A partir de 2022

Hoteles en el espacio, la moda inspirada en Kubrick para salvar el turismo

Varios proyectos trabajan desde hace años en complejos que orbiten la luna o simplemente en habitaciones con vistas a la Tierra, solo aptas para millonarios.

Escena de 2001 Odisea en el espacio, de Stanley Kubrick
Escena de '2001: Odisea en el espacio', de Stanley Kubrick
Metro-Goldwyn-Mayer

Si en los últimos días has leído que el primer hotel se inaugurará en el espacio en 2027, no es cierto. No habrá que esperar tanto: en 2022, el año que viene, abrirá las puertas -metafóricamente, por aquello del oxígeno- el primer complejo permanente destinado al turismo espacial. Será la Aurora Space Station, con capacidad para seis personas, incluyendo dos miembros de la tripulación. Quizás no sea ideal para quienes gustan de la masificación de Marina d'Or, lo cierto es que no es ni mucho menos un hostal de carretera, ya que los viajeros disfrutarán de una experiencia única durante un viaje de 12 días, que costará alrededor de 9,5 millones de dólares por persona.

De hecho, este mismo año entrará en órbita el hotel, una pequeña estación con apenas seis módulos en la que no habrá pistas de pádel ni piscina, pero en la que los viajeros disfrutarán de la gravedad cero y se moverán libremente por la estación, que estará equipada con numerosas ventanas para poder contemplar la aurora boreal, sus ciudades de residencia y participar en experimentos a bordo, como el cultivo de alimentos. "Tras su lanzamiento, Aurora Station entrará en servicio de inmediato, llevando a los viajeros al espacio más rápido y a un precio más bajo que nunca antes, al tiempo que proporciona una experiencia inolvidable", explicaba hace un par de años Frank Bunger, su creador.

A 300 kilómetros de altura, se encontrará en la Termosfera, a la misma altura a la que se mantiene estable la Estación Espacial Internacional. Y, a pesar de este convulso 2020, ni siquiera la pandemia ha retrasado por el momento los planes de la Aurora Station, que tiene previsto ser lanzada durante este año. Sin embargo, no todos los proyectos han tenido la misma suerte: Bigelow Space Operations, la estación que pretende enviar cápsulas con turistas a orbitar la luna, se vio obligada a despedir a toda su plantilla en marzo de 2020 debido a la crisis del coronavirus.

Fotografía de B330, el primer hotel en el espacio.
Fotografía de B330, el primer hotel en el espacio.

Bigelow Aerospace.

Eso sí, desde la compañía matizan que sus planes siguen en marcha: probablemente la fecha de apertura tendrá que posponerse más allá de la inicial, 2022, pero el trabajo de Bigelow con la NASA aspira a enviar muy pronto "estaciones espaciales completamente autónomas". Estarán constituidas por dos módulos de 17 metros de largo que se unirán para crear un enorme espacio con más del doble de volumen que la Estación Espacial Internacional. Tanto la B330-1 como B330-2 (los dos primeros habitáculos) serán lanzadas a la Órbita Baja Terrestre (LEO en inglés), donde orbitarán la Tierra a una altura de entre 160 y 2.000 kilómetros.

La última de las grandes odiseas turísticas espaciales que llegará se pondrá en marcha es Voyager, un macrocomplejo inspirado en '2001: una odisea en el espacio', de Stanley Kubrick. Más concretamente, en hábitats basados en el denominado Toro de Stanford, una suerte de rueda gigante, concebida durante los años 70 a raíz de la película, que gira una vez por minuto para lograr una gravedad artificial de 1G debido a la fuerza centrífuga. Comenzará a construirse en 2026 y abrirá sus puertas al año siguiente, según Gateway Foundation, su creadora.

El módulo restaurante de la Voyager
El módulo restaurante de la Voyager

Voyager Station

Constará de 24 módulos conectados entre sí que formarán el citado Toro de Stanford. Dentro, se podrán disfrutar de vistas inigualables en estancias de 30 metros cuadrados, un módulo-restaurante al más puro estilo de los trenes de lujo e, incluso, pistas de baloncesto  Los tres días de estancia costarán alrededor de cinco millones de dólares -algo más caro que la media de hoteles de la zona, pero la idea a largo plazo es democratizar los precios para extender el turismo espacial hasta que se asemeje a "un viaje a Disneyland", según explicaba la compañía esta misma semana. Quién sabe, quizás Melià, Barceló o Eurostars abran su propio hotel en el espacio en los próximos años.

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