Cómo diseñar nuestras ciudades para acabar con la epidemia de soledad

  • La forma en que se organizan nuestras ciudades hace que cada vez haya más personas privadas de un saludable contacto social
La soledad afecta especialmente a las personas mayores. / Pexels
La soledad afecta especialmente a las personas mayores. / Pexels

La soledad está en aumento en todo el mundo desarrollado, lo que tiene un importante impacto en la salud. En España, según datos del Instituto Nacional de Estadística, los hogares formados por una sola persona crecieron en 2017 un 1,1% con respecto a 2016 hasta alcanzar los 4,7 millones, lo que supone el 25,4% del total de los hogares españoles, aunque la población incluida en estos sólo representa el 10,2% del total.

Vivir solo no implica sentirse solo. Hay personas solteras que tienen una vida social intensa y otras que conviven en familia y se sienten completamente aisladas, pero la forma en que se organizan nuestras ciudades hace que cada vez haya más personas privadas de un saludable contacto social. Las redes vecinales, que siempre se han ocupado de las personas que, por cualquier circunstancia, estaban solas están desapareciendo.

Las noticias sobre personas halladas muertas en su casa meses después de su fallecimiento sin que nadie se percatara de su falta son cada vez más habituales. Y lo serán más si no ponemos remedio a lo que muchos consideran ya una epidemia.

Aunque se trata de un problema multifactorial, como apunta en 'The Conversation' Tanzil Shafique, investigador de diseño urbano de la Universidad de Melbourne, la forma en que se construyen y organizan nuestras ciudades pueden impulsar o mitigar las conexiones sociales.

“Piense en el incómodo silencio en un ascensor lleno de pasajeros que nunca se comunican”, explica Shafique. “Ahora piense en un patio de recreo donde los padres a menudo comienzan a charlar. No es que el entorno creado ‘cause’ la interacción, pero ciertamente puede habilitar o restringir la interacción potencial”.

Un ejemplo sencillo y didáctico de esto es qué tipo de bancos construimos en nuestras ciudades: las personas mayores que salen a pasear solas interactuarán más con sus vecinos en bancos en los que se sienten con otras personas, y no en asientos individuales, que abundan en muchas ciudades con el objetivo de que las personas sin hogar no puedan tumbarse en ellos.

Puede que nadie se siente contigo, pero podría hacerlo. / Pexels
Puede que nadie se siente contigo, pero podría hacerlo. / Pexels

Urbanismo para curar la soledad

Shafique ha sido el encargado de dirigir un estudio de diseño en su universidad en el que se ha pedido a los estudiantes que elaboren propuestas arquitectónicas o urbanísticas que ayudaran a mitigar la soledad.

Se trata solo de propuestas de estudiantes, muchas sin una viabilidad real, pero que muestran cómo las ciudades podrían contribuir de forma más o menos efectiva a reducir el impacto de la soledad, si esta se tuviera en cuenta.

Un estudiante ha diseñado un servicio que permitiría a distintas personas compartir mascota, permitiendo disfrutar de su compañía sin tener que estar atado a su cuidado (algo que echa para atrás a muchas personas mayores a la hora de tener un perro o un gato en casa).

Otro alumno imagina una remodelación de los callejones de la ciudad, en la que se instalen jardines y rincones con libros y muebles, para atraer a las personas a sentarse y conectar.

Otra propuesta consiste en un restaurante dirigido por estudiantes., Estos obtienen puntos trabajando en las granjas acuapónicas que abastecen el restaurante, que se puede usar para pagar una comida. Las personas también obtienen descuentos por comer en la misma mesa, alentando a los estudiantes a interactuar con los alimentos. Dada la gran cantidad de estudiantes internacionales que sufren de soledad, esta iniciativa utiliza la cocina, la alimentación y la agricultura como actividad terapéutica.

La que es quizás la iniciativa más interesante, está enfocada en concreto a la soledad que sufren las personas mayores. Se trata de una guardería anexa a una residencia de ancianos. Las personas mayores pueden así interactuar con los niños, como ayudantes informales de aprendizaje, lo que les da un propósito y compañía.

Son solo ejemplos preliminares, pero que sirven para mostrar cómo se puede tener en cuenta el problema de la soledad a la hora de diseñar los nuevos espacios urbanos, y sus servicios asociados. Y es algo de lo que tendrían que tomar nota las autoridades municipales.

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