La irrupción de la pandemia en 2020 dio un impulso a la digitalización. Teletrabajo, videollamadas, compras 'online'… El aislamiento forzó a una sociedad más tecnológica en la que proliferaron multitud de plataformas nuevas o se consolidaron las que existían. Mientras los mercados financieros sufrían desplomes históricos, los inversores tomaban posiciones en las empresas ‘tech’ y hacían caja en bolsa ante un consumo más enfocado en el ‘quédate en casa’. Dos años después muchas de estas compañías han dejado atrás su época dorada, borrando las ganancias cosechadas gracias a la Covid-19.
Uno de los casos más ilustrativos de este ocaso es el de Peloton. El fabricante estadounidense de bicicletas estáticas y de clases 'online' de gimnasia ha pinchado por completo en la era posCovid. En su último ejercicio fiscal ha multiplicado por quince sus números rojos, tras acusar unas pérdidas de 2.817 millones de dólares hasta junio, influido por los menores ingresos de la venta de productos, que han caído a doble dígito. Desde el grupo atribuyen estos resultados a una reestructuración derivada de su plan de ajuste, que implicó la salida del CEO y el despido de 2.800 empleados ante una demanda que ha evaporado de forma paulatina a medida que los gimnasios tradicionales recuperaban su actividad.
Este batacazo también se ha notado en bolsa, donde ha perdido un 90% en el último año y cotiza en el entorno de los 11 dólares, dos terceras partes del valor con el que se estrenó en el parqué neoyorquino, que fue de 29 dólares y contrasta con los 162 dólares que llegó a valer en diciembre de 2020, cuando la venta de las bicicletas de alta gama estaba en auge. En un esfuerzo por relanzar el negocio y recuperar la confianza de los inversores, ha alcanzado un acuerdo con Amazon para incluir sus productos en el catálogo del gigante del comercio electrónico.
Le sigue la estela Zoom video. La compañía de videollamadas, cuya seguridad estuvo en entredicho en el punto más álgido del confinamiento, llegó a multiplicar por nueve su valor en octubre de 2020, cuando alcanzó su pico más alto, con 559 dólares. Desde entonces ha perdido alrededor de un 85%, pero cotiza casi un 40% por encima del precio de su debut en bolsa en abril de 2019.
Esta semana ha estado en el punto de mira de los inversores por la presentación de resultados, cuyas cuentas durante su segundo trimestre fiscal (de mayo a julio) han arrojado un beneficio neto atribuido de 45,7 millones de dólares, lo que representa una caída del más del 85% en comparación con el mismo periodo del año anterior. La cifra contrasta con su nivel de facturación, que si bien se elevó un 7,6% interanual (1.099 millones de dólares), supone una desaceleración con respecto a los trimestres anteriores, influido por un menor uso de la plataforma tras la vuelta a la presencialidad en muchas empresas. Con estas perspectivas en el horizonte, el grupo con sede en California ha revisado ligeramente a la baja sus ingresos para este ejercicio fiscal con una horquilla de entre los 4.385 y 4.395 millones de dólares, unos 100 millones menos, al tiempo que estiman un beneficio por acción de 3,6 dólares, frente a los 3,7 previstos con anterioridad.
Este comportamiento bursátil se ha convertido en la tónica dominante en la mayoría de valores que hicieron su agosto durante la pandemia, llegando a proyectar volúmenes de demanda a medio y largo plazo similares a los de los ejercicios 2020 y 2021. Sin embargo, se han topado de bruces con una realidad en la que la sociedad no ha cambiado sus hábitos de forma tan drástica, volviendo al contacto humano, lo que sugiere que realizar actividades de forma virtual tocó techo hace meses. A eso hay que sumar el terremoto bursátil promovido por los temores de recesión.
Entre la lista de empresas que hicieron mal sus cálculos en la nueva normalidad también se encuentra Shopify. La firma de 'software' para comercio electrónico es uno de los mayores exponentes del batacazo vivido en los últimos meses. Solo en el último año se ha dejado un 78% de su valor. El temor a unos malos resultados llevó a una pérdida de confianza de los inversores en la plataforma canadiense que se confirmaron en mayo cuando publicó unas pérdidas de 1.468 millones de dólares correspondientes al primer trimestre. Desde entonces se ha instalado en la horquilla de los 30-40 dólares, en parte por el split de 10 a 1 ejecutado en junio.
Por último, Netflix también es otra de las más castigadas en Wall Street. La caída de los suscriptores, en el que ha influido su retirada del mercado ruso, que era una de sus grandes apuestas, y el avance de posiciones en el terreno del ‘streaming’ de Disney o Amazon, que ya anticipan una guerra de ofertas por captar usuarios, le ha penalizado en los mercados con un desplome que ronda el 60% en el último año y figura entre los peores valores del Nasdaq. El ámbito de la salud tampoco ha salido ileso de esta debacle. El alto grado de vacunación contra el coronavirus, sobre todo en países desarrollados, la telemedicina no ha terminado de calar entre los pacientes, que siguen optando por las consultas presenciales al médico, siempre que sea posible. Teladoc Health, una de las grandes tecnológicas en el ámbito sanitario, ha borrado la mitad de sus ganancias en los últimos seis meses.
La tendencia bajista iniciada en la recta final de 2021 ha ido cobrando fuerza a lo largo de este ejercicio, al compás de la entrada en la nueva normalidad, en la que las grandes tecnológicas han anunciado planes de reestructuración que van desde despidos hasta la congelación de las nuevas contrataciones y que podrían ser una señal de alerta ante la crisis económica que se avecina, que tiene, entre otros protagonistas, el auge y caída de las plataformas digitales.
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