Clamor del Ibex y el PSOE contra Cs: "Que Botín coja el teléfono y llame a Rivera"

Rivera anca portada grande
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EFE
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"¡Qué coja el teléfono Ana Botín y llame a Rivera!" El Ibex 35 se revuelve contra Cs. / EFE

La relación entre Albert Rivera y el Ibex 35 ha saltado por los aires. La cúpula de Ciudadanos y la élite empresarial están cruzándose comentarios de lo más crítico por el 'no es no' que ha fijado la ejecutiva naranja a la investidura de Pedro Sánchez. La guerra abierta supone un hito histórico en un partido político que nació hace solo trece años y que desde el principio se ganó las simpatías de los 'popes' financieros del país. Pero ahora la formación de Gobierno se encuentra bloqueada y eso está provocando nerviosismo en el sector empresarial.

Cs ha mantenido, desde su nacimiento, una relación de tú a tú con la gran empresa española. El propio Rivera dejó el servicio jurídico de una de las principales compañías del selectivo, La Caixa, para dedicarse cien por cien a la política. En el Ibex, además, siempre se vio con buenos ojos la andadura de un partido que surgió para plantar cara al independentismo en Cataluña y como alternativa al bipartidismo, como se encargó de remarcar Toni Roldán en su adiós. A nivel nacional la formación naranja sirvió también para facilitar tanto un posible Gobierno de Sánchez -aunque no cristalizó en 2016-, como para, más tarde, pactar con Mariano Rajoy ante la amenaza de unas terceras elecciones.

Ahora, sin embargo, el 'pacto de caballeros Cs-empresarios' ha saltado por los aires al fijar la ejecutiva naranja un 'no es no' tan rotundo hacia Sánchez. En la gran empresa no terminan de entender esa cerrazón naranja. Es más, no comparten que Rivera ni siquiera aceptara la invitación del presidente en funciones de reunirse en La Moncloa. Los dos líderes se han visto dos veces desde el 28-A y en ambas el presidente naranja ha insistido en que "los electores han querido que Cs haga una oposición seria, firma y constructiva". Idéntico mensaje le transmitió al Rey Felipe VI.

En el PSOE existe idéntica impresión que en el Ibex. La cúpula socialista no se explica la inquina de Rivera hacia Sánchez, aunque ya empiezan a bajar los brazos conscientes de que el giro naranja se antoja altamente improbable. Por eso el candidato ha dado un paso al frente y el próximo martes tiene previsto fijar la fecha de la investidura. Ferraz y Moncloa ya miran, incluso, a unas segundas elecciones y han marcado en rojo los días 10 y 17 de noviembre.

En el equipo de Sánchez también hay voces críticas con los empresarios. Se remontan a 2016 cuando, tras las segundas elecciones, fue el PSOE el que se encontraba en la misma tesitura que ahora tiene Ciudadanos. ¿Abstenerse o votar no? Tuvo que producirse un rocambolesco Comité Federal para que los socialistas giraran a última hora. Ahora no entienden por qué los grandes del Ibex no ejercen una presión mayor sobre la formación naranja. "¡Qué coja el teléfono Ana Botín y llame a Rivera!", proclamaba esta misma semana un alto cargo de Ferraz, muy cercano a Sánchez.

Desde el Ibex, de momento, se mantiene silencio en público. En privado sí que han existido intentos de acercamiento a Rivera y a las altas esferas de Cs. Pero se han encontrado con la puerta cerrada. La Ejecutiva naranja no quiere atender a presiones de ningún tipo. Se remiten a las palabras de su líder el pasado viernes en un acto previo al Consejo General naranja, cuando Rivera pidió a banqueros, empresarios y sindicatos que se presenten a las elecciones con "su propio partido" si lo que buscan es que "el sanchismo campe a sus anchas". 

Esta actitud cerril de las alturas del partido ya está provocando algunos comentarios críticos en el seno del Ibex. Esta misma semana desde una de las grandes empresas hacían oír sus quejas y arremetían contra el proyecto "personal y personalista" en el que se ha convertido Cs. También denunciaban que Rivera está "cerrado en banda" y que no escucha a ningún emisario. Nada que hacer, concluían.

¿Hay posibilidades de un giro en Cs a última hora?

Cs está dispuesto a ir a unas segundas elecciones. No les importa, a pesar de que algunos sondeos les dan como uno de los principales perjudicados de una repetición de los comicios. Oficialmente defienden que no van a incumplir el compromiso que fijaron durante la campaña: no hacer presidente a Pedro Sánchez. Descartan, por tanto, repetir el giro que hicieron en 2015-2016, cuando Rivera dijo primero que Cs no haría presidente a Rajoy ("no queremos que Rajoy siga gobernando,no puedo ser más claro", llegó a decir) y después los 32 diputados naranjas votaron a favor de su investidura:

Fuentes del sector 'riverista' de Cs insisten en que su 'no es no' a Sánchez es firme y definitivo. No atenderán, por tanto, a movimientos de ningún tipo, ni a comentarios de los críticos, ni a mensajes del PSOE. Su voto negativo en la investidura de julio es inamovible, tal y como aprobó la amplia mayoría de su ejecutiva el pasado lunes. También en una nueva investidura en septiembre, si hubiera una segunda 'vuelta'.

De momento, en la ejecutiva nacional de Cs solo se han manifestado ocho críticos... y dos de ellos ya no están porque han dimitido (Roldán y Nart). Rivera, por tanto, cuenta con la práctica totalidad de la cúpula a favor de sus posiciones. Solo quedan seis 'opositores': Luis Garicano, Fernando Maura, Francisco Igea, que votaron sí a favor de negociar con el PSOE; e Ignacio Prendes, Marta Martín y Orlena de Miguel, que se abstuvieron. Nada que ver, en definitiva, con la división en dos bloques que vivían los socialistas en 2016 y que acabó con la primera era de Sánchez en Ferraz.

Bloqueo político

Sánchez irá a la investidura para perderla

Moncloa diseña una investidura exprés de Sánchez que, con muchas posibilidades a día de hoy, perderá. El 'no es no' de PP, Cs y UP llevará al ganador de las elecciones a subirse a la tribuna del Congreso con únicamente el apoyo de los 123 diputados del PSOE. Sin embargo, no es la primera vez que Sánchez pierde una votación de investidura. Ya lo hizo en 2016, en marzo, cuando se presentó, precisamente, con un pacto de Gobierno entre PSOE y Ciudadanos. Entonces contaba con siete diputados más, 130 síes, pero fracasó por la negativa de Podemos de incorporarse al acuerdo. El candidato socialista también fracasó en la segunda votación.

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