¿Se rompe la tregua en los mercados energéticos? Los futuros de gas natural en Europa se han disparado más del 20% este lunes, hasta superar los 29 euros por megavatio-hora en el casto del TTF holandés, y hasta los 27,8 euros/MWh en el caso del ibérico Mibgas, referencia para España y Portugal. De este modo tan brusco, con la mayor subida desde marzo y uno de los diez mayores ascensos diarios desde finales de 2021, el precio del gas sale de la tendencia bajista en que estaba sumido.
Los operadores citan la reducción del suministro de gas licuado (GNL) al mercado por parte de EEUU y la redirección de los envíos de gas hacia Asia, que suele pagar más caro este combustible de generación eléctrica por las mayores necesidades de refrigeración y aire acondicionado en verano frente a Europa. Pese a la subida del 20%, el gas europeo todavía acumula una caída del 90% desde su récord de 2022.
El repunte de precio se produce también en medio de la parada por mantenimiento de dos puntos clave de regasificación para Europa y después de que Arabia Saudí haya decidido adoptar un recorte de su producción de petróleo de cara a julio. La decisión ejerce presión sobre el gas por la vinculación de ambos hidrocarburos. Los precios del crudo registraron leves repuntes este lunes por encima de 70 dólares.
Por otro lado, la terminal de GNL de Montoir en Francia permanecerá cerrada hasta el 10 de junio debido a trabajos de mantenimiento. Además, el gasoducto Turkstream -que transporta gas desde Rusia a través del Mar Negro hasta Turquía- también está suspendido hasta el 12 de junio por el mismo motivo.
La actividad en el resto de mercados sigue con la tónica habitual de los últimos meses con un descenso paulatino del consumo de gas antes de que comience la temporada de recarga de las reservas de cara al próximo invierno. Con la excepción de 2022 por la guerra, el proceso suele postegarse al final de verano.
A diferencia del año pasado, las infraestructuras europeas parecen bien abastecidas y cuentan con menor competencia en el lado de la demanda porque China e India sí están recibiendo gas desde Rusia con normalidad. La mayoría de países europeos han reducido de forma drástica las compras de gas ruso salvo excepciones como España, que durante el último año de guerra ha duplicado las importaciones desde Moscú.
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