Datos de Instituciones Penitenciarias

Las cárceles registraron 14 motines en las semanas más duras de la pandemia

Los funcionarios señalan que aunque ese número de incidentes "no es normal" se han logrado evitar situaciones como las de Italia

Prisión de Soto del Real (Madrid)
Las cárceles registraron 14 motines en las semanas más duras de la pandemia
EUROPA PRESS

El confinamiento severo que decretó el Gobierno para las prisiones españolas por el coronavirus logró evitar que se disparasen los contagios en un entorno especialmente complicado. Pero eso no impidió que hubiera incidentes en los módulos de las mismas. Las cárceles registraron hasta 14 motines desde el 14 de marzo hasta el 1 de mayo, coincidiendo con el comienzo y las semanas más duras del estado de alarma por el aislamiento de los centros que determinó Instituciones Penitenciarias. Unas cifras que son totalmente "excepcionales", según las fuentes consultadas por La Información. Pero que no requirieron de intervención externa por tratarse de incidentes que no fueron de especial gravedad. Lo que contrasta con lo ocurrido con otros países afectados por el virus como Italia, donde varios presos murieron en altercados registrados en las instalaciones carcelarias. 

Estas cifras las ha desvelado el propio Ejecutivo central en una respuesta parlamentaria al diputado de EH Bildu Jon Iñarritu, que se interesó por la situación de las cárceles y las posibles tensiones en las mismas. Según estos datos, la mayoría de los sucesos tuvieron lugar la primera semana de confinamiento en distintos puntos del país, como Alicante, Sevilla, Teruel, Valencia, Zuera (Zaragoza), Aranjuez (Madrid) o Puerto III (Puerto de Santa María). El resto se repartieron casi por igual entre la segunda semana de cuarentena obligatoria para la población y el mes de abril, a lo que se sumó otro caso el pasado 1 de mayo en Badajoz. Lo llamativo es que el fin de semana del 17 de abril hubo varias alteraciones en centros, como los de Burgos, Valencia o Mallorca.

Los motivos por los que produjeron también son indicados por Instituciones Penitenciarias. Los habituales de interés por alterar el orden o los intentos de evasión se dieron en la primera semana del estado de alarma en Zuera o Puerto III. El resto van desde las protestas por el fallecimiento de un interno en Burgos hasta las quejas por no poder acceder a equipos de protección frente al virus. En otros lugares como Alicante hubo lío porque los presos reclamaron su libertad porque "no quieren morir". Además, hubo reproches a la dirección de las cárceles por falta de información o de comunicación con el exterior. Las consecuencias fueron de alteración general del orden en la mayoría de casos, junto a los pequeños y leves daños materiales. Solo en el suceso de Ocaña del 9 de abril admite el Ejecutivo que hubo una situación evidente de refriega por la pandemia y que los destrozos fueron más fuertes.

Desde el departamento que gestiona los centros penitenciarios explican que "siempre se producen plantes o protestas colectivas", y restan importancia a los hechos registrados durante las primeras semanas de coronavirus. Algo que no comparten los funcionarios, que reiteran que no han tenido los medios suficientes para afrontar todo el trabajo. Unos sucesos que en muchas ocasiones pueden responder a los encierros totales de algunos presos cuando se detectaban contagios en sus módulos. Algunos ilustres, como el excomisario José Manuel Villarejo, llegaron a estar 24 días en su celda por sus patologías previas después de que hubiera positivos por el virus en su entorno.

Seis fallecidos entre funcionarios y presos

A pesar de todo lo sucedido, los funcionarios de prisiones pudieron disipar por sí mismos todas las problemáticas surgidas en las casi siete semanas referidas previamente. "Se ha controlado bien gracias a la labor excepcional de los funcionarios, evitándose así una 'italianización'", señalan fuentes de los trabajadores de las cárceles. Un sector que incide en que en el país transalpino hubo más de diez presos muertos y hasta fugas cuando el gobierno italiano aisló las cárceles e impidió las visitas una vez se impusieron las restricciones de movilidad totales a la población. Un logro de los casi 23.000 empleados públicos de este ámbito, que aun así requeriría de "al menos 2.200 compañeros más para que no faltara personal", señalan las mismas fuentes.

Tanto Instituciones Penitenciarias como sus trabajadores coinciden en que el sistema planteado ha funcionado. Según el órgano que depende del Ministerio del Interior, hasta la fecha se han contagiado de Covid-19 276 funcionarios y 81 presos, con cuatro y dos muertos de cada grupo respectivamente. Lo que supone que solo el 1,2% del total de los primeros y el 0,16% de los segundos hayan visto afectada su salud durante la crisis sanitaria. "Hay que poner en marcha para el futuro esas lecciones aprendidas, como que haya suficientes medios de protección o que se produzca el aislamiento urgente", explican funcionarios consultados, que denuncian aun así que algunas medidas "llegaron tarde" y fueron ellos los que tuvieron que "hacer el esfuerzo para poder con todo".

El temor de que se desataran brotes difíciles de controlar entre la población reclusa estuvo detrás de la decisión de no permitir las salidas y acompañarlo de prohibir las visitas desde el exterior. Esto provocó que se temiera por unos altercados de mayor magnitud debido a que, por ejemplo, esto impidiera que entrara droga en las cárceles a través de los visitantes o de aquellos internos que podían salir y abastecerse. Este medio ha preguntado a Instituciones Penitenciarias por el número total de motines desde el 14 de marzo hasta el 31 de mayo. El organismo no ha comunicado dichos datos a cierre de este artículo, ni tampoco el total de alteraciones del orden del pasado 2019. Aunque sí ha facilitado el dato de que en 2018 se produjeron un total de 220 altercados en las cárceles españolas. 

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