Vuelco en el suministro de gas natural en España. Rusia se convirtió el mes pasado en el segundo proveedor de este hidrocarburo a la red gasista española con el 27,8% del total, solo superado por Argelia (28,3%) y cinco veces que Estados Unidos (5,7%), que desde finales de 2021 era el primer o segundo origen del gas que se consumía en la península ibérica. Los datos del gestor de la red Enagás de mayo confirman la aceleración de la tendencia que se estaba registrando en los cuatro primeros meses de este año, periodo en el que se estaba duplicando el volumen de gas licuado (GNL) procedente de Moscú, como publicó 'La Información'.
Lo ocurrido en mayo cuenta con pocos precedentes, sobre todo, por la brusca caída de las importaciones de Estados Unidos que había sido desde finales de 2021, cuando Argelia cerró el grifo del gasoducto Magreb que llega a Cadiz, el principal sostén del suministro. El descenso el pasado mes coincidió además con la visita oficial a Joe Biden en la Casa Blanca del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El encuentro se produjo apenas diez días antes de las elecciones autonómicas (28 de mayo) y de la convocatoria del adelanto de las generales para el 23 de julio.
Las importaciones de gas ruso crecieron hasta 9.663 GWh, un 193% más que en mayo de 2022, mientras que el acumulado de cinco meses desde enero se sitúa en los 33.472 GWh, un 135% más que en el mismo periodo de 2022, según el informe de Enagás. En cambio, la llegada de GNL americano se ha reducido a su mínima expresión. En mayo, el volumen descendió hasta los 1.964 Gwh, un 84% menos que en el mismo mes de 2022. En lo que va de 2023 (enero-mayo), las compras de gas a EEUU se han desplomado un 46%, hasta 36.005 GWh, algo más todavía que a Rusia.
El incremento de comercio de GNL con Rusia va camino de multiplicarse por diez este año respecto a las cifras de gas que llegaban a España en 2018.
El gas natural fue el principal impulsor de la inflación durante el año pasado, debido a su uso para calefacciones pero sobre todo en la industria para la generación de electricidad. Este hidrocarburo se ha convertido en la clave de bóveda del sistema energético para dar estabilidad a la producción de las energías renovables como eólica y fotovoltáica, que todavía no cuentan con la estabilidad suficiente y dependen del tiempo. Nuclear e hidroeléctrica no cuentan con la capacidad suficiente, de ahí que durante el año pasado se llegase a quemar más carbón.
El desplome de los precios del gas natural en los mercados internacionales (-90% desde agosto) ha aliviado el coste de la factura gasista en Europa. La cotización del TTF holandés o en Mibgas ha llegado a situarse ahora en su nivel más bajo en dos años, ante de la crisis. Solo España gastó 26.500 millones de euros en esta materia prima de enero a diciembre de 2022. En conjunto, la industria española importó productos energéticos (petróleo, derivados, gas, carbón) por importe superior a los 90.000 millones de euros, provocando un agujero en la balanza de pagos de más de 50.000 millones de euros, según los datos de la Secretaría de Comercio Exterior.
Se multiplican por diez con Sánchez
Fuentes del sector energético señalan a 'La Información' que precisamente ese movimiento de precios tan brusco puede cambiar los volúmenes de importación de forma drástica de un mes para otro porque algunos contratos de suministro ligados a precios de mercado se acuerdan por un importe global. Básicamente, si los precios suben, los volúmenes tienden a bajar y al revés. Otros contratos de más largo plazo, en cambio, apenas varían a lo largo del tiempo y son un pago por consumo.
Las importaciones de gas desde Rusia han crecido de forma abrupta con el Gobierno de coalición PSOE-Podemos liderado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. De hecho, el volumen actual hasta mayo en 2023 ya supera las compras de gas a ese país de 2021 y está más que duplicándose (+135%) respecto a 2022. El incremento de comercio de GNL con Rusia va camino de multiplicarse por diez este año respecto a las cifras de gas que llegaban a España desde allí en 2018.
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