Un escenario inédito

Las CCAA continúan con sus planes para volver al colegio a pesar de los rebrotes

Las dudas sobre la conveniencia de volver a llenar los centros educativos crecen con el aumento de los contagios, pero las comunidades insisten en no alterar sus previsiones.

Menores y el coronavirus
Las CCAA continúan con sus planes para volver al colegio a pesar de los rebrotes
EFE

Será el primer gran desafío del país dentro de la nueva normalidad del coronavirus. El regreso a las aulas de los menores tras el fin de las clases presenciales del pasado marzo será uno de los retos más importantes que afrontarán los gobiernos central y autonómico y las autoridades sanitarias. Se trata de una cuestión para la que no se han previsto regresos paulatinos o pruebas piloto. Todos los alumnos volverán a la vez en las fechas dispuestas por las comunidades autónomas. Y habrá que ver qué pasa desde ahí. Pero los avisos que están dando los distintos rebrotes en pleno verano no han alterado estos planes. Las autonomías tienen previsto que el curso comience como ya han planeado a pesar de la oleada de nuevos contagios de estos días, según las consultas realizadas a las mismas por La Información. Lo que alimenta el nerviosismo de qué puede pasar cuando todos los niños y niñas se vuelvan a encontrar con sus compañeros y docentes.

El principal argumento de las CCAA para no repensar los protocolos e instrucciones para septiembre es que hay que esperar a ver la evolución de la pandemia, además de que estarán a expensas de lo que decidan los distintos departamentos sanitarios. Esto supone que en momentos como el actual, con el Ministerio de Sanidad reportando hasta 4.600 contagiados en tan solo cuatro días en todo el país, los niños y adolescentes volverían al cole en las condiciones previstas. Lo que supondría que en las aulas de secundaria pueda llegar a haber entre 30 y 35 alumnos que durante la clase tendrían que estar a 1,5 metros de distancia o con mascarilla, mientras que los más pequeños estarían en grupos de convivencia de máximo 20. Medidas que se creen efectivas para evitar los contagios. Pero que no tienen parangón por tratarse de una situación futura inédita.

Aunque las comunidades difieren en las medidas finales para cursos como los de Secundaria y Bachillerato, todas tienen claro que se decantarán por los grupos de convivencia en los cursos de los más pequeños. Esto implica que hasta 20 niños podrán convivir con los maestros que tengan asignados sin que tengan que respetar la distancia, ya que muchos gobiernos regionales consideran imposible y contraproducente impedir a los más pequeños jugar y socializar entre sí. Pero con una medida como esta, de prevención, no está garantizado que se traduzca en una imposibilidad de transmisión. Que no se relacionen con menores de otras clases no quiere decir que entre ellos puedan producirse contagios, además de que puedan pasar el virus a sus tutores, y viceversa. Cuestiones de las que las CCAA son conscientes, según las fuentes consultadas. Pero ante las que se muestran optimistas, ya que no atisban grandes riesgos en esos grupos.

Esos grupos de hasta 20 niños en convivencia total en el aula no tienen por qué trasladarse a fuera de las aulas. La relación de los alumnos con sus familiares y amigos será la que pueda marcar el éxito de este control preventivo que se realiza en el colegio. Algo similar ocurre con Secundaria y Bachillerato, para los que los criterios varían en función de un gobierno u otro. No hay previsto una reducción de ratios a nivel general, pero sí habrá obligaciones distintas. Por ejemplo, Madrid y Andalucía obligarán a la mascarilla siempre que no haya 1,5 metros de distancia entre los pupitres y los alumnos. Pero la Comunidad Valenciana obligará a que exista esa separación entre cada joven en las aulas en todos los casos. Lo que podrá evitar que pasen todas las clases con la protección nasal y bucal en todo momento para protegerse unos a otros.

30 niños por clase... y 15 máximo en una terraza

De esta manera, el país entero tendrá que estar atento a un panorama inexplorado en el que coincidirían varias problemáticas a la vez. Si la vuelta al cole se produjera en condiciones a las actuales, coincidirían el regreso masivo de decenas de miles de niños a sus clases con excepciones a las mascarillas con la obligatoriedad de la mismas hasta en la calle en todo el territorio nacional. A la vez, habría hasta 30 o 35 menores en clases de ESO o Bachillerato separados por 1,5 metros o con mascarilla en aulas muy pequeñas y con distintos sistemas de ventilación. Es decir, se tendrían que agrupar en un entorno cerrado mientras se produce el contraste de que en regiones como Murcia ya se ha prohibido que se puedan unir más de 15 personas en la terraza de un bar. Los cuales siempre tendrían que guardar la distancia mínima. 

Asuntos como los cruces en pasillos, los baños o los encuentros casuales entre niños o adolescentes dentro del recinto son las otras 'patatas calientes' del curso 2020/2021, como ya denunciaron los directores. La falta de personal de limpieza en muchos casos, el poco espacio en los propios edificios por las zonas por las que pasan casi todos los miembros de la comunidad educativa o los fallos de protocolo pueden poner a prueba la robustez de las medidas planteadas por las Consejerías de Educación, como señalan las fuentes consultadas. Donde sí hay alternativas es en los recreos, donde los centros tendrán la autonomía para decidir si hacen dos turnos, si habilitan zonas específicas para cada grupo de convivencia o si se opta por otras vías. Aunque ahí también será clave ver si los profesores serán capaces de controlar a los menores que puedan saltarse las medidas. 

Esta realidad de que coincidan más de 600 contagios al día con el inicio de la actividad educativa podría producirse en septiembre. También se daría la situación en Cataluña y Aragón, a pesar de las cifras preocupantes de positivos que presentan. Algo que podría evitarse si se controlan los rebrotes que hay en la actualidad o se constata una reducción de contagios general. Aunque lo que impediría esta posible 'bomba de relojería' es que el Gobierno central decidiera aplicar medidas más drásticas. O que alguna comunidad solicitara la aplicación del estado de alarma o de confinamientos con autorización judicial, lo que suspendería las clases presenciales. Aun así, tanto las CCAA como los distintos actores de la educación ya han asumido que lo que ocurra en colegios e institutos puede marcar cómo deben ser las medidas de prevención para el futuro. 

Mostrar comentarios