A diez días del final del año pandémico la última hora llegada desde Londres ha obligado a 'pulsar el botón rojo'. España ha seguido la estela de otros países europeos y ha anunciado el cierre de fronteras con Reino Unido para evitar que los aeropuertos se conviertan en un 'coladero' para esa nueva cepa del virus, más contagiosa, pero que, según los últimos análisis, es menos letal que la que ya circulaba por el continente. La Secretaría de Estado ha confirmado la acción que ya exigían desde la oposición y ha detallado que, además de la suspensión de vuelos desde este martes, reforzarán los controles en Gibraltar donde, según el Gobierno británico, podría haber ya algún caso de la nueva cepa.
"El Gobierno de España decide, de manera concertada con Portugal, la suspensión de vuelos de entrada procedentes del Reino Unido desde mañana, salvo para ciudadanos españoles o residentes", reza el comunicado del Ejecutivo. El equipo de Sánchez compartió su intención de aguardar a una respuesta única para todo el territorio comunitario, finalmente, ha tomado la decisión bilateralmente con el Gobierno luso.
La presión sobre el Ejecutivo se ha disparado en las últimas 24 horas. Desde que Reino Unido informó del hallazgo, muchos países europeos anunciaron medidas similares a la que hoy ha tomado el Gobierno español, lo que ha llevado a la oposición a exigir un movimiento que Sánchez no ha ejecutado hasta este mediodía. Ese veto a "las entradas en territorio español de ciudadanos procedentes del Reino Unido" no tendrá efectos inmediatos.
La circular que han sellado desde Moncloa habla de una cancelación del tráfico aéreo "desde mañana", lo que implica que, a lo largo de este lunes, los vuelos procedentes del país británico seguirán aterrizando en las bases españolas. Esta mañana, AENA informó de que tenía programado el aterrizaje de 201 aviones que enlazan el Reino Unido con los aeropuertos españoles, tanto de ida como de vuelta, la operativa "habitual", según el gestor aeroportuario.
Una decisión bilateral
El Gobierno de coalición trasladó desde el primer momento -el domingo saltó la noticia-de que España se había dirigido a la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, y al presidente del Consejo, Charles Michel, para obetener una respuesta comunitaria "rápida" y coordinada ante el nuevo escenarion. "El objetivo es proteger los derechos de los ciudadanos comunitarios desde la coordinacion, evitando la unilateralidad", trasladó el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Pero Bruselas aún no se ha pronunciado.
Además de España, Francia y Alemania también exigieron ayer una respuesta conjunta a las autoridades comunitaria, después de que varios países ya hubiesen dado cuenta del levantamiento de un cordón sanitario con Inglaterra. Entre los primeros en accionar el bloqueo, Países Bajos, Bélgica, Italia y Austria que ayer mismo prohibieron los vuelos con origen británico. Irlanda lo hizo la pasada medianoche y Grecia avisó de que, desde este lunes, exigiría una cuarentena de siete días a todos los viajeros del país inglés.
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, descolgó el 'teléfon rojo' del país vecino. Este mediodía, el líder del PSOE ha mantenido una conversación sobre los siguientes pasos comunes con el primer ministro luso, Antonio Costa. En paralelo, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha dialogado con su homóloga portuguesa, la ministra Marta Temido. Será la titular de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, la encargada de trasladar esta última hora tanto al gobierno británico, como a la Comisión Europea.
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