Zuckerberg bajo el foco

El milagro del billón de dólares, en duda: Facebook deja de ser intocable

La tecnológica ha perdido casi un 14% de su valor desde su precio máximo registrado hace apenas un mes, en medio de una crisis tras las acusaciones de priorizar los beneficios a la seguridad de los usuarios.

Mark Zuckerberg, fundador de Facebook
Mark Zuckerberg, fundador de Facebook
EFE

En mayo de 2012 Facebook hizo historia con la mayor oferta pública de venta (OPV) de una tecnológica y actualmente su debut en bolsa se mantiene como el noveno más destacado de la historia. "Escepticismo y frenesí", "Zucker-punch", "triunfo sobre el análisis financiero"... fueron algunas conclusiones que recogieron entonces los medios  para describir un debut bursátil con dudas sobre la valoración de sus acciones. En casi 10 años, la compañía que fundó Mark Zuckerberg ha ido convenciendo a los inversores a base de cifras: más de 29.000 millones de dólares en ingresos y casi 20.000 millones de beneficio en el último semestre, con márgenes destacados. Sin embargo, la polémica en torno a su actividad no ha desaparecido y ahora enfrenta una crisis reputacional que hace dudar al mercado y ya le desbanca del selecto grupo de las compañías que valen más de un billón de dólares.

Frances Haugen, exempleada, es la persona que está poniendo en jaque a Facebook tras asegurar que oculta que sus plataformas son nocivas para los menores, fomentan la división social y que debilitan la democracia. Todo, según declaró ante el Senado, para anteponer su beneficio económico a la seguridad y el bienestar. 

Las acusaciones no han pasado desapercibidas para los inversores. En lo que llevamos de octubre, el precio de las acciones de Facebook se deja un 3% -agravada por el desplome tras el fallo técnico en sus aplicaciones-, que se suma a las pérdidas superiores al 10% en septiembre. La pérdida de valor en bolsa se produce apenas un mes después de que marcara su máximo histórico, con un precio de 382 dólares por título. Fue la culminación de un 'rally' impulsado por el crecimiento de los usuarios y el fuerte mercado de la publicidad digital. Esto le permitió alcanzar la cota del billón de dólares de capitalización que ya ha perdido. 

Pese a la situación crítica, Facebook se mantiene como la sexta empresa más grande por capitalización bursátil, con un valor próximo a los 930.000 millones de dólares, gracias al control de tres de las redes sociales más populares, Facebook, Whatsapp e Instagram. La compañía forma parte del grupo de las 'big tech', también conocidas como FAMAG (Facebook, Amazon, Microsoft, Apple y Google), que acumulan cerca de 9 billones de dólares de valor convertidas en unos de los activos favoritos por los inversores por su rentabilidad. En el caso de la firma de Zuckerberg, el mercado premia sus márgenes, de casi el 50%. 

Cuando debutó en bolsa, con el análisis fundamental era difícil justificar el precio de salida, pero los inversores apostaron por un fuerte crecimiento de los ingresos y las ganancias en los próximos años. No se equivocaron. El crecimiento también ha venido ayudado por las compras de Instagram y Whatsapp en 2012 y 2014, respectivamente. Una exitosa apuesta pese a las burlas por el coste en su momento. Compró Instagram por 1.000 millones y seis años después ya costaba diez veces más.

Sin embargo, estas cifras están 'manchadas' de polémica, precisamente por el control de los datos de sus usuarios. No es la primera controversia a la que se enfrenta Facebook: comportamiento monopolístico, férreo control de Zuckerberg... Pero hasta ahora había logrado salir ileso de otras polémicas. De hecho, hace apenas un mes marcó su máximo histórico impulsado por la victoria en un denuncia antimonopolio. 

¿Injerencias políticas?

"- ¿Cómo gana dinero Facebook si no cobra a sus usuarios?  -Senador, publicamos anuncios". La pregunta a Zuckerberg durante un comparecencia en 2018 tras el caos de las elecciones de 2016 en EEUU causó burla en redes sociales, sin embargo pone el foco en quién puede controlar la información que se difunde: los anunciantes. El perfil personalizado que extraen las redes sociales a partir de sus usuarios ha adquirido relevancia a nivel político ante la extensión de discursos populistas y bulos. La segmentación publicitaria en las redes atrajo al marketing político para lograr llegar al mayor número de personas posible, disparando el presupuesto invertido. 

El ejemplo más conocido es el de las elecciones en EEUU hace cinco años que ganó Donald Trump y tras las que se investigó una posible injerencia rusa. Durante los meses previos se dispararon los bulos y la desinformación. Según las declaraciones de Haugen, que se reivindica como activista de redes sociales, esto es posible por el funcionamiento del algoritmo que determina qué ve cada usuario. Según documentos filtrados en los medios, priorizaba publicaciones polémicas para lograr el máximo 'engagement' posible, esto es el grado de interacción de los usuarios. De esta manera, los grupos políticos pueden imponer corrientes de opinión o influir en la reputación según el dinero invertido en redes. 

Tras la polémica en EEUU, que llevó al presidente de Facebook al Senado, Zuckerberg admitió que no hizo lo suficiente para detener las 'fake news', pero afirmó que el grupo había tomado nota para cambiar. Tras las acusaciones de su exempleada, defiende que "muchas de las acusaciones no tienen sentido" y que no reconoce "la falsa imagen de la compañía que se está pintando". Pese a estas declaraciones, la compañía ha ralentizado el trabajo de varios de sus equipos en el desarrollo y lanzamiento de nuevos productos, según publicó The Wall Street Journal, que explica que el objetivo es examinar qué críticas pueden conllevar los productos para la red social y "garantizar que estos no afectan negativamente a los menores de edad".

Ante este escenario, Mark Zuckerberg, fundador y cabeza visible de la tecnológica, se sitúa bajo el foco tras haberse convertido en uno de los hombres más ricos a base de 'me gustas'. De momento, según datos de Bloomberg Billionaires Index, perdió cerca de 6.000 millones de dólares (5.165 millones de euros) por el desplome de las acciones de la compañía tras la caída del servicio. Las pérdidas son mínimas ante el incremento que acumula en el año de 19.200 millones en su fortuna personal. Sin embargo, su imperio parece más débil que nunca y por ahora ha dejado de ser 'intocable' ante un cambio regulatorio que amenaza su negocio. 

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