Tras el confinamiento masivo causado por la pandemia de la Covid-19, el sector del turismo nacional ha experimentado un resurgimiento, especialmente en espacios de valor histórico. Por ello, la revista National Geographic ha realizado una lista de los pueblos medievales más atractivos, tanto para el turista español como el extranjero, que incluye algunas de las villas más famosas de la península, así como algunas joyas escondidas.
Olite (Navarra)
La comarca de Tafalla da paso al pueblo de Olite a través de la entrada de la Torre del Chapitel. A partir de ahí se puede descubrir un recinto amurallado con un casco antiguo que ha permanecido prácticamente igual a lo largo de siete siglos. Destaca el Palacio Real de Olite, que transporta a todos los turistas que lo visitan a otra época.
Pedraza (Castilla y León)
Repoblada entre los siglos X y XI, tras la reconquista, la villa de Pedraza funcionó como una fortaleza y una plaza de mercado. Después de ser declarado Conjunto Monumental, el pueblo se ha vuelto un punto cultural de gran importancia, con un número de restaurantes y espectáculos como los Conciertos de la Velas, que adornan el mes de julio.
Santillana de Mar (Cantabria)
Las reliquias de Santa Juliana, que le dan el nombre a este pueblo, fueron el motivo de la construcción de la abadía que se convertiría en la colegiata a la que rodea un pueblo único. Se puede observar la influencia del renacimiento y el barroco, que atravesaron los edificios medievales, pero es imposible no mencionar la cercanía del pueblo a la cueva de Altamira, referente mundial de la pintura rupestre prehistórica.
Albarracín (Aragón)
Teruel esconde esta fortificación en la cresta de un peñasco a más de 1.100 metros del nivel del mar. Solía formar parte del reino musulmán hasta el siglo XII, después de casi un siglo, cuyas influencias atraviesan los vestigios romanos y celtas. La ruta del río Guadalaviar, la catedral, el castillo y la muralla marcan el paseo a través de uno de los pueblos medievales más bonitos de España.
Besalú (Cataluña)
Un puente románico en la comarca de la Garrotxa, en Girona, conduce a uno de los núcleos medievales mejor preservados del país. El conjunto histórico-artístico medieval incluye varias iglesias del siglo XII, la sala gótica de la Cúria Real y un barrio judío histórico, en especial el Miqvé, la casa subterránea de baños rituales de estilo románico, construida con piedra tallada, con una bóveda de cañón y una piscina.
Frías (Castilla )
La ciudad más pequeña de España, como la declaró el rey Juan II de Castilla en el siglo XV, invita a los turistas a un recorrido completo. Es un indispensable ver el puente medieval sobre el río Ebro, la parroquia de San Vicente Mártir, la ermita de Santa María de la Hoz, que se encuentra junto a la cascadita de Tobera, y las famosas casas colgadas.
Trujillo (Extremadura)
La estatua de Francisco Pizarro y el palacio de la Conquista dan la bienvenida a la Plaza Mayor de Trujillo, donde se celebran el famoso Chivirí y la Feria del Queso. Pero también hay vida más allá del centro neurálgico de la localidad cacereña, con el legendario campanario de la Iglesia de Santa María la Mayor, la Casa de la Cadena, donde se hospedó Felipe II en 1583 y que ahora es un mesón y las vistas desde el castillo.
Niebla (Andalucía)
Este pueblo amurallado en Huelva esconde una historia turbulenta, con saqueos de los vikingos de Normandía y el reinado de taifas y los almorávides que sigue notándose siglos después en su recinto amurallado. La iglesia de San Martín y la plaza de Santa María, con el antiguo Hospital de Nuestra Señora de los Ángeles, y la Iglesia de Santa María de la Granada, son puntos importantes de la ciudad, pero el verdadero protagonista es el Castillo de los Guzmanes, construido antes del dominio árabe pero vuelto una fortaleza de palacio bajo el mismo, junto a las murallas, con cinco puertas originales.
Morella (Comunidad Valenciana)
La Iglesia Arciprestal Santa María La Mayor, de estilo gótico, es el punto más importante de este pueblo a más de un kilómetro del nivel del mar. Sin embargo, el castillo, que le da a la villa su particular silueta, y el Convento de San Francesc, famoso por su cuadro de la Danza de la Muerte, justifican seguir explorando las calles de Morella, así como el acueducto gótico y la casa del Ayuntamiento.
Montblanc (Cataluña)
Las imponentes murallas de este pueblo, cuya historia se remonta al año 1080, son de las que más resaltan en toda la península, por lo que un paseo a su alrededor y sus torres deben ser la prioridad de todo visitante. El pueblo se encuentra en la comarca de la Cuenca de Barberá, en el interior de Tarragona, y contiene el Convento de San Francisco y la llamativa Iglesia de Santa María de Montblanc.
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