Indicador de REE de grandes consumidores

La industria cierra 2019 con la mayor caída del consumo eléctrico en diez años

Gráfico consumo eléctrico.
Gráfico consumo eléctrico.

El consumo de electricidad de los grandes consumidores del país,  comercios e industrias, cayó en diciembre del pasado año un 5,6%. En frío, el dato dice poco. Hasta que lo ponen en contexto los que saben. Según los técnicos de Red Eléctrica de España (REE) que siguen mes a mes la evolución del indicador, el dato de fin de año es "uno de los peores registros brutos de todo el año". En el conjunto del año, el indicador global de consumo cae un 4,6%, pero en la industria la caída interanual alcanza el 9,2%. REE concluye que se trata "del mayor retroceso interanual desde que se viene elaborando este indicador en el año 2010".

El desplome de la demanda mete presión a las negociaciones de los Ministerios de Transición Ecológica y de Industria con las grandes compañías del país -automovilísticas, siderúrgicas, cadenas de distribución, papeleras, etc.- para encontrar fórmulas que abaraten la factura energética y favorecer así su actividad. Los datos de cierre de diciembre sobre consumo de energía revelan los sectores en los que la actividad se está enfriando hasta extremos preocupantes.

El índice de REE estima que el frenazo del consumo en la metalurgia el pasado año llegó al 13,2%. En la automoción fue del 10,5% y en el refino se situó en el 17,5%. Es el podium de la caída, una pista de cómo se están comportando sectores clave para la economía y para el empleo en un contexto de enfriamiento y de incertidumbre en lo político.

La caída del 10,5% en la industria del automóvil es especialmente delicada. Es una grieta en el escaparate de la economía. El sector supone un 10% del producto interior bruto del país y es un motor para las exportaciones. El 82% de los vehículos fabricados en España se exportan. El consumo de energía refleja la debilidad del mercado europeo, pero sobre todo el de España, donde las matriculaciones de turismos y todoterrenos disminuyeron en 2019 por primera vez desde 2012, un 4,8% en comparación con el año anterior, hasta 1.258.260 unidades (63.177 menos), según datos de las asociaciones de fabricantes (Anfac), de vendedores (Ganvam) y de concesionarios (Faconauto).

El único consuelo relativo es que en los últimos años se ha flexibilizado el lazo tradicional entre crecimiento económico y consumo de energía. El desplome en el consumo de electricidad no tiene una correlación equivalente en el decrecimiento económico. Los datos de REE para el año 2018 mostraron que la demanda global de electricidad creció un 0,4% -0,3% descontadas laboralidad y la temperatura- mientras que la economía creció un 2,6%. 

Los datos de cierre de año, en cualquier caso, meten más presión a las negociaciones del Gobierno con las grandes asociaciones empresariales para aprobar medidas que abaraten la factura energética de la industria y las empresas. Las empresas, individualmente y agrupadas en sus asociaciones, mantuvieron a lo largo del pasado año reuniones con el exsecretario de Estado de Energía, José Domínguez Abascal, y con el secretario general de Industria, Raúl Blanco, para negociar el Estatuto del Consumidor Electrointensivo, que debe compensar la desaparición de las ayudas que venían funcionando para abaratar la luz y que cuestionaban tanto la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) como Bruselas.

Gráfico industrias.
Gráfico industrias.

La  industria y las grandes empresas reclaman apoyos porque el mecanismo tradicional de ayudas a la factura energética, las subastas de interrumpibilidad, se han agotado. En la última celebrada en 2019 para el primer semestre de este ejercicio se han repartido apenas cinco millones de euros cuando en 2017 fueron 525 millones, 316 en 2018 y 195 en 2o19. Por eso las empresas piden un  estatuto propio como mecanismo ideal para no perder pie.

El anterior Gobierno en funciones llegó a elaborar el proyecto, pero la convocatoria electoral y las pegas de la CNMC han retrasado la aprobación. El borrador contempla medidas como la exención en el pago de los sistemas de capacidad que cobran las eléctricas por tener potencia sobrante que evite apagones y la regulación de contratos bilaterales con productores de energía para que puedan buscar mejores ofertas. En la última reunión de las empresas con el Gobierno celebrada en diciembre, los responsables de Energía lograron calmar los ánimos de las empresas con la promesa de que el Gobierno tiene como plan inmediato la aprobación del Estatuto.

Más allá de las palabras, industrias y empresas tienen como objetivo, según afirman, lograr la equiparación de precios con las industrias competidoras en Francia o Alemania. Los datos que manejan, elaborados por la consultora Deloitte, sostienen que el precio medio de mercado de la electricidad en España supera entre 8 y 10 euros MWh los de Francia o Alemania y el diferencial del precio final llega a los 25 euros MWh.

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