales. "El perímetro de Minsait no es fijo para la eternidad de los tiempos; si hubiese algún elemento que tuviéramos que mirar con cuidado lo haríamos", aseguraba este miércoles el presidente, Marc Murtra.
Uno de los activos que eran candidatos a la venta en el mercado -como han hecho otros rivales como Thales- era el negocio de Transportes. Éste está dividido entre Minsait y la propia matriz Indra Sistemas (Defensa y Transporte). Lo que se va a hacer es unificarlo bajo el paraguas de Minsait. El consejero delegado, José Vicente de los Mozos, aseguraba que es "lógico" que esté en esa estructura. La realidad es que esa unificación permitiría una desinversión completa de esta división a futuro, dentro de los activos 'no core' que la empresa tiene identificados y que tampoco ha señalado en este plan en ese intento por dejar el escenario lo más abierto posible.
En la junta general de accionistas del año pasado ya se apuntó a que la "evolución lógica" para Minsait era adquirir cada vez una mayor autonomía operacional. Nueve meses después se insiste pero sí que se pone una medida 'extra' junto al discurso: se construirá un consejo de administración propio con gobernanza aparte. Pero para que exista una independencia más amplia quedan algunas tareas como la creación de una estructura financiera en sí misma-con su propio responsable financiero- con capital propio y con servicios globales propios. Mucho del trabajo previo ya está completado, por lo que casos de 'carve outs' como el de Telefónica con Tech no serían un modelo en cuanto a plazos.
El espacio y el controvertido 'hub'
La otra novedad operativa del plan tiene que ver con la creación de la nueva sociedad que gestionará el negocio del espacio. La mayoría de compañías rivales de Indra en Europa tienen un área específica para este negocio. La empresa busca aglutinar en esta nueva empresa -que debería generar 1.000 millones de euros de ingresos en 2030 frente a los menos de 100 actuales- todas las capacidades de la cadena de valor. Pretende incorporar empresas adquiridas u otras que quieran sumarse como accionistas aportando sus activos, con Hispasat como una de las primeras candidatas -que podría ser accionista más que adquirida habida cuenta de los más de 900 millones pagados por Redeia para su compra a Abertis en 2019-. La condición: que el capital sea mayoritariamente español.
De los Mozos anuncia el Indra Technology Hub, que abriría la puerta a una controvertida reunificación de centros de trabajo
Desde un punto de vista laboral, donde habla de la "creación" de más de 5.000 puestos de trabajo en los próximos años, el consejero delegado, José Vicente de los Mozos, apuntó un proyecto que ha levantado las primeras ampollas en la plantilla en el área de defensa. Se trata de la creación de Indra Technology Hub, un centro tecnológico integrado previsto para 2026 y centrado en los negocios de defensa y aeroespacial. El directivo insiste en que estaría centrado en "la investigación y desarrollo de tecnologías punteras". Esta decisión tomada por la dirección e incluida en el plan podría abrir la puerta a una controvertida reunificación de centros ante la que habría serias resistencias entre los equipos. "Ese es el futuro; tenemos que dejar de ver laboratorios que tenemos que modernizar, fábricas...", aseguró De los Mozos en su intervención ante la plantilla tras la presentación del plan estratégico.
Más allá del lado operativo, el plan ha puesto sobre la mesa unos objetivos especialmente ambiciosos en la generación de negocio basándose en el incremento hasta el 2% del PIB de España en gasto militar y del resto de mercados internacionales. Se espera más que duplicar los ingresos hasta los 10.000 millones en 2030 (más de 6.000 millones en 2026). Desde un punto de vista orgánico, el reparto sería: 1.100 millones en Defensa; 500 millones en Gestión del Tráfico Aéreo y 3.600 millones en Minsait. ¿El resto hasta los 6.000 millones? Correspondería a las adquisiciones -más del 75% del presupuesto para este capítulo iría destinado al sector de defensa-.
