Indicadores adelantados

¿Llegará la recesión en 2024? Tres índices que pueden alertar de la caída del mercado

La entrada en recesión de la economía europea o estadounidense por efecto de la subida de tipos y la inflación no se produjo pese a los pronósticos generalizados en esa dirección, pero el riesgo sigue activo para este año.

Pantalla de valores de la Bolsa de Seúl.
Pantalla de valores de la Bolsa de Seúl.
DPA vía Europa Press

Hasta hace relativamente poco tiempo, las alarmas que avisaban de la llegada de una recesión no paraban de sonar. Pero en 2023 nada sucedió como estaba previsto, y tampoco la llegada de la temida recesión. 2024 ha arrancado con un escenario económico incierto y lleno de especulaciones, pero son pocos los que espera una gran recesión económica.

¿Menosprecia el mercado el riesgo de una recesión severa, igual que ignora el riesgo geopolítico? La respuesta no es sencilla y de lo único que podemos estar seguros es de que este ejercicio promete ser de gran interés, no exento de volatilidad y lleno de sorpresas. Desde la búsqueda de señales de alarma en los patrones económicos actuales hasta el análisis de indicadores económicos críticos, los datos y las señales serán la mejor guía para alertarnos de una caída de los mercados.

¿Desaceleración fuerte o recesión?

Para 2024, se prevé que el crecimiento en Estados Unidos se desacelere al 1,6%, una disminución significativa desde el 2,5% en 2023, según los datos del Banco Mundial (BM). Mientras, la zona euro enfrenta un panorama más sombrío, con un crecimiento previsto de solo 0,7% en 2024, influenciado por los altos precios de la energía. Por otro lado, el crecimiento en China se espera que sea del 4,5% en 2024, el más lento en más de tres décadas, excluyendo los años afectados por la pandemia.

En este contexto, donde el crecimiento global del PIB se prevé en un lento 2,4% para 2024, según el BM, el escenario base sería el de una economía que se detiene en lugar de colapsar. "No creo que una recesión sea inminente en este momento", asegura Álvaro Sanmartín, economista jefe en Amchor Investment Strategies. "La situación de balance de familias y empresas es en general positiva, los salarios están creciendo por encima de la inflación y el paro se mantiene en niveles muy reducidos. Todo eso va a apoyar la evolución del consumo privado a lo largo del presente ejercicio", dice.

Señales de alerta de una fuerte desaceleración

Declive continuo del PIB y disminución en la producción industrial. "Si viésemos un declive continuo en el PIB o una disminución en la producción industrial, serían indicativos de que la economía está perdiendo fuelle, pero la realidad, es que ahora mismo eso no se vislumbra", resalta Sanmartín.

Aumento en las tasas de desempleo. Álvaro Carbón, director ejecutivo de GAM Investments, advierte de que: "una ralentización mayor podría ser el preludio de algo más serio si no se toman medidas correctivas a tiempo". En este contexto, Sanmartín añade: "si las empresas comenzasen a recortar puestos de trabajo, estarían claramente anticipando tiempos difíciles”.

Cambios en los mercados financieros. Carbón apunta a un indicador específico: "Una inversión en la curva de rendimientos de los bonos gubernamentales, donde los rendimientos a corto plazo superan a los de largo plazo, ha sido históricamente un indicador confiable de recesión". Sanmartín añade: “La volatilidad del mercado de valores y la fuga hacia inversiones más seguras serían señales de que los inversores están perdiendo confianza en la economía"

Indicadores económicos a seguir

A medida que transcurren las primeras semanas de 2024, ciertos indicadores económicos adquieren una importancia crítica para predecir la salud de la economía global. El índice de gestores de compras (PMI) es un indicador crucial para medir la salud económica. Un PMI por debajo de 50 sugiere una contracción económica. Los últimos datos disponibles de finales de 2023 muestran que varios sectores han mostrado claros signos de desaceleración. Álvaro Carbón cree que los PMI "proporcionarán una visión anticipada de lo que podría ser una tendencia decreciente en la producción industrial y los servicios".

El gasto del consumidor es otro motor clave del crecimiento económico. En 2023, fuimos testigos de una disminución notable en la confianza del consumidor a medida que fueron subiendo los tipos de interés. Esta tendencia podría reflejar una anticipación colectiva de tiempos económicos más difíciles y, por ende, un potencial descenso en el gasto. La confianza del consumidor actúa como un termómetro de la disposición de las personas a gastar dinero, lo cual es vital para mantener la economía en movimiento.

Por otro lado, la inflación continuara siendo un factor significativo este año. Puestos a buscar posibles motivos de decepción, Sanmartín apunta en esa dirección: "Creo que hay más probabilidades de que la inflación sorprenda al alza que de que las economías entren en recesión. La consecuencia podría ser que los bancos centrales se vieran forzados a bajar los tipos bastantes menos veces de lo que ahora se descuenta".

La combinación de un PMI decreciente, una confianza del consumidor venida a menos y las respuestas a la inflación por parte de la política monetaria configuran un panorama que requiere una vigilancia estrecha para prepararse para los posibles cambios en el ciclo económico. Mientras 2024 echa a andar, las incógnitas económicas persisten. ¿Cómo interpretaremos las señales contradictorias del mercado y la economía global? ¿Hasta qué punto las políticas actuales influirán en el rumbo económico? ¿Seremos testigos de una recesión en 2024?

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