Tras la ofensiva en Ucrania

Europa diseña fórmulas para desactivar el arma disuasoria de Rusia con el gas

La crisis de precios actual en el Viejo Continente podría moderarse con el fin del invierno, el menor consumo y las nuevas infraestructuras, entre ellas de GNL, que preparan los Gobiernos europeos.

El Gas Natural Licuado (GNL) comienza a sustituir al petróleo en el Puerto
El Gas Natural Licuado (GNL) comienza a sustituir al petróleo en el Puerto
Europa Press

Occidente avanza en las sanciones contra Rusia ante el recrudecimiento de la ofensiva del Gobierno de Vladimir Putin contra Ucrania. El objetivo es ahogar la economía del país ruso y EEUU ya ha apuntado a su punto fuerte, el sector energético. Sin embargo, la Administración de Joe Biden ha apostado por el veto a los recursos energéticos del país al margen de sus aliados de la Unión Europea, que se resisten a ello por su elevada dependencia rusa. Putin aprovecha esa necesidad como arma de defensa en su guerra contra Occidente, pero la UE ya trabaja para neutralizarla y reducir los elevados precios actuales. 

Este lunes, los contratos de futuros de gas natural que se negocian en el 'hub' holandés de Róterdam, los denominados Title Transfer Facility (TTF), y que marca la referencia gasista en Europa, alcanzaron el récord histórico de 345 euros por megavatio hora (MWh). Al cierre, aunque moderó la subida hasta los 227,2 euros, se mantuvo en niveles inéditos. Las negociaciones en Europa y EEUU para nuevas sanciones dispararon el temor a la falta de suministro. Sin embargo, este martes, el TTF holandés se moderó un 40% respecto al máximo histórico del día anterior y más de un 9% respecto al cierre pese a la amenaza de Rusia de cortar el flujo del gasoducto Nord Stream 1, que continúa su actividad pese a la tensión bélica.

Desde Julius Baer explican que "la agitación en los mercados energéticos es una crisis de precios más que de suministros". De hecho, las reservas de gas están aseguradas para los próximos meses y el desafío es para la próxima temporada de otoño e invierno. Entre marzo y abril las reservas de gas en Europa suelen repuntar ante la menor demanda e, incluso con una interrupción de los flujos restantes de Rusia, "el almacenamiento en Europa debería aumentar este verano, pero obviamente a un ritmo demasiado lento", afirman los analistas del banco suizo. Es decir, el fin del invierno y, por tanto, del consumo de calefacción, resta presión a la demanda del gas.

Además, hay que tener en cuenta el efecto que el aumento del gas produce en los precios de la electricidad, pese a que una gran parte proviene de centrales hidroeléctricas, de energía limpia o nucleares, donde los costes operativos están en gran medida separados de la actual agitación de los combustibles fósiles. Por ello, señalan desde Julius Baer, "es probable que los reguladores puedan vigilar de cerca si los aumentos de tarifas están justificados o no".

Todo ello ayuda a reducir la demanda de gas y, con ello, se diluirá la dependencia del suministro ruso de forma natural, aunque no de forma inmediata. La Unión Europea busca acelerar este proceso y la Comisión Europea presentó este martes su propuesta para reducir la dependencia de Rusia. La hoja de ruta incluye la diversificación del suministro para evitar que proveedores puedan alterar la inestabilidad en el mercado -como actualmente Gazprom-, la coordinación entre Estados miembros para que las reservas de gas estén al 90% en octubre de cada año o acelerar la adopción de combustibles renovables para sustituir al gas.

Mientras se logra la transición total hacia las renovables, los Veintisiete también trabajan en nuevas infraestructuras con las que abastecerse de gas natural que no venga de Rusia. En concreto, el canciller alemán Olaf Scholz anunció que acelerarán la construcción de dos terminales de gas natural licuado (GNL), actualmente no cuentan con ninguna, mientras que en Italia el grupo energético Enel, matriz de la española Endesa, estudia retomar los planes de construcción de una planta de gas natural licuado (GNL) en el sur del país. Italia, uno de los países europeos con mayor dependencia de Rusia, cuenta con tres regasificadoras actualmente operativas (Panigaglia, Cavarzere y Livorno), pero todas en el norte del país.

Diferencias entre el mercado europeo y el estadounidense

Las medidas de la UE llegan ante el enfrentamiento de Occidente y Rusia y con la presión de EEUU para aislar completamente a Putin. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, afirmó que es "imperativo" que Europa deje de depender de la energía que importa desde Rusia. Según sus palabras en la CNN, este es el momento para que "muchos países, finalmente, se desprendan de la dependencia de la energía rusa" porque Moscú "la utiliza como un arma". La Administración de Joe Biden ya ha dado un paso al frente con el veto al gas ruso, además del carbón y el petróleo. Sin embargo, la posición de los Veintisiete es más complicada.

Los mercados de gas natural se enfrentan a un escenario diferente y se refleja en la cotización de sus futuros. Mientras el coste europeo alcanza máximos históricos con una subida del 225% en el 2022, el Henry Hub, referencia en EEUU, repunta un 23% y está aún por debajo de los 6 dólares por MMBtu (millón de unidades termales británicas) que registró en octubre y lejos de sus máximos históricos (próximo a los 14 dólares). 

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