Perspectivas de inversión

Los mercados van a un colapso inevitable, según el gurú 'bajista' de Société Generále

Albert Edwards es una de las voces discordantes entre los grandes bancos de inversión y considera que la combinación de aumento de deuda y escalada de los intereses pueden agitar a los bonos y la bolsa.

Los mercados van hacia un colapso inevitable, según el gurú de Societé Generále
Los mercados van hacia un colapso inevitable, según el gurú de Societé Generále
SG vía L. I.

La media de los expertos dice que los mercados están ante un rally inmaculado que llevará al S&P 500 a conquistar nuevos máximos históricos a final de año, y con una situación económica que va a seguir estabilizándose durante los próximos meses. Muy pocos hablan de aterrizaje forzoso en términos económicos, con el contexto de bajada de tipos por parte de la Fed. 

Sin embargo, no todos tienen esa lectura de la actualidad.  El último informe de Albert Edwards, estratega de mercados de Societé Generále, una vez más, una opinión contraria a la del resto de los analistas de Wall Street, mayoritariamente alcistas. Si bien hace unos meses decía que se estaba gestando una burbuja que en cualquier momento iba a explotar, ahora dice que la economía y los mercados están avanzando hacia un “colapso inevitable”.

Edwards, permabajista de referencia, apunta a que una de las principales lecciones que dejó la crisis financiera del 2008 fue haber ignorado a las voces discrepantes a mediados de la década del 2000 que habían advertido de que Alan Greenspan estaba presidiendo la mayor burbuja crediticia de la historia y que explotaría espectacularmente: "Fueron ignoradas, marginadas o ridiculizadas".

“En mi caso particular, las burlas por mis funestas advertencias de 2006 fueron como agua de borrajas”, lamenta el experto. “Ya había recorrido un camino solitario al arriesgarme e identificar tanto el milagro asiático de mediados de los noventa como la Nueva Era Tecnológica de finales de los noventa como gigantescas burbujas crediticias que acabarían explotando”, dice.

“Pero no hay nada más difícil que mantener una conversación con un verdadero creyente y sugerirle que su idilio con la inversión no es más que una gigantesca burbuja a punto de estallar”, argumenta Edwards. Desde su punto de vista, desgraciadamente, tal es el sesgo hacia el optimismo que hay poco espacio para los inconformistas en el sector financiero. “Tuve suerte de que mi empresa actual y la anterior (Kleinwort Benson) aceptaran el riesgo… Pero incluso ellos se habrían echado atrás si hubieran visto mis informes del colegio con comentarios de los profesores como: ‘Es un verdadero incordio, espero que se vaya’”, ahonda.

El estratega de la firma francesa comenta que el fracaso colectivo más reciente fue la incapacidad de los bancos centrales occidentales (y de la industria económica en general) para predecir que la monetización de los enormes déficits fiscales durante la pandemia (de oferta limitada) provocaría un aumento de la inflación de los precios al consumidor.

En este contexto, el ex gobernador del Banco de Inglaterra (y economista jefe), Mervyn King, fue noticia la semana pasada. King criticó el "pensamiento colectivista" y la falta de voces discrepantes en los bancos centrales por alimentar la crisis inflacionista. En particular, dijo que era "absurdo" que los bancos centrales confiaran en modelos de previsión que ignoraban el papel del dinero.

Teniendo en cuenta este último punto, Martin Wolf, articulista de Financial Times, ha señalado que la expansión explosiva del dinero en relación con el PIB se ha revertido por completo. De hecho, el crecimiento del dinero en relación con el PIB ha sido el más débil desde los años 30. Wolf escribe: "Estas cifras muestran un enorme auge y caída en el aspecto monetario... En el futuro, la presión desinflacionista podría resultar excesiva".

Uno de los mejores ejemplos de pensamiento colectivo de los bancos centrales, según Edwards, es la Reserva Federal. El Wall Street Journal escribió recientemente un artículo titulado “Los votos discrepantes en la Reserva Federal están casi extintos”, que evidencia cómo la institución monetaria casi no tiene voces discordantes a la hora de realizar las votaciones. 

Una situación que podría poner en duda cómo cada vez los debates se han reducido a la mínima expresión. “Desde mi punto de vista estamos en un esquema de colapso inevitable y los inversores podrían estar equivocados al cambiar sus previsiones de recesión por un resultado de ‘no aterrizaje’”, asegura Edwards.

Deudas, intereses e impagos

El experto de la entidad bancaria francesa comenta que una de las principales señales se encuentra ya en el mercado laboral. “No sólo las medidas más amplias del desempleo están aumentando más rápidamente que la tasa principal, sino que los indicadores coincidentes tradicionales del paro sugieren que el mercado laboral es mucho más flojo de lo que evidencian los datos oficiales del gobierno”, sostiene.

“Ya hemos advertido anteriormente de que, a pesar de que el ‘gráfico más loco’ muestra un colapso de los pagos de intereses de las compañías (a pesar de un repunte de los fondos de la Reserva Federal)… Las empresas de menor capitalización y las que no cotizan en bolsa se encuentran en verdaderos apuros financieros”, advierte. Estas dificultades se manifestarían ahora, según el analista, en el universo de los bonos basura con calificación crediticia CCC, donde los diferenciales se están ampliando bruscamente, a pesar de que los bonos de mayor calificación disfrutan de diferenciales más estrechos frente a los bonos del Tesoro estadounidense.

Los expertos en liquidaciones de empresas de Epiq anunciaron recientemente que el total de quiebras comerciales había aumentado un 43% interanual en el primer trimestre de este año. En este sentido, existe cierto debate sobre en qué medida este aumento se debe a que las empresas más pequeñas, presionadas para reembolsar los préstamos pandémicos, se apresuraron a aprovechar una disposición favorable de la ley que expirará pronto. “Lo que está claro es que el sector de las small caps atraviesa graves dificultades, y la NFIB (que sondea el optimismo) constata que un enorme 30% neto de las pequeñas empresas ven reducidos sus beneficios frente a un aumento de los mismos, lo que es propio de una recesión”, termina Edwards.

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