Exposición de EEUU y Alemania

Los riesgos de cola de China tras la huida en masa de los inversores extranjeros

La retirada de las inversiones extranjeras en el gigante asiático comienzan a pesar sobre la estabilidad financiera de un país que arrastra su propia crisis inmobiliaria desde hace dos años por el exceso de deuda.

Logo en la sede la constructora china Evergrande.
Logo en la sede la constructora china Evergrande.
Katherine Cheng vía Europa Press

No es ningún secreto que China no está en su mejor momento económico. Las exportaciones están sufriendo un descenso constante: seis meses consecutivos cayendo, con el último dato de octubre de un retroceso del 6,4%. Hay motivos para la preocupación en el corto plazo, según los expertos, pero también para el optimismo si se activan las luces de largo alcance. Eso sí, a sabiendas de que la fotografía actual está bastante oscura.

El espanto es tal que, frente a los datos de los últimos meses procedentes del gigante asiático, las inversiones directas extranjeras en se encuentran en mínimos históricos. La mayoría no quieren ni ver a China en sus carteras con esta espiral tan complicada que se ha gestado. “Ni a finales de los 90 se había observado una estampa tan negativa con el país… Hay muchos vientos en contra que todavía hace que los inversores no quieran estar estructuralmente en la región en promedio”, analiza Deutsche Bank en un reciente informe.

La situación es de difícil encaje para la inversión. El país está atravesando una crisis inmobiliaria atroz que se refleja a la perfección con los datos de viviendas nuevas Los últimos datos de noviembre evidencian que la venta de inmuebles de nueva construcción se ha contraído un 20,3% en términos anualizados, lo cual termina por contagiar al sistema financiero, tal y como ocurrió en Europa y Estados Unidos con la crisis inmobiliaria del 2008.

“Esto genera una desafección por parte del inversor institucional, que siempre busca potencial, pero también la menor volatilidad posible cuando decide apostar a largo plazo por una región”, asegura Morgan Stanley en su último informe de previsiones de los mercados emergentes. “Para el largo plazo habrá potencial, pero aún hay muchos ruidos que se deben salvar”, añade la entidad bancaria.

En el ámbito nacional, el gobierno está intensificando las medidas de flexibilización en el mercado inmobiliario, incluida la reducción en Shenzhen de la cuota inicial del 80% al 40% para los compradores de segunda vivienda y los reguladores instando a los bancos a aumentar los préstamos a los promotores inmobiliarios. “Se necesitan más medidas de flexibilización para reducir los riesgos de cola izquierda”, dice Goldman Sachs en un reciente informe.

Poco después de la visita del presidente de China, Xi Jinping, a San Francisco para la reunión de la APEC a principios de mes, el gobierno chino anunció varias medidas que indicaban su deseo de aumentar los lazos económicos con el resto del mundo, con la pretensión abrir más los sectores de servicios a la inversión extranjera y la decisión de permitir la entrada sin visado en China a visitantes de seis países. Desde la administración son conocedores que han de dar un golpe de timón a la situación.

Datos poco optimistas

El resto de cifras chinas tampoco apuntan al optimismo inmediato. Hay un desbarajuste claro entre oferta y demanda. La inflación del IPC general de China volvió a ser negativa en octubre (-0,2% interanual), tras caer brevemente por debajo de cero en julio (-0,3% interanual). Aunque los bajos precios del cerdo (-30% interanual) contribuyeron significativamente a la debilidad del IPC, el hecho de que la tasa subyacente –que excluye los precios de la energía– fuera sólo del 0,6% interanual indica la atonía de la demanda en la economía.

“Aunque esperamos que los responsables políticos intensifiquen la flexibilización y proyecten un crecimiento real del PIB del 4,8% para el próximo año, prevemos que la inflación general aumente a sólo el 1,3% en 2024, muy por debajo del objetivo del gobierno (en realidad un techo) del 3%”, vaticinan los expertos de Goldman Sachs.

Además hay que tener en cuenta la situación del mercado de divisas. Después de que el yuan se mantuviera con respecto al dólar en torno al 7,30 durante los últimos tres meses, la divisa china ahora cayó rápidamente por debajo de 7,15 debido a la debilidad del billete verde.

“Lo interesante es que, a pesar de este rápido fortalecimiento, el Banco Popular de China sigue manteniendo su fijación diaria del yuan con una orientación más fuerte en los últimos días, lo que para nosotros es una clara indicación de que los responsables políticos se centran en reducir las expectativas de depreciación y gestionar las presiones de salida de capital, especialmente porque la confianza sigue siendo frágil a nivel nacional y el mercado inmobiliario lucha por encontrar un suelo”, comenta Goldman Sachs.

Por otro lado, hasta ahora, los datos industriales en China apuntan a un panorama mixto en este final de año. Mientras que el índice PMI de las industrias emergentes (EPMI) subió tras el ajuste estacional, la producción de acero sugeriría una menor actividad manufacturera. “En términos netos, esperamos que los PMI manufactureros de este mes sigan siendo flojos y en zona contractiva”, concluyen desde el banco estadounidense.

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