Fiat, Michelin y Daimler se la juegan en la amenaza de Trump a los autos en Europa

El presidente estadounidense Donald J. Trump (c) pronuncia su segundo discurso sobre el Estado de la Unión este martes, en el Capitolio en Washington
El presidente estadounidense Donald J. Trump (c) pronuncia su segundo discurso sobre el Estado de la Unión este martes, en el Capitolio en Washington
EFE

El sábado, 18 de mayo, se iba a cumplir el plazo que el gobierno de Estados Unidos se dio para decidir si finalmente sube al 25% los aranceles a los automóviles que importa de Europa. Entonces habrán transcurrido tres meses desde la publicación del informe oficial del Departamento de Comercio norteamericano, que concluyó que estas operaciones afectan directamente a la seguridad nacional. No obstante, este miércoles, las bolsas europeas reaccionaron con alivio a la posibilidad de que la Administración Trump dé otros tres meses más a Europa y Japón para el inicio de una subida de aranceles a sus coches.

Solo parece una tregua temporal mientras EEUU resuelve su disputa con China, con quien acaba de iniciar ya la guerra arancelaria: si el jueves pasado Trump puso en marcha aranceles por valor de 200.000 millones de dólares a productos chinos; el lunes, el país asiático respondió con otros 60.000 millones en sentido inverso. Este escenario de pulso con Europa y Japón se sumaría a los efectos del tira y afloja comercial que EEUU mantiene con China y que ya está dejando huella en el sector.

Las empresas más expuestas

Fiat, Michelín y Daimler, las tres firmas del Euro Stoxx con más exposición a EEUU por ventas, pueden sufrir un auténtico varapalo, aunque también las alemanas Volkswagen o BMW sitúan en el disparadero. En juego hay un total de 8.400 millones de euros que es el impacto total que este incremento de tributos tendría sobre el sector del automóvil del Viejo Continente, con efectos en todos los países.

De las diez cotizadas del sector con un mayor porcentaje de ventas en el país, seis son alemanas, dos italianas y dos francesas. La lista la encabeza Fiat, cuya fusión con Chrysler ha supuesto que el 56% de sus ventas se produzcan en Estados Unidos, un mercado en el que acapara un 12,6% de la cuota de mercado. En el caso de la gala Michelin ese porcentaje se 'reduciría' al 30,9%; mientras que en el caso de las germanas Daimler, Continental y BMW sería del 24,6%, del 19,5% y del 16,5%, respectivamente. Solo en el caso de Fiat suponen ingresos por valor de 2.235 millones de euros desde EEUU, según datos de 2018.

¿Qué impacto tendría en el sector?

Los fabricantes de autos estadounidenses ya se han manifestado en contra de la subida de aranceles a sus homólogos europeos que pretende aplicar Donald Trump y confían en que la retrase y extienda el plazo dado otros 180 días, o en que anuncie al menos la fecha concreta de su entrada en vigor para evitar que la incertidumbre vaya a más. De hecho, son los primeros interesados en que esto no suceda, puesto que un incremento de las tasas a la importación de vehículos europeos podría reducir las ventas de coches en EEUU en casi 500.000 unidades y destruir más de 131.000 puestos de trabajo, de acuerdo con los cálculos de la consultora de análisis de mercado MacroYield.

Esta decisión puede suponer un revés para Alemania, primer fabricante europeo, cuya economía (estancada en el cuarto trimestre de 2018) registró un crecimiento raquítico del 0,4% de enero a marzo. Esta actividad representa alrededor del 17% del total de sus exportaciones, un 20% de su producción industrial y un 5% de su PIB. En este punto tampoco podemos olvidar que España es el principal suministrador de componentes de automóvil para Alemania. 

Pero el impacto va más allá. La agencia de calificación Moody's ya ha alertado de que ese alza de los impuestos a Europa y las posibles represalias de los socios de Washington puede bloquear 500.000 millones de dólares de flujos comerciales, es decir, el 2'8% de las importaciones mundiales y prácticamente el 0,6% del PIB global. 

La coyuntura no puede ser peor

El sector del automóvil atraviesa por una coyuntura complicada, que se ha ido complicando desde hace más de un año. De un lado, la polémica generada por las emisiones del diésel y la mala gestión política del tema, así como una normativa más estricta en países como Alemania, está lastrando las cifras del sector en Europa.

A esto sumamos la ralentización del crecimiento económico de China, tal y como explica a La Información Juan J. Fernández-Figares de Link Securities, puesto que los fabricantes europeos destinan al gigante asiático un importante porcentaje de sus ventas. La guerra comercial entre EEUU y China no ha hecho más que agravar la situación para un sector muy cíclico al que la desaceleración global solo puede afectar de forma negativa. Más a largo plazo, el sector se enfrenta a cambios muy relevantes tanto en lo que respecta al coche eléctrico, que parece haber tomado la delantera, como en lo que tiene que ver con la conducción autónoma, así como al mayor impacto de la conducción compartida.

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