Telefónica se propuso revolucionar las relaciones laborales en España con una propuesta llamativa surgida de la última negociación para renovar el convenio colectivo de sus tres principales filiales: la jornada semanal de cuatro días. Se planteó como un proyecto piloto y dado el escaso interés generado entre la plantilla está llamado a convertirse en 'testimonial' en la plantilla de la operadora. Un porcentaje muy minoritario ha expresado su intención de participar en estas pruebas durante el último trimestre del año. Desde los sindicatos alegan que el impacto en la nómina es uno de los factores más determinantes.
En junio, después de una negociación relativamente rápida, la dirección de Telefónica España y los representantes de los trabajadores alcanzaron un acuerdo para renovar un año más el convenio que rige en las principales sociedades en el país. Además del pacto que permite incrementar un 1% los salarios durante el año extra durante el que se amplía, el equipo liderado por Emilio Gayo acordó introducir algunas medidas de flexibilización. La más llamativa era la jornada de cuatro horas. Telefónica se convertía en la primera gran empresa española que lo ponía en marcha. Lo hacía como un proyecto piloto. El porcentaje máximo de la plantilla superaba los 2.000 empleados (el 10% del total de los más de 20.000 que trabajan en esas tres filiales principales). Pero las condiciones económicas han sido determinantes para no llegar, después de dos meses y medio de plazo de adscripción, ni de lejos a esa cantidad.
Según explican fuentes conocedoras, una de las grandes preocupaciones de los empleados era el esfuerzo económico que implicaba subirse a ese carro. Hay que tener en cuenta que esa jornada se descontaba de la nómina -y de las cotizaciones sociales- del empleado. Era parcialmente compensado por la compañía con una bonificación del 20% de esa cantidad. Por tanto, la realidad es que había que sacrificar un 16% del salario a cambio de tener un día a la semana libre (y trabajar cuatro días con jornadas de ocho horas). Es decir, había menos carga de trabajo en un grupo reducido de la plantilla, pero con un coste menor para la empresa.
Quedan aún quince días para presentar la candidatura, pero lógicamente las cifras actuales -unos pocos cientos de personas- no invitan a pensar que se alcanzará la cifra del 10% de tope. Tal y como reconocen varias fuentes sindicales, hay un mayor interés entre la plantilla por el teletrabajo y sus efectos en el día a día, con una mayor reducción de los desplazamientos y de la presencia física en la oficina. A partir de octubre se iniciaría un periodo de tres meses para analizar el funcionamiento y plantear si se extiende como un beneficio social más. Cabe la posibilidad de que la operadora deje abierto el plazo de manera indefinida para que se vayan incorporando más adelante, ante este escaso interés inicial.
En un momento en el que sobrevoló la posibilidad de un nuevo plan masivo de prejubilaciones en la operadora, la compañía reducirá por tanto el potencial ahorro de costes que implicaría esta menor carga de trabajo entre su plantilla. Desde la compañía han repetido una y otra vez en los tres últimos meses que no está sobre la mesa ese nuevo Plan de Suspensión Individual (PSI) pese el vivo interés entre la plantilla. La necesidad de rebajar estructura ha estado presente en los últimos años en la filial española. Pero un plan de bajas con condiciones más o menos similares a los dos firmados en el pasado supone un esfuerzo inicial muy fuerte para las arcas de la compañía. No hay que olvidar que el dinero destinado al pago de la prestación a los que salen de la disciplina de la empresa hay que provisionarlo previamente.
Esta tibia recepción por parte de la plantilla no ha sido una excepción entre las empresas que lo han intentado. La última que movió ficha es Desigual, la cadena de tiendas de ropa. Desde UGT han denunciado que la empresa pretende aplicar la medida "sin la preceptiva consulta previa regulada" en la normativa laboral. Le exige que "no camufle como medida de conciliación una medida que supone una reducción salarial". La plantilla deberá votar el próximo 7 de octubre si están en contra o a favor. En caso de que se dé luz verde, medio millar de empleados trabajarán de lunes a jueves. La diferencia con Telefónica es evidente, pues la operadora de telecomunicaciones opta por llevar a cabo un programa piloto para, posteriormente y en diálogo con los sindicatos, plantear extenderla aunque siempre desde la voluntariedad.
Teletrabajo tras la Covid
Más allá de la controvertida jornada de cuatro días, el teletrabajo sí que ha ganado enteros en la plantilla española. La extensión del convenio colectivo dio carta de naturaleza a esta modalidad de empleo a distancia. Y la pasada semana, tal y como confirmaron las organizaciones sindicales, se pactó tener dos días a la semana presenciales en las oficinas y tres desde casa a partir del próximo 27 de septiembre ante la reducción de la incidencia de la pandemia del coronavirus. Esta vuelta progresiva a la oficina se mantendrá hasta finales de año.
Tanto el teletrabajo como el resto de medidas de flexibilización van a ser claves en el próximo trimestre para determinar cuál será la ocupación media de las oficinas en el Distrito C de Telefónica en el barrio madrileño de Las Tablas. Será a partir de ese análisis cuando se busquen destinos internos (sin alquiler ni venta) para los espacios que queden sin uso, como ha sucedido con el Laboratorio de Tecnología y Automatización, tal y como avanzó La Información. De los 13 edificios, dos en la zona norte ya quedaron desocupados (uno de ellos iba a ser vendido pero finalmente se cedió a la escuela de programación 42). Previsiblemente habrá más.
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