El Consejo de Ministros decidirá sobre los indultos antes

El retraso de la catalanas desbarata el 'efecto Illa' y le deja tocado en Sanidad

Moncloa colocó al ministro de candidato del PSC contando con que fuera un revulsivo. La operación se notó en las encuestas pero podría llegar al 30 de mayo como un líder desgastado por la pandemia.

Illa y Sánchez
El retraso de la catalanas desbarata el 'efecto Illa' y le deja tocado en Sanidad
Moncloa

Giro de ciento ochenta grados en el tablero político catalán. La evidencia médica se ha impuesto a los cálculos electoralistas y los comicios previstos para el 14 de febrero se posponen. La nueva fecha pactada por la mayoría de los partidos es el 30 de mayo. Sólo el PSC se ha opuesto. El Gobierno también se ve obligado a ceder y la 'operación Illa', pensada para una convocatoria rápida y para crear un efecto sorpresa, que ya era realidad en las primeras encuestas, se desmorona. A partir de ahora, tras el 'endarreriment' con el que no contaba Moncloa, la partida es otra muy diferente.

La candidatura de Illa había sido diseñada con esmero en Moncloa. La decisión se tomó en noviembre pero no se comunicó hasta finales de año, a un mes y medio, en teoría, de la cita con las urnas. Pero la alarmante situación sanitaria en Cataluña ha sido más poderosa, aunque el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, llegara a afirmar este mismo jueves que una decisión así podría suponer "suspender la democracia". Los contagios y la incidencia acumulada están disparados y no es aconsejables acudir a los colegios electorales en menos de un mes. Las gallegas y vascas marcaron el camino que ha seguido ahora el Govern.

El efecto Illa se desmorona. ¿Qué puede pasar de aquí al 30 de mayo? Es una incógnita saber en qué situación política llegará el ministro de Sanidad a la nueva fecha. Si la tercera ola, que esta golpeando de lleno a todas las comunidades autónomas, y la campaña de vacunación naufragan, las expectativas creadas por el de La Roca del Vallès pueden tornar en fracaso. Los tiempos, en política, son clave

Ahora el Gobierno central tendrá que previsiblemente mojarse sobre los posibles indultos a los líderes del procés antes de las catalanas. El proceso se encuentra en plena tramitación y una vez que el Ejecutivo reciba los informes, tanto del Supremo como de la Fiscalía, llegará el momento de tomar la decisión. El ministro de Justicia llegó a poner una fecha para ese momento: primer semestre del año.

​Minicrisis de Gobierno en el aire

El Gobierno no tiene pensado acometer la minicrisis de Gobierno prevista por la salida de Illa. Sánchez pensaba trasladar a Carolina Darias a Sanidad y colocar a Miquel Iceta en Política Territorial y Función Pública. De hecho, el ministro de Sanidad no ha abandonado el cargo, con el consiguiente desgaste que eso ya ha conllevado, por ese motivo, indican fuentes socialistas. Ha repetido que se marcharía del Consejo de Ministros cuando arrancara la campaña electoral, que ahora comenzará el 14 de mayo. 

Illa, por tanto, corre el riesgo ahora de 'achicharrarse' en Sanidad. Y de quemarse también en Cataluña, como candidato a tiempo parcial a medio camino entre Madrid y Barcelona. Los rivales no van a dejar pasar esta oportunidad. Su rival a batir, tanto del independentismo como del constitucionalismo, es ahora el PSC donde se teme ya un 'efecto gaseosa'. Un fracaso de Illa sería un fracaso de Sánchez.

Que un ministro desembarque en Cataluña como candidato siempre ha tenido sus riesgos. Hay precedentes de éxito y fracaso. Año 2003: Josep Piqué, ministro de Ciencia y Tecnología de Aznar, es el elegido para liderar la candidatura del PP a la Generalitat. No le fue muy bien. Año 2007: José Montilla abandona la cartera de Industria, Turismo y Comercio del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para competir contra Artur Mas. No ganó pero pudo gobernar. Sánchez lanza el órdago a la grande con el 'vuelve Illa'.

Hay que recordar que la convocatoria de elecciones autonómicas para el 14-F fue fijada el pasado 21 de diciembre vía decreto de la Generalitat. Pero en el texto ya se advertía que, "si por razones derivadas de la protección del derecho a la salud por la situación de emergencia sanitaria provocada por la pandemia generada por la covid-19, el desarrollo del proceso electoral no se pudiera llevar a cabo con las garantías de salud pública necesarias" se abría la posibilidad de "dejar sin efecto" la convocatoria y, por tanto "posponer la votación para una fecha posterior que ofrezca dichas garantías". Así ha sido.

Los datos conocidos este jueves siguen siendo malos y los expertos esperan que lo peor de la tercera ola (algunos como Margarita del Val ya hablan de cuarta) llegue a finales de enero o principios de febrero. En Cataluña la incidencia acumulada se situó ayer en 532 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días. Hay dudas y pocas certezas. Es más, en autonomías limítrofes, como la Comunidad Valenciana, el alcalde de la capital, Joan Ribó, apuesta por autoconfinamientos y por apenas salir de casa para ir a trabajar o al centro escolar.

El independentismo sigue revuelto

En el independentismo las aguas siguen revueltas. ¿A quién beneficia que se puedan llegar a retrasar las elecciones, a ERC o a Junts? Es una incógnita a día de hoy. Se avecina tormenta en un secesionismo roto en varios pedazos, especialmente el espacio postconvergente. Los de Carles Puigdemont, renovados en la candidatura de Laura Borràs, se han partido en tres: el PNC de Marta Pascal; el PDeCAT de la exconsellera de Empresa y Conocimiento Ángels Chacón y el propio JxCAT. Entre los dos últimos siguen existiendo lazos. El más palmario e la continuidad de David Font, jefe de campaña del PDeCAT, como director de Agencia Catalana de Turismo (ACT), un cargo dependiente del nuevo consejero, el exconvergente Ramón Tremosa. Es un cargo de confianza del Govern que se ha mantenido tras la escisión de JxCAT y la destitución de la propia Chacón.

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