Problemas de audiencia y modelo

¿Qué es mejor, informar de los hechos u opinar? Lo que separa a TVE de Antena3

La televisión pública española ha perdido influencia y espectadores pero donde más se nota la distancia con las privadas es en los informativos, donde no ha sabido reaccionar con todo su potencial. 

Carlos Franganillo TVE
Carlos Franganillo dirige el informativo de TVE con mejor índice de audiencia. 
RTVE

Durante los peores meses de la pandemia, marzo y abril de 2020, el consumo de televisión llegó a records históricos en España. Los españoles devoraban los informativos, pero eso no sirvió a RTVE para que sus informativos fueran los más vistos. No lo fueron en esos meses clave (salvo en algunos fines de semana por la noche), y tampoco lo son ahora.

¿Por qué TVE perdió esa oportunidad a pesar de sus profesionales? 

Para empezar, explicar las cosas en profundidad no es fácil en televisión porque al durar tan pocos minutos, los informativos solo dan tiempo a contar el ‘qué pasa’. Además, al ser una televisión pública TVE está obligada a ceñirse a los hechos y los datos, y evitar cualquier insinuación de opinión.

El problema es que durante los peores meses de la pandemia y del confinamiento, conectar los informativos de TVE era ver una lista de cifras "oficiales" de contagios y fallecidos, escuchar la crónica de la cuarentena obligatoria, ver al presidente de Gobierno o sus portavoces en rueda de prensa, y contemplar cómo el país salía a los balcones con una oleada de aplausos

En la mayor crisis sanitaria y financiera de la historia, ese periodismo de hechos, datos y aplausos tenía que reventar por algún sitio. En los informativos de Antena3 se apostó por analizar las cifras, exponer contradicciones, hacerse preguntas en voz alta, apelar a la videoteca y dejar que el espectador sacara sus conclusiones. El estilo de Antena3 encendía intensos debates sobre si lo que hacían sus presentadores, especialmente Vicente Vallés, era opinión o no, pero su cuota de espectadores ha estado subiendo. En cambio, para TVE ir más allá de los hechos puros y duros era opinar.

Para la derecha, los informativos de Antena 3 eran valientes e independientes. Para la izquierda eran opinión. ¿Quién tenía razón? El periodismo estadounidense resolvió hace tiempo ese agujero entre hechos y opinión creando un género intermedio llamado ‘news analysis’. Un periodista cuenta hechos y datos. Vale. Pero un periodista experimentado y con mucho conocimiento de lo que escribe, puede aportar "sugerencias" para interpretar los hechos. Si se hace con elegancia, es aceptado por el lector o espectador. De hecho, muchas noticias que parten de la cabecera de 'The New York Times' tienen por antetítulo "news analysis".

Un artículo publicado en la revista de la facultad de periodismo de la Universidad de Columbia, la facultad de periodismo más famosa del mundo, reafirmaba el poder del análisis: "El valor adicional que nuestras organizaciones de noticias de calidad pueden y deben agregar con regularidad es el análisis: intentos reflexivos e incisivos de adivinar el significado de los eventos: conocimientos, no solo información. Lo que se requiere —si el periodismo debe ir más allá de vender noticias baratas, ampliamente disponibles y más viejas que desayunar con el periódico— es elegir una palabra que no suena muy periodística: sabiduría". El autor es Mitchell Stephens, profesor de periodismo en la Universidad de Nueva York y autor de 'A History of News' (Historia de las Noticias).

El problema de los informativos de Televisión Española no es si están o no manipulados por el partido gobernante del momento, sino hasta qué punto sus profesionales pueden resistir la presión del partido de la oposición del momento. 

Basta ver una línea del tiempo en Google donde pongamos "manipulación TVE" para comprobar cómo, cuando la derecha está gobernando, la izquierda se inflama con algún comentario de un presentador de la cadena pública. Y cuando la izquierda gobierna, la derecha monta en cólera por algún rótulo desatinado.

La prueba de que TVE ha logrado resistir presiones es que la Asociación de la Prensa de Madrid premió a Carlos Franganillo como "mejor periodista de 2019". Franganillo es el presentador de los informativos más vistos de Televisión Española. Tras el reciente error de un rótulo en un programa de TVE que se burlaba de la monarquía, Carlos Franganillo fue uno de los primeros en reconocerlo y disculparse. El error consistió en que, para anunciar que la princesa Leonor se va a estudiar a Gran Bretaña, apareció el cartel: "Leonor se va de España, como su abuelo". Franganillo calificó al rótulo de "inapropiado" y al comunicado de rectificación de su cadena como "necesario". 

En cambio, el partido de Pablo Iglesias, Podemos, pidió inmediatamente la "restitución del trabajador represaliado". Eso es lo que sin duda hace mucho daño a Televisión Española: la postura del vicepresidente de Gobierno. Pablo Iglesias siempre ha considerado a la televisión como una herramienta revolucionaria y necesaria para llevar a cabo su asalto a los cielos. Le encantaría controlar los contenidos de TVE a su gusto y convertirla en un "dazibao", esos periódicos chinos de grandes caracteres pegados en la vía pública donde se expresaba el punto de vista del Partido Comunista Chino sobre todos los aspectos de la vida del pueblo.

Pero el periodismo de la cadena pública tiene el deber de mantenerse por una fina línea de en medio, y esquivar las presiones de los partidos: los que están en el poder, y los que quieren estar. Eso le obliga a hacer un periodismo informativo demasiado estricto y a veces poco flexible. En unos tiempos llenos de cólera, ese periodismo poco interpretativo le ha costado varios puntos de "share", frente a cadenas privadas más interpretativas y con menos prejuicios. Los informativos más vistos son los de las cadenas privadas porque la pública convirtió sus informativos en mensajes aburridos. Como decía el analista televisivo de La Información, Borja Terán: "La televisión es acompañar desafiando al espectador con creadores que no tienen miedo a las ideas".

Es llamativo que las cadenas más vistas en Alemania (ARD y ZDF) y Gran Bretaña (BBC) sean públicas. En cambio en España, las cadenas más vistas en 2020 fueron privadas: Telecinco, con 14,6% de los espectadores, y Antena3, con 11,8%. Televisión Española se quedó en un 9,3%. 

Hoy, RTVE es la televisión publica europea que sale peor parada: es la que tiene menos empleados, es la que tiene menos presupuesto, es la que tiene menos cuota de espectadores en comparación con las cadenas privadas, y la que tiene los informativos menos vistos entre las grandes cadenas. ¿Se lo merece?

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