¿Moda sostenible? Esta influencer vistió todo un mes con ropa ecológica amarilla

Rent the Runway es el Netflix de la moda
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Como el 'Fast Food' con las neveras y los cuerpos, el 'Fast Fashion' (moda desechable) lleva mucho tiempo contaminando el medio ambiente y los armarios. Esta es la denuncia que llevó a la influencer Marina Testino a vestirse todo el pasado mes de marzo con ropa reciclada y ecológica de color amarillo, bajo el hashtag #YellowLikeALemon.

Con esta iniciativa, la 'instagramer' busca expandir el movimiento de la moda sostenible a sus más de 30.000 seguidores. Testino es consciente de la huella ambiental que genera la industria de la moda cuando a esta se deja guiar por el consumismo y no por la ecología: "Creo que la idea de todo esto es decir que no necesitas tanto. El proyecto se construye con respecto a cuatro ideas: simplifica; comparte o alquila; opta por mercados de segunda mano; y compra en marcas sostenibles", explicó testino en una entrevista a Efe. Además, sus fotografías han servido de altavoz a pequeñas marcas de ropa poco conocidas, pero respetuosas con el medio ambiente.

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Quand c’est la journée des gilets jaunes #yellowlikea🍋

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#YellowLikeA🍋 📸 @vikramvalluri

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Se trata de la segunda acción reivindicativa de esta graduada en Marketing de Moda, durante los meses de abril y mayo de 2018 simplificó su estilismo hasta vestir todos estos días con el mismo traje rojo, bajo el lema #onedresstoimpress. Y es que Testino tiene claro dónde reside el problema: "En el mundo de las redes no es cada día un 'look', son cinco cada día, y por las 'influencers' todos los demás se sienten forzados a tener cada día un estilismo. Esta saturación de ropa no funciona y no estamos haciendo nada para mejorarlo, solo empeorarlo".

Pero, ¿cómo afecta el derroche a nuestro entorno? La Fundación Aquae asegura que cada año se compran millones de toneladas de ropa y cerca de tres cuartas partes termina en un contenedor.  La organización tasó el gasto de agua que se invierte en la industria de la moda: 2.700 litros de agua por una camiseta de algodón y 11.800 litros por un pantalón vaquero.

¿Sabemos lo que compramos?

Marina López, presidenta de la Asociación de Moda Sostenible de España (AMSE), ha asegurado a La Información que uno de los mayores obstáculos a los que se enfrenta este "incipiente sector" es a la falta de regulación: "Si la Unión Europea no modifica la legislación y obliga a las grandes marcas a pasar por esas leyes, no habrá cambio". 

Los más de 120 asociados de la AMSE son pymes que trabajan para canalizar esta transformación hacia la moda sostenible, partiendo del 'ecodiseño' o la idea de que la prenda que se está produciendo "al final de su vida tiene que poder reciclarse". Esta concepción guía todo el proceso de fabricación, desde el patronaje hasta la elección de materiales o el trato con el trabajador: "La transformación debe darse desde los fabricantes hasta los consumidores porque no tenemos más planeta y ya vamos tarde".

Las potentes campañas de marketing de las grandes firmas crean una ilusión de sostenibilidad a bajo precio que afecta a las decisiones del cliente final: "La firma H&M, por ejemplo, ha creado la línea 'Conscious' en la que vende vestidos que se supone que son ecológicos por veinte euros, si las condiciones de los trabajadores justas y los materiales son realmente orgánicos, es imposible ofrecer esos precios", advierte López.

El 'greenwashing' es ese lavado de cara con el que las grandes marcas ofrecen una imagen más acorde a las exigencias medioambientales de los clientes pero que no implica cambios reales en sus prácticas de fabricación. Ante esta situación, López reclama más transparencia: "El cliente tiene que saber exactamente qué es lo que está comprando".

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