Política monetaria

El BCE llega tarde: la ralentización pone en duda el efecto de la subida de tipos

El Banco Central Europeo aplicará su primera subida de tipos desde 2011 cuatro meses después de que lo hiciera la Fed y con la amenaza de una recesión cada vez más real. 

La cúpula del BCE con Guindos y Lagarde.
El BCE llega tarde: la ralentización pone en duda el efecto de la subida de tipos
L. I / Archivo / ECB

Las economías de la zona euro recibirán con una inflación disparada la primera subida de tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) desde 2011. En su última reunión confirmó un alza de 25 puntos básicos, pero el ritmo de subida queda abierto a partir de septiembre según las últimas declaraciones de la presidenta Christine Lagarde. "Iremos tan lejos como sea necesario para estabilizar la inflación en el objetivo del 2%", afirmó esta semana en el Foro del BCE celebrado en Sintra (Portugal). En junio, el IPC se disparó a un nuevo máximo, según el dato adelantado. Sin embargo, el efecto del alza de tipos podría no ser el esperado, al menos a corto plazo, mientras que el riesgo de una recesión es cada vez más real

El estallido de la guerra en Ucrania terminó por disparar las tensiones inflacionistas que la economía mundial ya arrastraba tras la reapertura después de la pandemia. La deriva del conflicto, que se extiende en el tiempo, complica aún más el escenario y los expertos avisan que una inflación originalmente de oferta se trasladará a la demanda si no se controla en sus primeras fases. Esto "es precisamente lo que está sucediendo", explica el Departamento de Análisis de Bankinter en su informe sobre perspectivas para el tercer trimestre. En este escenario, la subida de tipos consigue un efecto limitado de primeras y perjudica al ciclo económico. Pese a ello, el incremento es inevitable, pero el momento de hacerlo marca una diferencia.

El BCE elevará tipos cuatro meses después de la Fed, que aceleró el ritmo tras la guerra. Desde marzo el coste de financiación en EEUU se ha encarecido 150 puntos básicos. Además, la mayoría de los bancos centrales ya comenzaron el endurecimiento monetario incluso antes. Por ello, desde Bankinter creen que el mayor coste de financiación que aplicará el BCE a partir de julio "supondrá más un problema para la economía europea que una solución contra la inflación a corto plazo" porque la economía ya está mostrando signos de desaceleración. En ese sentido, los analistas de ING también creen que el BCE no podrá aplicar "subidas adicionales en 2023" -y ponerse al nivel de sus pares- debido al riesgo de que las economías de la Eurozona y EEUU entren en una recesión técnica a finales de año.

Lagarde ha aprovechado sus últimas apariciones públicas para dejar claro su determinación contra la inflación, con el objetivo de evitar los efectos secundarios. De esta manera sigue la estela de la Fed, cuyo presidente, Jerome Powell, ya ha admitido la recesión como un mal menor del alza de tipos para tomar control de una inflación desbocada y en máximos de más de cuatro décadas. Sin embargo, las perspectivas son peores para Europa por su exposición a Rusia. Silvia Dall'Angelo, economista de Federated Hermes Limited, señala el "gran dilema político" que enfrenta el BCE por la posible recesión ante la disminución del suministro de gas ruso y el racionamiento energético. Un escenario energético que condicionará la normalización.  

Además, el fin a la política monetaria ultraexpansiva en la zona euroa se ha dilatado en el tiempo por el riesgo añadido que conlleva sobre la fragmentación. Es decir, los diferenciales entre los costes de financiación se elevan en perjuicio de los países con mayor deuda pública. La subida de tipos conlleva un mayor coste para los Gobiernos y vuelve a poner el foco en su estabilidad financiera. El BCE trabaja en una herramienta antifragmentación que evite una nueva crisis de deuda, aunque todavía no ha dado detalles de cómo funcionará, lo que genera incertidumbre en el mercado. 

Todo un juego de malabares que el BCE debe lograr sin quitar la atención a la inflación. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) en la zona euro se elevó hasta el 8,6% en el último mes, un nivel inédito desde la creación del euro. Los precios de la energía fueron el principal impulsor en un mes en el que la UE aprobó el veto al petróleo ruso, disparando el precio del crudo en los mercados internacionales, y el Kremlin ha recortado el suministro de gas natural a Europa, lo que, además del riesgo económico, tensa la oferta y los precios. 

Mostrar comentarios