En apenas cinco meses de gestión

AstraZeneca, la selección... La ministra Darias, en el foco por los líos de Sanidad

La sucesora de Salvador Illa acumula frentes y críticas en poco tiempo por cuestiones dispares. Los aspirantes al MIR, las comunidades autónomas o los expertos en Salud Pública ya han rechazado su labor. 

Darias
AstraZeneca, la selección... La ministra Darias, en el foco por los líos de Sanidad
Europa Press

En un mundo con vacunas contra el coronavirus, se podía pensar que la nueva etapa abierta por Carolina Darias en el Ministerio de Sanidad iba a ser más plácida Con la lucha contra la pandemia encauzada y con las restricciones mostrándose cada vez más efectivas, la sucesora de Salvador Illa afrontaba un puesto por el que tenía en sus manos la gestión del fin de la crisis, lo que permitiría recuperar ese rol secundario de una cartera que apenas tiene competencias por estar transferidas a las comunidades autónomas. Pero ni las circunstancias más favorables han dado tranquilidad a Darias. La ministra canaria es una de las más señaladas actualmente en el Gobierno. Las controversias y los frentes son numerosos. Hay varios colectivos que tienen un mal concepto de ella. Un cuestionamiento que ha alcanzado su cénit en la vacunación de la selección española de fútbol

La Covid-19 es solo uno de sus problemas de la titular de Sanidad, que fue elegida por el puesto tras la marcha de Illa para ser el candidato del PSC en las elecciones catalanas de febrero. Su llegada al Ministerio estaba avalada por su experiencia previa en el departamento de Política Territorial, un rol que le permitió estar en primera línea de la gestión de la pandemia, ya que era la que acompañaba casi siempre a su predecesor en las reuniones con las comunidades autónomas. Ese fue uno de los motivos de su cambio de cartera, a lo que sumaba la confianza de Pedro Sánchez para ocuparse de cuestiones como ese plan de vacunación. Esta era la estrategia más ambiciosa e importante que se afrontaba en décadas. Y aun con el éxito de la misma demostrada con el paso de las semanas, las decisiones de Sanidad en ciertos momentos han generado polémica. 

Fuentes consultadas por La Información que conocen el día a día del Ministerio estiman que Darias no es de las responsables más permeables. "Parece que tiene tendencia a no escuchar a los técnicos", señala una de estas fuentes, que lamenta que "puede acabar tirando por alto todo lo que hizo bien Illa". Otra fuente consultada destaca que lo que le tocó vivir al exministro catalán fue mucho más grave que lo que le ha tocado a ella. Y aun así, la que acumula más tensiones con distintos colectivos es la política canaria. Lo ocurrido con la selección española es lo que ha terminado de desesperar a ciertos sectores. "Está todo mal. No se ha hecho bien, y puede traer desprestigio", dice otra fuente, vinculada al Comité de Salud Pública. 

Los cambios de criterio sobre los grupos a los que suministrar unas dosis u otras fueron inquietudes leves en comparación con los vaivenes de la segunda dosis de AstraZeneca. Hubo problemas por el suministro, dado que la empresa incumplió los plazos y cantidades acordadas en varias ocasiones. El embrollo se produjo tras los casos de trombos registrados tras su inoculación. A pesar de que la Agencia Europea del Medicamento avaló su uso y reiteró que los beneficios eran superiores a los riesgos, Sanidad impulsó que no se suministrara a menos de 60 años. El problema es que esta decisión llegó cuando había más de dos millones de personas que desempeñan profesiones esenciales (docentes o policías mayoritariamente) que ya habían recibido la primera dosis. Por lo que se les dejó en un limbo durante semanas. La consecuencia fue que cundiera el nerviosismo entre los afectados, que pasaron semanas en la incertidumbre. 

La solución se demoró más de un mes, y se produjo tras un estudio del Instituto de Salud Carlos III. La recomendación avalada por Sanidad desde entonces fue la de inyectar una segunda dosis de Pfizer a los menores de 60 con la primera de AstraZeneca. Dicha doctrina no solo fue puesta en cuestión por las CCAA, que forzaron que se ofrecieran las dos marcas. Numerosos científicos cargaron contra el Ministerio por tomar un camino sobre el que no había evidencia. Para empezar, porque la literatura científica recogía que con la segunda dosis de AZ había menos riesgos que con la primera. La investigación del Carlos III no era suficiente. En la misma solo participaron algo más de 600 personas. Y tenía cierto sesgo, dado que no comparó la eficacia de una y otra: solo se utilizó Pfizer. A lo que se sumó que se ponía parte de la responsabilidad en el ciudadano por esa opción de elegir entre ambas.

Unos MIR sin elección

Casi a la vez que se levantó la polvareda con AstraZeneca, Darias estaba ante otro conflicto: el de la elección de plazas de los MIR. El lío se produjo cuando el Ministerio renunció a esa 'elección' libre por parte de los aspirantes de Formación Sanitaria Especializada y pasó a un sistema de adjudicación. Esto suponía que los futuros médicos no podían optar por un destino u otro en función de los que quedaban disponibles. Con este nuevo sistema, era el propio departamento sanitario el que se los adjudicaba cuando llegaba su turno, que se decidía por su nota en el examen y por su expediente académico. Algo que rompía la dinámica establecida hasta el momento, la cual fue defendida por Darias en todo momento alegando criterios técnicos. Otra razón era la pandemia, ya que normalmente la elección era presencial y con esta fórmula pasaría a ser puramente telemática.

La consecuencia fue que la mayoría de sindicatos médicos exigieron al Gobierno que rectificara para volver al sistema anterior. Los MIR fueron más allá, y organizados a través de FSE Unida reclamaron la dimisión de Darias. Y tal y como ocurrió previamente, Sanidad ha ido cambiando de idea con el paso de las semanas. Aunque el sistema mantiene la adjudicación, se ha ido modulando. Primero, se ha dado más tiempo a los aspirantes, que podrán elegir hasta el día que les toque y no hasta el 16 de junio. Además, podrán decidir sobre sus opciones en turnos de 400 personas a través de la aplicación diseñada para ese fin. Pero las reivindicaciones no han terminado. Para empezar, los afectados se quejan de que la APP no funciona como debería. También se ha retrasado el conocimiento de donde y cuándo comenzarán la residencia. Y tampoco saben cuándo les vacunaran contra la Covid. Algo a lo que tienen derecho por ser personal sanitario.

Un rechazo judicial... y la selección

Los dos últimos 'fuegos' que han abrasado la gestión de Carolina Darias son más recientes. Aunque quizá sean de los más relevantes. El primero tiene que ver con las medidas a aplicar para sectores como la hostelería y el ocio nocturno. A pesar de que la situación está mejorando gracias al impacto de las vacunas, Sanidad planteó unas restricciones mucho más duras que cuando no existían los antídotos. Las comunidades que no comparten el color del Gobierno, como Madrid, se opusieron y fueron a los tribunales. La Audiencia Nacional dio la razón a Isabel Díaz Ayuso. La marcha atrás de la cartera sanitaria fue tal que esas obligaciones que supuestamente imponía el Consejo Interterritorial pasaron a ser meras recomendaciones. La ministra señaló que era lo que pedía la sociedad para justificar el 'volantazo'.

La selección española es el último gran escándalo. La sucesión de sus acontecimientos fue mucho más vertiginosa. Y ha puesto de manifiesto que, si el Gobierno quiere, puede romper los consensos técnicos y científicos. Algo que no había ocurrido. Hasta que el fútbol apareció y se convirtió en cuestión de Estado. En menos de una semana, Darias aceptó la petición de su compañero de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, para inmunizar a los jugadores que disputan la Eurocopa. Una decisión que arrasó con la Estrategia de Vacunación. Lo que no sabía Darias es que su decisión de ofrecer Pfizer a los futbolistas iba a acabar en revuelta, con la Federación de Fútbol rechazándola por ser de dos dosis. Finalmente, Moncloa tuvo que tomar el mando y forzó que se ofreciera una solución intermedia. Lo cual ha mostrado una costura más en la gestión de la ministra de Sanidad. 

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