Reproches e insultos sin alianzas claras

'Todos contra Illa': la bronca marca el último debate de las catalanas del 14-F

Los candidatos a la presidencia de la Generalitat se enfrentaron de manera constante sin que hubiera tregua entre ninguno de ellos. Aragonès rechazó al PSC e instó a Borràs a "no equivocarse de enemigo".

Imagen del debate de laSexta del 14-F
'Todos contra Illa': la bronca marca el último debate de las catalanas del 14-F
La Sexta

"Es un debate apasionado. No sé si muy apasionante, pero apasionado sí". Esta frase de la candidata de Junts per Catalunya a la presidencia de la Generalitat, Laura Borràs, puede servir para definir lo que ha ocurrido en el último intercambio entre los aspirantes a liderar el Govern catalán antes de las elecciones catalanas del 14 de febrero. Un debate que ha estado marcado por el rechazo unánime de los otros ocho participantes contra el líder de la lista del PSC, Salvador Illa, que ha sido el que más críticas y alusiones ha recibido. Un 'todos contra Illa' que ha comenzado por las acusaciones de que ponía "en peligro" a sus interlocutores por negarse a hacerse un test de antígenos antes de acceder al plató de laSexta. Y que ha sido el germen de una noche repleta de críticas cruzadas en la que los insultos también han aparecido ocasionalmente. Sobre todo, entre Vox y la CUP.

La polémica por el test del exministro de Sanidad la ha abierto precisamente Borràs, que le ha instado a que se pusiera la mascarilla por no haberse realizado la prueba que el resto sí. Posteriormente, le ha invitado a abandonar el plató si no aceptaba su petición. Una reclamación a la que se ha sumado Carlos Carrizosa, de Ciudadanos, que ha insistido con que Illa debía ponerse la protección bucal y nasal. A lo que este último ha respondido asegurando que los protocolos solo recomiendan hacer una PCR o una prueba de antígenos "cuando se tienen síntomas o se es contacto estrecho". Y dado que no cumplía ninguna de las dos, según ha asegurado, ha justificado que no se le haya realizado "porque aquí no hay privilegios". Un momento en el que, mucho más alterado, ha definido como calumnias las acusaciones de haberse vacunado porque "todo vale contra Illa". 

Esta tensión inicial es la que ha dado pie al resto de hostilidades entre los aspirantes, que se han enzarzado por cuestiones como la gestión del coronavirus, las ayudas a sectores como la hostelería o los pactos de gobernabilidad. En este último asunto ha destacado la acusación del candidato del PSC contra los independentistas de hacer su propia "foto de Colón", en referencia al acto conjunto de hace dos años entre PP, Vox y Ciudadanos, tras el acuerdo que han firmado comprometiéndose a no pactar o investirle como president. Un 'cordón sanitario' que Illa ha lamentado, pero que ha servido a Alejandro Fernández, del PP, para poner en dudas esas quejas cuando "aún mantiene pactos con ERC". Ante lo que el candidato de los republicanos, Pere Aragonès, ha respondido diciéndole que "la foto de Colón es la suya en la manifestación de Societat Civil Catalana". 

Illa, protagonista en medio de numerosos choques

Aragonès es uno de los que más ha buscado la confrontación directa con Illa, insistiendo en que no pactará con él. Incluso se ha diferenciado augurando que un Ejecutivo del socialista sería "un gobierno del artículo 155". Lo cual ha querido refrendar con una invitación a Borràs a que "no se equivoque de enemigo", asegurando que el adversario de ambos es el del PSC. Un guante que la cabeza de lista de JxCat no ha recogido en ese momento. Lo que no ha impedido que durante todo el debate haya criticado al exministro y al Gobierno central por extensión, salpicando así a la aspirante de En Comú Podem, Jessica Albiach. Entre las acusaciones que les ha lanzado está la de "subvencionar a toreros o monarcas". También ha sido contundente al señalar que "no permitiremos que la Moncloa quiera instalarse en la Generalitat", en referencia al pacto al que aspira Illa con la marca catalana de Podemos. 

Con la excepción de su contundencia de los primeros minutos, las constantes referencias a su persona no han alterado a Illa. De hecho, ha asegurado en una de sus intervenciones que "las formas importan en política". Reflexión que ha lanzado tras distintos momentos de acrimonia entre otros participantes. El más elevado de tono lo han protagonizado Ignacio Garriga, de Vox, y Laia Estrada, de la CUP. Esta última ha llamado "fascista" al primero, a lo que este ha respondido acusándola de "delincuente". Intercambio que se ha producido después de que Garriga haya negado ser negacionista del coronavirus. Y minutos después de que Aragonès se burlase de que no conociera el presupuesto de la Generalitat, recordando que erró al responder sobre la cantidad exacta durante una entrevista en TV3 días antes.

Garriga y Chacón, con menos peso

Los que menos protagonismo han tenido han sido el propio Garriga y la cabeza de lista del PDeCAT, Àngels Chacón. El candidato de Vox ha insistido en su agenda propia en casi todas sus intervenciones, reiterando que Cataluña tiene un problema de "islamización" y de una "elevada delincuencia". Denuncias para las que ha tirado de datos que llevaba apuntados, entre los que destacaban los robos y las agresiones. Chacón ha seguido una estrategia similar, pero con contenidos radicalmente distintos. En los pocos instantes que ha tenido la palabra, ha buscado el choque con Laura Borràs después de la ruptura entre los partidos que ahora ambas lideran. Para ello, ha recordado en todo momento que fue consellera del Govern hasta que fue destituida por Quim Torra. Además de poner sobre la mesa políticas y medidas que puso sobre la mesa cuando tenía capacidad ejecutiva. 

El coronavirus ha ocupado una parte destacada del debate. Tanto por su vertiente sanitaria y de restricciones, como por las consecuencias económicas. Aquí se han formado tándems improvisados entre Illa y Albiach o entre Aragonès y Borràs, con los primeros reprochando al Govern su gestión de la pandemia y los segundos haciendo lo mismo, pero con críticas a Moncloa y al Ministerio de Sanidad que dirigía Illa hasta hace menos de un mes. El del PSC ha defendido que la coalición de PSOE y Unidas Podemos ha ayudado a los ciudadanos frente a lo que hizo el PP en la anterior crisis, que "dio 40.000 millones a la banca". Aragonès es el que ha reivindicado la labor de la Generalitat, asegurando que las ayudas a la hostelería han sido las más altas de todo el Estado. A lo cual ha sumado un reproche a la Comunidad de Madrid, al instar a Carrizosa a que comparara las cifras de muertos de las dos regiones. 

En los minutos finales destinados a que los candidatos convenzan al electorado para que les voten no se han producido grandes sorpresas. Todos ellos han defendido sus planteamientos y han reiterado sus estrategias, como la independencia (caso de Borràs, Aragonès y Estrada), el rechazo al secesionismo (como Illa, Garriga, Fernández y Carrizosa) o quienes han apostado por "propuestas y gobiernos transversales", donde se han situado Albiach y Chacón. Lo único que ha quedado claro tras más de dos horas de enfrentamiento dialéctico es que no hay alianzas claras con posibilidades de formar un gobierno estable. Incluso los más afines se han lanzado pullas. La amenaza de repetición electoral por unos resultados que dejen un Parlament ingobernable está latente. Y el debate no ha ayudado a disipar ese temor. 

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