Así es la vida en el pueblo en el que se bebe más Coca-Cola que agua

  • San Cristóbal de las Casas no dispone de agua potable, por lo que la bebida carbonatada (y la diabetes) se han extendido por este pueblo mexicano
San Cristobal de las Casas, en Chiapas / Tatogra
San Cristobal de las Casas, en Chiapas / Tatogra

A pesar de ser una de las regiones más lluviosas de México, el pueblo de San Cristóbal de las Casas apenas dispone de agua potable, tal y como recoge este reportaje de The New York Times. Es el drama que afecta a todo el Estado de Chiapas, donde entre el 40% y el 50% del agua se desperdicia por su deficiente red hidráulica y en el que en “todas las corrientes de esta región existe algún grado de contaminación. Generalmente se debe a las descargas de aguas residuales de origen doméstico y a la utilización de agroquímicos diversos en la producción agrícola y ganadera”, según el Consejo Consultivo del Agua de México.

San Cristóbal de las Casas es el lugar donde comenzaron las negociaciones de paz en 1994 entre el ejército zapatista liderado por el subcomandante Marcos y el gobierno mexicano para frenar la guerra que sumió -aún más- durante los 90 a Chiapas en una extrema pobreza. Más de dos décadas después, los avances en el reparto de recursos y, sobre todo, en el abastecimiento de agua potable siguen antojándose escasos. De hecho, la ONU acordó con Chiapas un plan de desarrollo para acabar con la pobreza en el Estado más pobre del país.

La planta de Coca-Cola y la falta de agua

Una de sus principales carencias sigue siendo el agua. La escasez obliga a buena parte de la población del Estado de Chiapas a comprar agua embotellada para subsistir; en San Cristóbal de las Casas, todos lo hacen. Paradójicamente, quien sí dispone de agua potable es Coca-Cola, que mantiene una planta de embotellado en el pueblo donde fabrica sus bebidas carbonatadas. Aún más: las botellas de Coca-Cola son incluso más baratas, por lo que la mayoría de los habitantes de la región la prefieren a las de agua.

Además, su alto contenido calórico supone una forma de nutrición bastante asequible en una zona donde el hambre también acecha. Quizás por eso los residentes en San Cristóbal de las Casas ostentan el récord mundial de consumo de bebidas azucaradas, con más de dos dos litros diarios. El problema es que la tasa de mortalidad a causa de la diabetes incrementó un 30 % entre 2013 y 2016 y la enfermedad es ya la segunda causa de muerte del Estado de Chiapas, donde más de 3.000 personas pierden la vida por esta razón cada año.

San Cristóbal de las Casas es un frecuente destino turístico / Charlieontravel.com
San Cristóbal de las Casas es un frecuente destino turístico / Charlieontravel.com

La dependencia económica de San Cristóbal de las Casas

El problema es que la dependencia económica de San Cristóbal de las Casas con la planta de Coca-Cola es evidente. De poco más viven sus habitantes, aparte de la agricultura. Por eso, existe un sentimiento de contradicción en el pueblo, consciente de la importancia de la fábrica embotelladora, pero a la vez preocupado por una enfermedad del primer mundo que se abre paso ante unos servicios sanitarios que no dan abasto y ni siquiera disponen de herramientas eficaces para combatirlo, más allá de la prevención. Es más, el malestar puede hasta cifrarse: 1,1 millones de litros de agua (potable) al día es lo que Coca-Cola utiliza para crear sus bebidas.

La relación entre la marca estadounidense y la región viene de lejos: gracias a un acuerdo suscrito hace décadas, Coca-Cola mantiene su inmensa cuota de suministro diaria, mientras que el acceso a agua potable es muy limitado para la población. “Cuando ves que las instituciones no están proporcionando algo tan básico como el agua o la sanidad, pero tienes a esta compañía con acceso seguro a una de las mejores fuentes de agua, evidentemente te conmociona”, explica Fermín Reygadas, director de Cántaro Azul, una organización que provee de agua potable a las comunidades rurales de Chiapas.

Por su parte, Coca-Cola arguye que la compañía ha sido injustamente crucificada por la escasez de agua, quejándose del rápido desarrollo urbanístico de la región, la pobre planificación de la red hidráulica y de la falta de inversión por parte del gobierno mexicano. Sea como fuere, 20 años después Chiapas sigue sumido en la pobreza y sin revolución zapatista en el horizonte.

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