Los combustibles renovables se han convertido en una de las principales palancas de la estrategia de Repsol para lograr ser una compañía cero emisiones netas en 2050. Continúa así avanzando y si en mayo anunciaba que comenzaba a suministrar diésel 100% renovable en tres estaciones de servicio, a día de hoy ya son 14 las gasolineras en las que se puede repostar este carburante 'verde'.
En concreto, hay cuatro en Madrid, dos en Zaragoza (Zaragoza y Puebla de Alfinden), dos en Valencia (Siete Aguas y Rocafort), dos en Álava (Lopidana y Zurbano) y una en Barcelona (Esparraguera), Toledo (Illescas), Ciudad Real (Santa Cruz de Mudela) y Badajoz (Lobón). Además, la multienergética cuenta con otras cuatro en Portugal. Repsol ha elaborado un plan de expansión para cubrir las principales ciudades y corredores de transporte de la península ibérica y para final de año prevé alcanzar los 50 puntos. Actualmente, es la única que suministra biodiésel en gasolineras a particulares.
No obstante, desde julio del año pasado, Repsol viene suministrando diésel renovable a clientes profesionales del sector del transporte de mercancías, así como compañías del transporte colectivo de personas y de maquinaria profesional. En este sentido, fabrica y comercializa biocombustibles desde hace más de dos décadas, y desde 2019, ha ido incorporando residuos en su fabricación.
750.000 toneladas de biocombustible en 2022
"Lo que muchas personas desconocen es que actualmente, cuando nos acercamos a una estación de servicio para llenar el depósito de nuestro vehículo, ya estamos repostando más de un 10% de combustible renovable (conforme a la legislación vigente). De hecho, Repsol en 2022 introdujo en el mercado aproximadamente 750.000 toneladas de combustible renovable", destacan desde la empresa.
Los combustibles renovables son los que se producen a partir de materias primas de origen renovable. Tienen propiedades similares a los carburantes convencionales, pero son cero emisiones netas. Existen diferentes tipos y desde Repsol abogan por por los avanzados, que son aquellos que se producen a partir de residuos orgánicos que no usan ni entran en competición con productos destinados a la alimentación (residuos agrícolas y forestales, residuos municipales, aceites usados, entre otros); y por los combustibles sintéticos o 'e-fuels', que se generan con CO2 capturado e hidrógeno renovable como únicas materias primas.
En 2025, la compañía dirigida por Josu Jon Imaz aspira a una capacidad de producción de combustibles renovables de 1,3 millones de toneladas y sobrepasar los dos millones en 2030. Para ello, pondrá en marcha este año en Cartagena la primera planta de la península ibérica dedicada exclusivamente a la producción de biocombustibles avanzados a partir de residuos. Con una inversión de 200 millones de euros, fabricará anualmente 250.000 toneladas a partir de residuos como el aceite de cocina usado, y que podrán usarse en coches, camiones, barcos o aviones sin necesidad de modificar los motores actuales y consiguiendo evitar la emisión de 900.000 toneladas de CO2 al año.
Cepsa apuesta por los biocombustibles de segunda generación
Por su parte, en Cepsa aseguran apostar por los biocombustibles de segunda generación (2G) como elemento clave para impulsar la descarbonización del transporte, especialmente en sectores en los que la electrificación es compleja, como el transporte pesado por carretera, el marítimo y el aéreo. En el transporte rodado, en España se utilizan desde hace años biocombustibles en motores diésel y gasolina, tanto en vehículos ligeros como pesados, mezclados con combustibles convencionales. El porcentaje de incorporación de biocombustibles en este tipo de transporte se irá incrementando del 10% actual hasta un 12% en 2026. Según la empresa, próximamente contará con surtidores específicos para transportistas.
Junto a Bio-Oils, Cepsa construirá la mayor planta de biocombustibles 2G del sur de Europa, que supondrá una inversión de hasta 1000 millones de euros, en el Parque Energético La Rábida (Huelva). La instalación, que utilizará desechos agrícolas y aceites usados de cocina como materia prima, tendrá una capacidad de producción flexible de 500.000 toneladas de diésel renovable y combustible sostenible de aviación (SAF). Pretende así alcanzar una capacidad de producción anual de 2,5 millones de toneladas de biocombustibles entre España y Portugal, de las que 800.000 toneladas corresponderán a SAF.
Carrera de las petroleras por el hidrógeno verde
Otra carrera en la que compiten las petrolera en España es la del hidrógeno verde. Repsol ya ha anunciado que ubicará plantas de electrolizadores en el entorno de sus complejos industriales y ha comprometido 2.549 millones de euros hasta 2030 en toda la cadena de valor. Empleará diferentes tecnologías para alcanzar una potencia de 552 MW en 2025 y de 1,9 GW, en 2030. En Tarragona ha proyectado el mayor electrolizador de España, que echará a andar en 2026 con una capacidad de 150 MW y de 1.000 a partir de 2027. Invertirá un total de 320 millones de euros (62 millones de fondos europeos). Enagás Renovable, Iqoxe y Messer también participan.
De su lado, Cepsa ha puesto en marcha el Valle Andaluz del Hidrógeno Verde. Según la empresa, es el proyecto más ambicioso de hidrógeno renovable de España y uno de los más importantes de Europa, que permitirá acelerar la transición ecológica y conseguir una mayor independencia energética del continente. El proyecto, que supone una inversión de 3.000 millones de euros, creará dos nuevas plantas de generación de hidrógeno verde en los energy parks en Palos de la Frontera (Huelva) y San Roque (Campo de Gibraltar, Cádiz), que contarán con una capacidad total de 2 GW de electrólisis y se pondrán en marcha en 2026 y 2027, respectivamente.
La británica BP también jugará un papel importante en este campo en España. Aprovechará la presencia de su refinería en Castellón y el vínculo con importantes consumidores electrointensivos como son las industrias cerámica y textil. De esta forma, en febrero presentó HyVal, el clúster del hidrógeno con el que la región levantina aspira a desarrollar hasta 2 GW de capacidad de electrólisis antes del año 2030. El plan de la petrolera pasa por sustituir el uso de hidrógeno gris en sus instalaciones por hidrógeno verde, que también será usado en la producción de biocombustibles para la aviación.
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