Iglesias y Rivera reviven y complican la victoria por goleada de Sánchez el 28-A

  • Todo apunta a que se han estrechado las diferencias que las encuestas daban a cada partido y el resultado es ahora más imprevisible que nunca.
Fotografía de Albert Rivera haciendo un gesto de ganador tras el debate.
Fotografía de Albert Rivera haciendo un gesto de ganador tras el debate.
Captura de vídeo.

Más allá de discernir con claridad entre ganadores y perdedores de los dos debates televisados, todos los analistas y las encuestas internas que manejan las diferentes formaciones coinciden en que la pelea por los votos indecisos cayó de la parte de los dos partidos más emergentes, Unidas Podemos y Ciudadanos, mientras que los líderes del PSOE y del PP se quedaron con las mismas expectativas que tenían antes de los dos envites televisivos. Un escenario que preocupa en el entorno de Pedro Sánchez, que ha visto estrecharse los márgenes de su victoria.

La mayor parte de los últimos sondeos publicados a primeros de esta semana advertía de que era el PP de Casado la formación que más riesgo de fuga de votos tenía o, al menos, la que más necesitaba amarrar a los dos millones de indecisos que se supone que van a votar a la derecha. Un 14% de los votantes del PP tenía puestos los ojos también en Ciudadanos antes de los debates (y hasta un 55% miraba a Vox), de forma que la actuación beligerante y activa de Rivera ha servido para reforzar su posición y frenar la “remontada” de la que habla Casado.

De la misma manera, la crisis interna de Unidas Podemos y las bajas expectativas de votos que pesan sobre la formación morada han mejorado tras la buena actuación que su líder tuvo en el segundo de los debates, en el que la mayor parte de los analistas le da como ganador, a costa de la goleada que se presumía en favor de Sánchez. Antes de los debates, la cuarta parte de los posibles votantes de Podemos se mostraba con opciones de cambiar su voto a la formación socialista, un porcentaje que ahora se da por reducido en las estimaciones que se manejan entre los partidos y, con ello, recorta las amplias expectativas del PSOE de llegar a acaparar hasta la tercera parte del electorado, para colocarlas en torno a un 25%, algo que le alejaría de los 130 escaños esperados.

De una forma o de otra, parece claro que la fuerza que ha cogido Albert Rivera tras el periplo en las televisiones de esta semana y el oficio que ha demostrado Pablo Iglesias a la hora de debatir de forma serena y quedar por encima de las trifulcas políticas del resto, ha afianzado sus opciones de mejora y ha estrechado aún más las diferencias que las encuestas daban entre los cinco partidos con opciones de cara al 28-A. “Todo se ha complicado más y ahora la diferencia entre unos y otros en los sondeos es seguro que será menor, de forma que la incertidumbre aumenta y hace que todo sea posible en la noche electoral”, augura un experto en consultas electorales con la salvedad de que no hay datos para poder fundamentar ese análisis dada la cercanía de la cita electoral.

Expectativas a la baja peligrosas

Con recorte o sin él en las previsiones de las encuestas, todo parece apuntar a que el PSOE será el partido más votado en los comicios del domingo, dejando atrás los 5,5 millones de votos de las últimas elecciones, el peor resultado en la historia de este partido en 40 años de democracia. Quien corre el riesgo de bajar a esa cota es ahora el PP, si bien todo indica que se puede producir una especie de triple empate en la segunda posición del elenco electoral, donde el partido de Casado, Cs o Unidas Podemos se estarían debatiendo entre el 18% y el 20%.

Lo único claro es que el triunfador indiscutible del 28-A será Vox, sin presencia en los debates televisados por no tener la representación parlamentaria suficiente, pero que vive un resurgir de la derecha a costa del PP que le puede otorgar más del 10% del electorado y superar los 20 escaños en el Hemiciclo.

La visión de los politólogos y analistas consultados, sin datos reales que apunten en un sentido u otro, contrasta con la versión que en cada partido tienen sobre la actuación de su líder en los debates de RVE y Atresmedia. En el lado socialista se mantiene el tono de euforia que había antes de los dos debates y se cuenta con un número suficiente de escaños para poder gobernar con el apoyo de Podemos y sin depender de las formaciones nacionalistas e independentistas vascas y catalanas.

De la misma manera, en la formación naranja que lidera Albert Rivera no se baja el tono triunfalista y se confía, como poco, en ser “el partido liberal más votado”, que si no tiene capacidad para formar una coalición de gobierno con el PP (y el apoyo de Vox), puede dar un ‘sorpasso’ a Casado y convertirse en líder de la oposición.

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