Reunión de la Fed

Powell mantendrá el freno de mano echado ante una economía exuberante

El emisor debe empezar a aclarar su hoja de ruta hacia el 'tapering' con un PIB que puede haber crecido un 10% en el segundo trimestre, una inflación del 5,4% y un balance que supera ya los 8,20 billones de dólares

HANDOUT - 30 October 2019, US, Wahington: Jerome Powell, Chair of the Federal Reserve, speaks during a press conference. The US Federal Reserve announced its third consecutive quarter-point interest rate cut since July. Photo: -/Federal Reserve /dpa - ATT
Powell mantendrá el freno de mano echado ante una economía exuberante
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Al presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, no le queda otra opción que mantener el freno de mano echado de los estímulos monetarios. No le queda más remedio pese a unas cifras macroeconómicas exuberantes y que a todas luces justificarían un giro de timón por parte del organismo más pronto que tarde. Sin embargo, el miedo a una sobrerreacción de los mercados que enfríe o congele la recuperación en medio de una crisis sin precedentes ha venido pesando más en los últimos meses... y sigue haciéndolo. Powell debe empezar a aclarar su hoja de ruta hacia el 'tapering' o retirada paulatina de ese oxígeno extraordinario y cada reunión del máximo órgano de la entidad (FOMC) aportará detalles -con cuentagotas- sobre el camino a seguir. 

La que arranca este martes y se prolonga hasta mañana tiene lugar en un momento en que la economía estadounidense se mantiene en la pelea por el podio de la salida de la crisis. Las estimaciones de los principales consensos apuntan a un acelerón de su PIB del 10% en el segundo trimestre tras haber avanzado ya un 6,4% entre enero y marzo. Goldman Sachs ha rebajado algo sus expectativas que, pese a ello, aún contemplan un avance de la riqueza norteamericana del 8,5% en el tercer trimestre y del 5% en el último. Para el conjunto del ejercicio la primera economía del mundo podrá crecer al 7,5% si la crisis sanitaria no la torpedea, según la mayoría de analistas. 

El consumo, que representa dos tercios de la actividad estadounidense, mantiene su pujanza y lo hacen también las inversiones. Al mismo tiempo, la inflación se disparó en junio hasta el 5,4% hasta alcanzar la mayor tasa desde 2008 -un repunte que desde el propio banco central han venido insistiendo en que es temporal-. De hecho serán los próximos datos de esta variable los que el organismo pueda tomar como decisivos a la hora de evaluar el efecto de transmisión a los contribuyentes básicos de la subida de los precios (componentes no cíclicos, vivienda, atención sanitaria y la posible evolución de los salarios).

El empleo es el único que ha sembrado algunas dudas, con un crecimiento inferior a las expectativas pese al récord registrado en términos de ofertas (el número de puestos disponibles alcanzó los 9,21 millones el pasado mes de mayo, según datos del Departamento de Trabajo). Esta paradoja se explica por la presencia de cuellos de botella ante restricciones residuales relacionadas con la Covid-19, debido a los problemas de conciliación familiar provocados por el cierre de las escuelas y por el hecho de que las prestaciones por desempleo han desincentivado la búsqueda activa.

"Estos factores deberían desaparecer en los próximos meses, lo que llevaría a un crecimiento más rápido del empleo", sostienen desde la gestora de la aseguradora italiana Generali. Todo se pone de cara, pues, para la retirada de la respiración asistida de la Fed, que prácticamente ha duplicado su balance hasta los 8,20 billones de dólares (alrededor de 6,96 billones de euros) que superaba ya con las cifras disponibles hasta el pasado 12 de julio.

El tapering será muy progresivo aunque su anuncio se adelante

En realidad y hasta la fecha el emisor ha seguido flexibilizando su política a toda velocidad, lo que se traduce en una curva más plana y unos tipos más bajos. "Este es un objetivo loable, pero el posterior endurecimiento de la política será mucho más difícil de llevar a cabo", sentencian los analistas de ING. Sus cálculos apuntan a que las compras de bonos por valor de 120.000 millones de dólares al mes se reducirán a cero cuando se produzca la primera subida de tipos, que sitúan en septiembre de 2022. A ésta seguiría, según sus estimaciones, otra subida más ya en diciembre. Desde su punto de vista, "el permanente mensaje 'dovish' de la Fed ante la persistencia de la inflación es similar al de un conductor que mantiene el pie en el acelerador para pisar el freno en el último momento".

Después de una reunión de junio en la que llegó el primer anuncio de que el FOMC estudiará la posibilidad de reducir ese programa de compra de activos se espera, por tanto, que el encuentro actual sirva para discutir las modalidades de dicha reducción. "El presidente Powell probablemente se decantará por un mensaje sencillo y claro, centrado en las cifras más altas y en una reducción proporcional de los valores respaldados por hipotecas y los bonos del Tesoro", apunta Erick Muller, responsable de Producto y Estrategia de Inversión de Muzinich & Co

Desde la gestora neoyorquina se decantan por un tapering "progresivo", para limitar un posible impacto negativo en las condiciones financieras de EEUU y permitir que el mercado "pueda adaptarse sin problemas a las menores inyecciones de liquidez". Es por ello que dibujan un proceso que se prolongaría durante varios trimestres, hasta bien entrado el año 2022, aunque la decisión como tal se anuncie formalmente en la reunión de finales de agosto (como muy pronto), aprovechando la tradicional reunión de banqueros centrales en Jackson Hole (Wyoming)

Desde la consultora de análisis de mercados MacroYield esperan a un Powell y una Fed calmados, insistiendo en el mensaje de que la actual inflación es transitoria, en que la retirada de estímulos está aún lejos, que la variante Delta es una amenaza para la economía y en que el empleo está a una gran distancia de sus objetivos. Es probable que sus esfuerzos sigan encaminados a mantener laxas las condiciones financieras y resulta probable que lo consigan. "Sin embargo, la proximidad del tapering y los bajos niveles alcanzados por la curva de rentabilidades sugieren que los riesgos de repuntes no son despreciables", advierten.

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