Antes de mayo

El 'crash' del petróleo fuerza a la OPEP a un recorte de producción más agresivo

Putin, Trump y Bin Salman, la nueva troika de poder del petróleo.
Putin, Trump y Bin Salman, la nueva troika de poder del petróleo.
L. I.

Un mercado desequilibrado y fuera de control. El exceso de capacidad producción, la dificultad por paralizar la extracción de petróleo por parte de los países productores y el colapso del consumo mundial por el confinamiento económico han dibujado un escenario de horror en el sector petrolero. Los inéditos precios negativos de lunes (-37,7 dólares) y martes en el barril West Texas Intermediate (WTI), la referencia de EEUU, han arrastrado al resto de las mezclas de otros países (Brent, Maya, Sahara Blend, Bonny Light, Dubai…) a niveles no vistos en décadas debido a un problema común: la falta de capacidad de almacenaje de los compradores de crudo ante una demanda ausente por el confinamiento.

EEUU, Arabia Saudí y Rusia, que controlan el 54% de la producción de petróleo mundial en este momento, y los países de la OPEP, que incluyendo a los saudíes producen el 46% del crudo, acordaron en Semana Santa un recorte de producción de 9,7 millones de barriles diarios desde el 1 de mayo y hasta el 30 de junio; de 8 millones en lo que resta de 2020 y 6 millones del 1 de enero de 2021 al 30 de abril de 2022. Pese a la solemnidad del acuerdo, pocos en el mercado lo consideraron suficiente. La agencia S&P Platts apuntó al gran error desde el primer momento: “Simplemente no es suficiente para tapar el desequilibrio a corto plazo de 15 a 20 millones millones de barriles diarios en el mercado y evitar que los tanques de depósito rebosen en mayo".

"El aumento constante en el suministro de petróleo desde la llegada de la fractura hidráulica (fracking) ha significado que el suministro se ha estado adelantando a la demanda durante algún tiempo. Los grandes productores, especialmente la OPEP (y más tarde OPEC + con Rusia) han realizado muchos intentos de reducir la producción, pero no han tenido éxito”, explica Randeep Somel, director de inversión de renta variable de la gestora M&G. El sobreabastecimiento del mercado comenzó a enfrentar poco a poco a los grandes productores, cada vez más reacios a bajar al producción como Rusia, hasta que Arabia Saudí optó por una huelga a la japonesa: sobreproducción.

El momento elegido ha sido único en la historia. “La gran caída de la demanda debido al impacto económico de Covid-19 no tiene precedentes. Nunca en la historia del mercado petrolero la demanda se ha detenido como lo estamos viendo actualmente. Si bien ninguna producción puede ser económicamente factible a precios tan bajos del petróleo, no es tan fácil simplemente desconectar la producción de grandes pozos petroleros. Los cierres realizados de manera segura y sostenible llevan tiempo”, añade Somel en un informe sobre el petróleo.

Nueva cumbre de la OPEP

Los grandes productores de petróleo valoran ampliar y adelantar los acuerdos de Semana Santa para evitar un escenario de precios negativos duradero que está llevando a la ruina a países productores como Ecuador, México o Argelia, entre otros. Por eso hay algunos miembros del cartel de la OPEP que quieren reconvocar de forma urgente al grupo de países y hacer efectivo de forma inmediata el acuerdo de recorte de producción. Hay otras potencias como los países árabes que optan por alcanzar un pacto más ambicioso y eliminar el excedente de crudo del mercado para estabilizar los precios. Sin embargo, tanto Rusia como EEUU, que también producen barato, han mostrado su oposición.

“Con una capacidad finita de almacenamiento para llenar, la producción tendrá que caer de forma importante para equilibrar el mercado, finalmente preparando la escena para precios más altos a medida que la demanda se recupere gradualmente. Este punto de inflexión probablemente suceda en las próximas semanas, no meses, con el mercado viéndose obligado a reequilibrarse antes de junio”, señalan Damien Courvalin y Jeffrey Currie, analistas de Goldman Sachs.

La propia ruina de los precios negativos en los contratos con entrega en mayo -cobrar por comprar, pagar por vender- ha situado al sector petrolero de EEUU contras las cuerdas y amenaza con llevarse por delante con una ola de bancarrotas a las empresas energéticas más pequeñas. La quiebra de algunos productores es vista como la solución en el escenario actual para que el mercado recupere el equilibrio entre oferta y demanda.

El problema es que la situación amenaza con llevarse a países enteros como Ecuador o Venezuela. Pero incluso EEUU tiene un problema de gran dimensión que ha obligado al presidente Donald Trump a plantear un plan de rescate al sector de petróleo y gas. La amenaza es doble por sus efectos colaterales: se trata de un sector con más de 200.000 millones de dólares asociados a proyectos y financiación corporativa, según datos de Reuters. La quiebra en cadena de estas empresas no solo arrasaría al sector, sino en una segunda ola a los bancos e inversores que prestaron su dinero para obtener petróleo.

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