Valorada en 3.000 millones de dólares

De Valencia a Wall Street: la startup de pagos Flywire hace historia con su OPV

La compañía tecnológica, nacida en España, mantiene a su fundador, Iker Marcaide, y a fondos españoles como Kibo Ventures en su accionariado.

Flywire
Flywire será la primera gran salida a bolsa en EEUU de una startup nacida en España.
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En el año 2009, Iker Marcaide, un ingeniero valenciano que cursaba un MBA en el prestigioso MIT en Estados Unidos, montó un primer equipo tecnológico en Valencia para desarrollar un primer esbozo de una plataforma para enviar y recibir dinero por parte de los estudiantes universitarios. Era el origen de la startup Peertransfer. Doce años después, la compañía renombrada como Flywire presenta la primera documentación confidencial para estrenarse en el parqué bursátil estadounidense con una valoración disparada. Lo hace mientras algunos 'business angels' iniciales y fondos españoles como Kibo Ventures atesoran un porcentaje que le permitirá acumular múltiplos muy altos.

La compañía, especializada en el procesamiento de los pagos de las matrículas en las universidades, acaba de comunicar que ha remitido un borrador del folleto a la SEC estadounidense, ante una oferta pública inicial de nuevas acciones. Ni los rangos de precios, ni la cantidad de títulos ni la bolsa elegida se han determinado aún. Los detalles se irán conociendo en los próximos meses. Pero se trata del primer paso para convertirse en una cotizada. El movimiento se enmarca no sólo en el fuerte crecimiento de las grandes plataformas de pagos online -Stripe se ha convertido en la startup más valorada del mundo rozando los 80.000 millones de euros- sino también en la ola de salidas a bolsa de compañías participadas por fondos de capital riesgo que, hasta ahora, se habían mostrado más reticentes a convertirse en cotizadas.

No hay cifras oficiales, pero la agencia de noticias Reuters reportó el pasado mes de enero que la valoración podría rondar los 3.000 millones de dólares. Es, básicamente, el triple de la fijada a principios del año 2020 con la última ronda de 120 millones, en la que aterrizó Goldman Sachs como accionista. Como bancos colocadores se encuentran, según el mismo medio, Goldman Sachs y JP Morgan.

La compañía, con sedes en Boston (Estados Unidos) y Valencia, ha captado más de 320 millones de dólares -casi 270 millones de euros al cambio actual- en las nueve rondas de financiación que ha llevado a cabo en este tiempo. Una parte minoritaria de ese capital fue aportado por algunos fondos españoles como JME Venture Capital, que vendió toda su participación en la última ampliación de capital que se firmó justo antes del estallido de la pandemia en febrero de 2020, o Kibo Ventures. Este último se mantiene con una posición minoritaria que le va a permitir devolver entero el primer fondo de inversión de la gestora -lo que se conoce en el argot del sector como un 'home run'- al lograr múltiplos de varias decenas de veces lo invertido descontando el efecto dilutivo.

En el accionariado también se encuentran algunos 'business angels' iniciales, que acumulan plusvalías muy importantes, y el propio fundador, Iker Marcaide, que salió de la gestión directa de la compañía que arrancó en el año 2013. Cuenta con un porcentaje significativo, pese a que, como sucede en estos casos, ha aprovechado para hacer algunas ventas parciales de sus participaciones en las diferentes rondas de financiación que se han ido celebrando en los últimos años.

Accionistas clave

Más allá de los socios españoles, Flywire cuenta con un accionariado muy diverso, en el que se encuentran grandes nombres de Wall Street y del 'private equity'. Entre ellos se encuentran Temasek Holdings, la compañía de inversiones propiedad del Gobierno de Singapur; los estadounidenses históricos de Silicon Valley Spark Capital y Accel Partners, o el fondo Bain Capital. ¿El reparto? Es una incógnita.

Con una oficina en  Valencia que aún mantiene más de un centenar de empleados tecnológicos, en este tiempo, según sus propias cifras, ha pasado de 400 a 2.000 clientes de su plataforma; de 1.000 a 12.000 millones de dólares transaccionados al año en su plataforma, y de 50 personas en su plantilla a más de medio millar. Ahora, su reto es crecer más allá de la educación y aprovechar su tecnología para otros segmentos de negocio. Esta salida a bolsa permitirá aportar más transparencia sobre unos ingresos que aún se desconocen y de los que su consejero delegado sólo se limitó a asegurar hace un año que estaba "muy por encima" de los 100 millones de dólares anuales.

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