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Inversión en oro y plata para jubilación: estrategias y consejos

La prestación contributiva por jubilación es menor que el salario profesional y muchas personas optan por otros métodos de ahorro que permiten ingresos extra cuando se acceda al retiro profesional.

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Inversión en Oro y Plata para Jubilación: Estrategias y Consejos
Studioroman a través de Canva

La jubilación es un momento decisivo para la planificación financiera de cualquier trabajador porque dejan su actividad profesional y, con ello, cesan sus ingresos. Si cumplen los requisitos de la Seguridad Social pasarán a cobrar la pensión contributiva de jubilación, cuyo importe depende de los años cotizados y de la base por la que se cotiza.

Sin embargo, esta prestación contributiva es menor que el salario profesional y muchas personas optan por otros métodos de ahorro que permiten mayores ingresos cuando se acceda al retiro profesional. Entre otras opciones, es posible recurrir a la inversión de metales preciosos como el oro o la plata, tradicionalmente considerados activos refugio, sobre todo frente a la inflación.

¿Cómo invertir en metales?

Los inversores pueden adquirir estos metales directamente en forma de lingotes o monedas. En concreto, habrá que recurrir a entidades certificadas con garantía del peso y la calidad del lingote de oro que ofertan.

Pero, además, también otras opciones para invertir en oro o plata – o cualquier materia prima- es comprar acciones de empresas estrechamente vinculadas a estos mercados. En este caso serian compañías dedicadas a la minería de estos metales preciosos. "Aunque no es una inversión directa en oro, el valor de las acciones estará fuertemente correlacionado y al mismo tiempo, lo que ocurra en las minas de extracción de oro también tendrá un impacto directo sobre su valor”, explican desde Raisin.

Además, se puede recurrir a un fondo cotizado (ETF, por sus siglas en inglés). En concreto, se trata de un instrumento de inversión colectiva, pero que se negocian y liquidan exactamente igual que las acciones en el mercado de valores.

Además, otra opción son los productos derivados. Son instrumentos financieros cuyo valor deriva de la evolución de los precios de otro activo, denominado "activo subyacente". Entre los productos derivados, desde eToro explican que "una manera sencilla de invertir en el mercado de materias primas es utilizando contratos por diferencia -CFD, por sus siglas en inglés-". No obstante, la CNMV, el regulador financiero, avisa de “las posibles particularidades y riesgos específicos que pudieran presentar en cada caso".

Impuestos a pagar con la inversión en oro

La inversión en oro reporta un beneficio al inversor por el que deberá tributar e incluirlo en la declaración de la Renta. Se trata de un trámite que deben realizar cada año todos los contribuyentes para ajustar con Hacienda su tributación por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). En concreto, a través de este trámite cada contribuyente rinde cuentas con Hacienda sobre el importe pagado de IRPF a lo largo del año y el importe que corresponde. Así, podrá salir a pagar o a devolver.

No obstante, el tratamiento fiscal sobre el IRPF es diferente según la consideración de los ingresos obtenidos. Así, en el caso del beneficio obtenido a partir de la inversión en oro o plata se incluye en la base imponible del ahorro como ganancia patrimonial –o pérdida patrimonial-. Sobre la base imponible del ahorro se aplica un gravamen diferente en función de los tramos.

  • Hasta 6.000 €: 19 %
  • Entre 6.000 € y 50.000 €: 21 %
  • ​Entre 50.000 € y 200.000 €: 23 %
  • ​Entre 200.000 € y 300.000 €: 27 %
  • ​De 300.000 € en adelante: 28 %

Hay que tener en cuenta que este gravamen solo se aplicará una vez las plusvalías o minusvalías sean efectivas. Si el inversor no vende la inversión, las ganancias o pérdidas son latentes y no se deben tributar por ellas. Además, en el caso de registrar pérdidas patrimoniales, se podrán compensar las pérdidas hasta un límite del 25% del positivo. Además, el resto del importe negativo se podrá compensar en las declaraciones posteriores durante cuatros años.

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