Sánchez hace de Cataluña una plaza clave de campaña pese al riesgo de escrache

  • El presidente pasará las próximas dos semanas centrado en actos del PSOE, con Cataluña como lugar estratégico para arrebatar votos a Cs y 'comuns'.
Sánchez, en el acto de presentación del lema de campaña del PSOE
Sánchez, en el acto de presentación del lema de campaña del PSOE
EFE

Los problemas que tuvo Pedro Sánchez durante su última visita a Barcelona no van a afectar a su campaña catalana. El presidente del Gobierno en funciones volverá a Cataluña hasta en dos ocasiones en las dos semanas que quedan hasta las elecciones generales del 10 de noviembre. La primera será el próximo miércoles en Barcelona, apenas una semana después de que pasase por la Ciudad Condal entre grandes medidas de seguridad ante las amenazas de boicot por parte de 'Tsunami Democratic'. La siguiente ocasión en la que se traslade hasta allí será aún más especial: el próximo 8 de noviembre, día en el que se cierra la campaña. 

Esta estrategia de regresar a Barcelona en plena campaña del PSOE responde a varios motivos. Uno de ellos es el intento de Sánchez de arrebatar la mayoría de escaños posibles a sus dos rivales más directos, Ciudadanos y En Comú Podem. En el primer caso, los socialistas quieren aprovechar todo lo posible la mala situación de los de Albert Rivera. Todas las encuestas sitúan al partido naranja por debajo de los 25 escaños, y Sánchez quiere hurgar aún más en la herida. En cuanto a los 'comuns', su postura de respaldo al 'procés' y a los líderes políticos condenados es algo que también quieren aprovechar en Ferraz para rascar más votos. A lo que hay que sumar las malas expectativas electorales de Podemos, que forma parte de la coalición que lidera Ada Colau.

Como ha señalado el propio Sánchez en el acto de presentación del lema para el 10-N, que será "Ahora, sí", lo que ha ocurrido en Cataluña es, en su opinión, "una crisis de convivencia". Es decir, no ha endurecido el lenguaje y ha evitado hablar de un problema político o mencionar la violencia vivida en las calles. Lo que sí ha hecho es cargar contra los independentistas, de los que ha dicho que "no les interesa que haya un gobierno socialista fuerte". Pero no ha centrado su discurso en la cuestión catalana, tal y como ocurría en las semanas previas a la decisión del Supremo.

Cataluña, un tema "descontrolado"

La situación tras la sentencia del Tribunal Supremo sobre el 1 de octubre no fue la más propicia para Sánchez. Los disturbios durante toda una semana que se produjeron tras las manifestaciones en rechazo a la decisión de los jueces provocaron un cierto desgaste en el presidente. Una situación que se vio aún más clara en la visita que realizó el pasado lunes, donde se convocaron manifestaciones en su contra e incluso el personal del hospital en el que se encontraba un policía herido le abucheó. A pesar del potente dispositivo de seguridad, con escoltas armados en el coche del jefe del Ejecutivo y un maletín antibalas, las fuentes socialistas consultadas por La Información señalan que esto no va a impedirles que su líder haga campaña en Barcelona. 

Y es que, como señalan fuentes del PSOE, controlar la campaña en el aspecto catalán es algo "muy difícil", ya que es un tema totalmente "descontrolado". Por eso, tanto Moncloa como Ferraz centraron todos sus esfuerzos la pasada semana en que el debate pasara de lo identitario, con Cataluña como tema estrella, a lo ideológico. En esto último fue clave la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos, que facilitó a Sánchez dar un giro total a la agenda política. Como publicó este diario, anunciar más fondos para desenterrar a víctimas del franquismo de fosas comunes y prometer más políticas de memoria histórica fueron los ejemplos más claros de ese nuevo plan. 

El acto del próximo miércoles se celebrará en la localidad barcelonesa de Viladecans, un municipio del Baix Llobregat que forma parte de los feudos históricos del PSC. De hecho, los socialistas catalanes han celebrado esta deferencia de Sánchez hacia ellos, especialmente por el cierre de campaña del 8 de noviembre. Sobre todo por el hecho de que un líder político haya renunciado a cerrar una semana dedicada a pedir el voto en Madrid, como ha pasado históricamente entre los grandes partidos. Lo que está por ver es si serán necesarios los recursos de seguridad que se emplearon en esa última visita del presidente a Barcelona.

Estos mítines forman parte del plan que mantendrá al líder del PSOE prácticamente alejado de Moncloa las próximas dos semanas. Como ya avanzó La Información, los malos augurios de las encuestas han motivado la decisión de exponer todo lo posible al candidato socialista para impulsar así su popularidad. El fin no es otro que multiplicar su presencia por toda España, con una agenda de la que forman parte varias ciudades. A eso hay que sumar varias entrevistas en televisión, como la concedida a laSexta tas la exhumación y la de este lunes en Telecinco después de presentar su lema de campaña. Pero el evento que más está preparando el equipo del candidato es el debate electoral del próximo 4 de noviembre, que es la cita a la que se da más importancia de toda la campaña.

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