La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha admitido este miércoles que prohibir las exportaciones de gas y petróleo procedentes de Rusia "será un escenario que cada vez tendremos que plantearnos (en Europa) con mayor rotundidad a este ritmo de atrocidades". En una entrevista con Efe, Ribera reconoce que esta actividad "es una de las principales vías de financiación de la Rusia de (Vladimir) Putin", motivo por el que "hay que pensar en cómo hacerlo lo antes posible" tanto por "una visión moderna de gestión de la situación, como por decencia moral y por las demandas de los ciudadanos".
Esta mañana, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se han mostrado partidarios de abordar un embargo del petróleo y el gas rusos tras la propuesta de prohibir las importaciones de carbón. Según Ribera, "estamos viviendo el desenganche de Europa y del mundo, por las consecuencias en cascada que tiene, de uno de los principales productores de materias primas", aunque "no sabemos qué altibajos puede haber, ni cómo de rápido pueden encontrarse alternativas".
Desde su punto de vista, la estrategia a seguir es "evidente" y "pasa por la reducción de consumos, por la electrificación y por un cambio de proveedores, pero los ritmos pueden ser distintos a lo que nos gustaría. Habríamos querido desconectarnos de un día para otro, pero eso no es posible", añade.
Otro de los deseos de la vicepresidenta es que "Putin dejara de lado todo lo que está haciendo, que es una barbaridad criminal, y diera marcha atrás". No obstante, incluso en ese escenario, "todavía llevaría algo de tiempo" recuperar la normalidad en las relaciones comerciales. "Hoy por hoy nos llegan imágenes para ir a la Corte Penal Internacional, no para aflojar respecto a sanciones", dice Ribera. De momento, lo único cierto es que "hay otros países productores, como Estados Unidos, Canadá o Australia, que están intentado ayudar para dar cobertura a Europa".
La ministra destaca la gestión que desde Bruselas se está haciendo de esta crisis, en la que "siempre se ha insistido en lo fundamental que resulta ir unidos", por lo que cualquier medida en materia de sanciones "tiene que hacerse por unanimidad". "¿Qué puede ocurrir a nivel europeo? Está por ver, pero es obvio que, ante esta barbarie criminal que estamos viviendo en Ucrania, la presión moral y política crece cada día para poder seguir incrementando las sanciones a la compra de productos procedentes de Rusia", ha sentenciado.
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