Las cotizadas chinas saldrán perdiendo si Pekín toma represalias contra Trump

El presidente de China, Xi Jinping, junto a su homólogo de EEUU, Donald Trump
El presidente de China, Xi Jinping, junto a su homólogo de EEUU, Donald Trump
EFE

¿Quién tiene la sartén por el mango en la guerra comercial que enfrenta a las dos principales potencias del mundo? El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumplió su amenaza de elevar nuevamente los aranceles a las importaciones del gigante asiático. Washington acusa a Pekín de esquivar compromisos previamente adquiridos en materia de legislación, mientras que China no parece dispuesta a ceder, considerando que estos cambios de leyes atentarían a su soberanía. Ahora, su gobierno amenaza con tomar unas represalias que podrían caldear aún más el ambiente.

Esa respuesta no tendría que pasar necesariamente por un alza de tasas a los productos estadounidenses, sino que podría ser más compleja... y mucho más rotunda. Pekín, como ya ha hecho en otras ocasiones, puede devaluar el yuan para compensar el impacto de la subida de aranceles -un movimiento que no resulta inocuo para su economía y que en 2015 ya le generó más de un disgusto en forma de fuerte salida de capitales-.

Como primer tenedor de deuda estadounidense, China podría plantearse actuar en ese flanco (actualmente posee más de 1 billón en bonos del Tesoro norteamericanos) puesto que es quien en buena medida permite que la maquinaria de la economía estadounidense siga engrasada y funcionando. En tercer lugar, podría actuar sobre la soja norteamericana, de la que también es el mayor comprador a nivel mundial y a la que Pekín impuso ya un arancel del 25%. Esta medida podría suponer un auténtico varapalo para Trump, puesto que la cosecha se cultiva en los estados del medio oeste -que son la base de su electorado-, lo que podría perjudicare de cara a la reelección en las presidenciales del año que viene.

Sin embargo cualquiera de estas decisiones o las demás represalias que pudiera poner en práctica el gobierno de Xi Jinping sobre su rival tendrían igualmente un coste alto para China. Los expertos del banco suizo UBS recuerdan que la incertidumbre sobre la política comercial ha sido responsable, en parte, de la reciente desaceleración del comercio internacional y de la producción industrial, por lo que "la vuelta a la represalias arancelarias entre ambos países constituiría una amenaza para la economía y los mercados de renta variable mundiales", apuntan.

En un escenario en el que Pekín aplicase represalias significativas, en el que se produjera una ruptura de las conversaciones y se aplicasen más aranceles, la entidad calcula que las acciones estadounidenses registrarían una caída entre el 10 y el 15%, y que este retroceso sería aún mayor, de entre el 15 y el 20%, en el caso de los títulos chinos.

Al final, la guerra comercial va más allá de los aranceles sobre las importaciones y los saldos por cuenta corriente. Hans-Jörg Naumer, responsable de mercado de capital de la gestora Allianz Global Investors, considera que se trata de una disputa sobre el dominio de la política mundial, y aún durará un tiempo, por lo que se ha vuelto a intensificar la precaución en los mercados de capitales. "Lo bueno es que los indicadores de fortaleza relativa de las grandes regiones muestran una situación de sobreventa, por lo que no parece que exista presión vendedora. Pero más vale prevenir que curar", añade. 

el dato

Aranceles por algo más del 5% del PIB de EEUU

Donald Trump mantiene sobre la mesa su amenaza de elevar también los aranceles al resto de importaciones chinas (unos 300.000 millones de dólares) al 25%. Si sumáramos a esa amenaza la que pesa sobre el sector del automóvil y el montante de productos del gigante asiático que ya han registrado desde inicios de 2018 y hasta este mes de mayo una subida de tasas por parte de Washington, el resultado serían cerca de 950.000 millones de dólares (algo más del 5% del PIB estadounidense). El banco de inversión Goldman Sachs ve un 30% de probabilidades de que Trump eleve aranceles en esos 300.000 millones de dólares adicionales.

Incentivos para el acuerdo

La mejora de algunos indicadores económicos y los incentivos fiscales y monetarios anunciados no parecen suficiente para paliar las consecuencias de un recrudecimiento de la guerra comercial, advierten desde la consultora de análisis de mercado MacroYield. En primer lugar, porque China no cuenta con el margen fiscal que llegó a tener hace tiempo para contener estas peores consecuencias.

En segundo lugar, porque en el caso de EEUU, su economía se está mostrando fuerte, pero la renovada debilidad de socios tan relevantes como China o Europa no tardaría en dejarse notar en su propio crecimiento. EEUU, como le ocurre a China, tampoco cuenta con un margen fiscal suficiente para tomar medidas de estímulo que puedan contener el daño económico, después del fuerte esfuerzo realizado en la reforma fiscal aprobada por Trump en 2017.

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