Presión en los ratings

Alerta en el 'retail': la recesión mete en un brete la deuda de los minoristas europeos

El sector comercial y de distribución se enfrenta a un endurecimiento de las condiciones de financiación, una reducción de márgenes y una ralentización del consumo que amenaza su perfil financiero.

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Alerta en el 'retail': la recesión mete en un brete la deuda de los minoristas europeos.
Europa Press

La Unión Europea está entrando en un terreno desconocido, después de confirmarse que se encuentra en recesión técnica, con dos trimestres consecutivos de decrecimiento económico, y con el incremento veloz y contundente de los tipos de interés. Se están apretando las tuercas en su financiación y la presión puede ser tal que algunas compañías lo terminen acusando.

Parte de ese foco está puesto el sector minorista europeo que podría correr el riesgo de sufrir una nueva oleada de quiebras debido a la elevada inflación, la ralentización del crecimiento económico y la retirada progresiva de las ayudas públicas a hogares y empresas para hacer frente a la pandemia y a la crisis energética.

Por ejemplo, tal y como reseña BBVA Research bajo datos del INE, el consumo de los hogares se habría reducido un 3% entre septiembre de 2022 y marzo de 2023 en España. Es decir, en términos anualizados, la caída sería de aproximadamente un 6%. “Quitando lo sucedido en 2020, este sería el período de mayor contracción observado por esta variable desde 1980”, dice la entidad.

Para el banco, este descenso del consumo se explicaría por varios factores: “Debido a que las familias han padecido el incremento en el precio de la energía, de los alimentos y la generalización del encarecimiento de la cesta de consumo; y al aumento de los tipos de interés”.

Siguiendo este hilo, el último Barómetro de Vulnerabilidad del Comercio Minorista (RVB) de la agencia de calificación Scope Ratings, es muy revelador, en esta línea: “Esperamos un aumento del número de quiebras este año hasta niveles cercanos a los de 2019 y 2020, tras un paréntesis en 2021 y, en menor medida, el año pasado”.

El sector, como otros, se ha beneficiado del apoyo directo e indirecto de los gobiernos durante la pandemia y la crisis energética del año pasado. Su repercusión se aprecia en el fuerte descenso de las insolvencias en el sector en 2021 en comparación con el año anterior. “Sin embargo, el apoyo gubernamental está disminuyendo conforme aumentan las presiones sobre el coste de la vida, a la vez que continúa la alteración del comercio minorista tradicional por parte del comercio electrónico”, comentan.

Ahora parece que los riesgos a los que se enfrentan los pequeños comercios en la actualidad no son homogéneos en toda Europa, un fenómeno que se reflejaría en los índices de quiebra de los últimos seis años. Y es que son múltiples los factores que determinarán la rapidez con que aumenten las probabilidades de quiebra en el sector minorista europeo en los próximos años.

Entre ellos cabe destacar el diferente nivel de apoyo público a los consumidores y las empresas, posiblemente influido por el gasto público preelectoral en cada país. “Otros factores, como los cambios en las condiciones de pago de los proveedores, los índices de penetración del comercio electrónico y el poder adquisitivo general, desempeñarán papeles importantes, tal y como se recoge en el barómetro RVB”, añaden desde Scope.

La situación parece algo diferente con respecto a Estados Unidos, dado que la situación del consumo parece aguantar. El último dato de la Confianza del Consumidor de la Universidad de Michigan muestra una ligera mejoría: 63,9 frente a los 60,0 previsto y 59,2 anteriores. Algo mejor.

Los más expuestos

Los principales riesgos se encontrarían en el sector de la moda, que representa cerca del 57% del total de quiebras de nuestro conjunto de datos, lo que refleja en parte los problemas específicos del sector, según la agencia de calificación crediticia.

Las tiendas suelen estar en las calles principales o cerca de ellas, en estrecha competencia por la visibilidad y la afluencia de público y, a menudo, necesitan almacenes situados cerca o integrados para garantizar el suministro continuo de mercancías”, justifican. A ello habría que sumarle los costes de arrendamiento inmobiliario son, por tanto, relativamente elevados en comparación con otros subsectores del comercio minorista.

Otras empresas minoristas de venta discrecional como tiendas de bricolaje y vendedores de electrodomésticos se enfrentan a riesgos similares, tal y como describen estos expertos, aunque menos graves, y presentan cifras de quiebras ligeramente inferiores a las de sus homólogas del sector de la moda (13% del total).

“Las empresas de esta categoría suelen tener ventas estacionales (por ejemplo, los centros de jardinería y los especialistas en bricolaje dependen del comercio estival), lo que genera un flujo de caja irregular”, comentan. También son vulnerables a la competencia de los minoristas multiproducto de venta online, para los que la estacionalidad no es un problema, como la alemana Otto, Amazon y la francesa Cdiscount. En cambio, las empresas que venden bienes de primera necesidad son menos vulnerables a las tensiones financieras.

 “Eso sí, la venta minorista de alimentos ocupa un lugar relativamente alto en nuestra lista de quiebras”, describen. Normalmente cabría esperar que el subsector tuviera un sólido perfil financiero, pero se han ido acumulando fuerzas perturbadoras para las empresas, posiblemente aceleradas por la pandemia: “la escala sigue siendo importante, pero los cambios en las pautas de consumo -con una creciente atención a los alimentos ecológicos, los envases no contaminantes y la nutrición alternativa- han afectado a todo el subsector”.

Los expertos agregan que debido a la falta de estandarización de la mayoría de los artículos de moda y confección (composición, innovación, tecnología, color, temporada, talla, etc.), los minoristas corren el riesgo de no poder vender sus existencias a tiempo o en su totalidad, lo que puede dar lugar a "inventarios inmovilizados".

Es por eso por lo que para Scope el aumento de la insolvencia será “común a todos los países europeos”, ya que es probable que “se subestime el número de ‘minoristas zombis’”. La mayoría de los gobiernos europeos han adoptado diversas medidas de apoyo a las empresas y los hogares en los últimos tres años, primero para compensar el impacto de los cierres patronales y otras restricciones relacionadas con la pandemia, y después para suavizar el golpe de la subida de los precios de la energía.

“El retraso en el pago a proveedores y acreedores debido a la falta de liquidez es el más crítico de los numerosos factores que pueden conducir a la quiebra empresarial”, dicen. Según los últimos datos de pagos del sector minorista en Europa, la mediana del número de minoristas que pagan a sus proveedores a tiempo se ha deteriorado en los últimos años, disminuyendo al 41,2% en 2021 desde el 53,6% en 2018 en los países que hemos estudiado.

En un contexto inflacionista en el que el efectivo es el rey, desde la agencia de calificación prevén que los proveedores sean cada vez menos indulgentes a la hora de tolerar mayores retrasos en los pagos, siendo cada vez más probable que impongan “penalizaciones que podrían conducir indirectamente a quiebras”.

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