La compañía eDreams ODIGEO trata de capear la crisis del coronavirus aferrado a las expectativas de vacunación y reapertura económica en verano, después de que en su último trimestre fiscal perdiera 23,1 millones de euros. Aún así, el hólding de agencias de viajes mantiene casi intacta su estructura accionarial tras el cambio de sede de Luxemburgo a España, Madrid para "lograr eficiencias organizativas y de costes". Esta modificación se hizo efectiva el pasado mes de marzo y en los últimas semanas los accionistas están notificando sus posiciones en la CNMV. El último ha sido Thomas Bushey, consejero delegado de una de las últimas una empresa de adquisición de propósito especial (SPAC, por sus siglas en inglés) que ha debutado en el Nasdaq y que ostenta el 5,3% de la compañía española.
En concreto, Bushey forma parte del accionariado de eDreams a través de su firma de inversión Sunderland Capital Partners, que apuesta por sectores "principalmente en cíclicos, consumidores y servicios". Sunderland Capital cuenta con una participación superior al 5% en el capital social de eDreams ODIGEO desde el 6 de junio de 2019 y este martes notificó a la CNMV su posición en la compañía por el cambio de sede fiscal de a España. Su participación, que anteriormente equivalía al 5,5% y ahora se sitúa en el 5,3%, supone una inversión de 28 millones de euros, respecto a la capitalización de 528,58 millones de este martes.
Thomas Bushey, que trabajó en Blackrock, también está presente en otras compañías de forma independiente a Sunderland, como en la de servicios de Internet Onda Holdings. Pero su nombre destaca recientemente por impulsar la SPAC Newbury Street Acquisition, que debutó en el Nasdaq en marzo con una valoración de 120 millones de dólares (casi 100 millones de euros). La compañía de cheque en blanco, de la que Bushey es consejero delegado, persigue un objetivo de adquisición o combinación en cualquier negocio o industria, aunque enfoca su búsqueda en "un negocio tecnológico de consumidores o en el sector de los medios con un valor de entre 500 millones y 2.500 millones de dólares".
El objetivo es desarrollar operaciones en el sector tecnológico, a partir de "empresas disruptivas de alto crecimiento con una ambición global", con un equipo con una amplia experiencia en Asia, aunque buscan llegar diferente países. En concreto se centran en firmas que desarrollen nuevos comportamientos de los consumidores en Internet o que cambien los paradigmas en sectores como el de los medios de comunicación, deporte o entretenimiento.
La presencia de Thomas Bushey en el accionariado de eDreams, de forma independiente a la SPAC, coincide con Bybrook, que en la actualidad ostenta el 10,4% del capital del holding, casi 55 millones de euros. El fondo, propiedad de Robert J. Dafforn, ya ha participado en el pasado en operaciones corporativas. En 2019 ostentaba, junto a Deutsche Bank y Sabadell, casi el 60% de la chocolatera valenciana Natra, de la que se deshicieron tras vender sus acciones al fondo de capital riesgo Investindustrial. Aún así, obtuvo más dinero por el pago de la deuda pendiente de la compañía que por la venta de sus acciones.
La elevada deuda de eDreams
El sector turístico se ha visto especialmente impactado por la crisis del coronavirus después del parón que ha frenado en seco sus ingresos. Esta situación obliga a una reestructuración de las compañías, que se hace más necesaria en el caso de eDreams debido a que desde su salida a Bolsa ya acumulaba una elevada deuda. En el último trimestre de su año fiscal, de octubre a diciembre de 2020, su deuda financiera neta ascendía a 486,6 millones de euros, mientras que en ese periodo perdió más de 23 millones de euros. En 2021, según datos de Marketscreener, es de 482 millones, frente a unas ventas netas de 105 millones. La previsión de mercado es que las ventas casi se tripliquen en 2022, hasta los 296 millones, aunque la deuda apenas se reducirá.
Pese a este balance, eDreams recupera más de un 9% de su valor en el mercado en lo que va de año y más de un 100% en el último año, cuando cotizaba en mínimos de sus últimos cuatro años. Aún así, está por debajo de los 5 euros que alcanzó hace unas semanas y que rozaba el precio al que cotizaba en febrero de 2020, antes de iniciarse la crisis del coronavirus. Desde principios de año, sus acciones despuntaron ante las expectativas de vacunación y la reapertura económica. Sin embargo, el lento ritmo de vacunación desinfla estas expectativas. Este miércoles cerró con una subida del 1,14%, aunque en la semana pierde más de un 6%.
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