Plan de desescalada

Formentera, La Gomera, El Hierro y La Graciosa, las primeras en desconfinarse

Desescalada Gobierno
Desescalada Gobierno
EFE

El desconfinamiento provincial empieza por los archipiélagos. La isla balear de Formentera y las canarias de La Gomera, La Graciosa y El Hierro serán las que estén más avanzadas con respecto al resto del país, al situarse directamente en la Fase 1 del protocolo de desescalada anunciado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. De esta manera, se cumple con la petición realizada por los gobiernos autonómicos de estos territorios, que esgrimieron su buena situación con respecto a la pandemia de coronavirus para que se les permitiera ser las primeras en empezar el proceso hacia la "nueva normalidad" a la que se encamina el país. 

Estas cuatro islas, que apenas registran contagios entre sus residentes en las últimas semanas, se convierten así en el paradigma de la estrategia diseñada por Moncloa para ir reactivando la actividad poco a poco. Un plan que comenzará oficialmente el 4 de mayo con la Fase 0. Pero que comenzará a inaugurarse el 2 de mayo con el permiso para salir a hacer deporte o a pasear que afectará a todos los ciudadanos, ya sean de la península o de los archipiélagos. La diferencia con respecto a otros países es que el Gobierno español ha descartado poner fecha a las etapas que se irán desarrollando desde la Fase 0 a la Fase 3. La única intención aclarada por Moncloa es que aspiran a que la desescalada no pase de las ocho semanas en todas las regiones. Además, hasta la Fase 2 no estarán permitidas las visitas a familiares en un hogar distinto al del ciudadano.

Pasar directamente a la Fase 1 permitirá a estas cuatro islas realizar actividades para las que el resto de provincias tendrán que esperar hasta el 11 de mayo. Por ejemplo, los pequeños comercios podrán abrir bajo varias medidas de seguridad, excluyendo aquellos en los que se puedan producir más aglomeraciones. Otro beneficio es que se reactivarán los sectores agroalimentario y pesquero. También se permitirá la apertura de los hoteles y los negocios de hostelería, pero en este último caso solo se abrirán las terrazas, que podrán recibir al 30% de su aforo habitual. Lo mismo ocurrirá con los lugares de culto, que solo podrán recibir a 3 de cada 10 fieles. Además, se establecerá un horario preferente para los mayores de 65 años.

Un desconfinamiento que se producirá en medio de un Estado de Alarma que volverá a ser prorrogado una vez finalice el permiso actual, que expira el 9 de mayo. Esto que supone que, como ha aclarado el presidente Sánchez, estas actividades por el momento solo se puedan desarrollar en la provincia en la que se reside. Y para las que se recomienda el uso de la mascarilla en el transporte público, sin que sea obligatoria por el momento, como ha apuntado el jefe del Ejecutivo durante su comparecencia para anunciar el proceso que finaliza con la cuarentena obligatoria. Que será supervisado por el nuevo Comité técnico para la desescalada.

Este plan supone que los desplazamientos entre provincias estarán prohibidos hasta que se alcance la "nueva normalidad", que se alcanzará si no se producen retrocesos a finales del mes de junio. Para que esto se alcance, todas las provincias tendrán que ir cumpliendo un "panel integral de marcadores". Algo que consiste en medir las capacidades estratégicas de los sistemas sanitarios en atención primaria y hospitales y cómo evolucione la epidemia durante dos semanas, al ser el tiempo de incubación del virus.

Con este diseño, el Gobierno ha evitado por el momento que haya unas comunidades que de manera general estén varios pasos por delante de las otras. Lo que supone rechazar una vez más los planes presentados por las propias autonomías, con varias de ellas presentándose voluntarias para ser las que iniciaran la desescalada por su bajo nivel de contagios. Moncloa también ha descartado ceder algunas competencias a los gobiernos autonómicos para que puedan gestionar el avance de una fase a otra por sí solas. Una decisión tomada a pesar de las reclamaciones de estos ejecutivos, que esgrimían que conocían mejor su territorio que un mando centralizado para llevar a cabo el desconfinamiento.

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