Nueva hoja de ruta

Zafarrancho en el BCE: puertas abiertas a la liquidez y subida de tipos en otoño

El banco central redibuja sus previsiones económicas con más inflación y menos crecimiento, pero acelera la retirada de estímulos para realizar su primera subida de tipos en una década.

Guindos y Lagarde.
Guindos y Lagarde.
Andrej Hanzekovic / ECB

Soplar y sorber la sopa. Al Banco Central Europeo (BCE) no le ha quedado otro remedio que comenzar a escorar su política monetaria hacia una subida de tipos de interés pese a la desaceleración que registra la economía de la zona euro y la previsión de que se deteriorará más por la guerra de Rusia en Ucrania. La inflación empeorará "sustancialmente" desde el nivel actual (5,1% en febrero), atendiendo a las proyecciones que han dado a conocer los economistas del banco central este jueves. La gobernadora Christine Lagarde encara una encrucijada: subir tipos y retirar estímulos a la vez sembrando la entrada en recesión, o apostar por la recuperación a cambio de elevar la envergadura de una ola inflacionista que no terminará bien.

La mala noticia es que el departamento que capitanea Philip Lane ha sido cauto en sus números por la falta de visibilidad tras solo dos semanas de conflicto bélico. El 'escenario base' para 2022 pronostica que el PIB de la eurozona crezca el 3,7% (cuatro décimas menos de lo estimado en diciembre, mientras que la inflación se situará en el 5,1% frente al 3,2% anterior. En función del impacto de la crisis ucraniana, el 'escenario adverso' situaría el crecimiento de precios en el 5,9% y, en el 'severo', en el 7,1%.

"Hay muy poco o nada que el BCE pueda hacer para detener la inflación alta e, incluso, acelerada en la coyuntura actual, y la perspectiva de estanflación complicará aún más la vida del banco central y cualquier endurecimiento total de la política monetaria", asegura Carsten Brzeski, economista de ING. “Todo esto significa que el BCE avanza en una normalización muy paulatina de la política, manteniendo la máxima flexibilidad en todos los sentidos. Esto es lo mejor que puede hacer con la guerra en curso en Ucrania y la incertidumbre extremadamente alta. De cara al futuro, las decisiones de hoy mantienen la puerta abierta a una primera subida de tipos en 2022”, añade.

La decisión del BCE de mantener los tipos fue acompañada por el compromiso de “garantizar la liquidez” y tomar las “medidas necesarias” ante la situación de guerra. Sin embargo, el instituto emisor confirmó la terminación del programa de compras de emergencia (PEPP) a finales de este mes y puso como límite “el tercer trimestre” para dar por finalizado el APP, el otro mecanismo de estímulo vía compras de deuda que tiene activo. Hasta entonces, el banco solo ha confirmado que un importe de adquisiciones de deuda de 90.000 millones de euros desde abril hasta junio.

La conclusión anticipada de este mecanismo fue lo más llamativo de la reunión celebrada en Fráncfort. "El BCE ha sorprendido por su tono 'hawkish' (agresivo), ya que la elevada y creciente inflación compensa el impacto económico negativo de la invasión rusa en Ucrania", considera Pietro Baffico, economista de la gestora Abrdn. Lagarde mentó la crisis de suministro "de nuevo" como un factor desestabilizador de los precios, aunque esta vez se está agudizando por las interrupciones del comercio internacional (sanciones de Rusia y, sobre todo, unos precios de la energía que siguen desbocados en la comparativa interanual.

"Como se esperaba, la reunión de hoy del BCE se centró en recuperar la opcionalidad y la flexibilidad de la política, a la luz de la extrema incertidumbre macroeconómica. Por el lado de los halcones, el BCE apunta a un final algo más rápido de las compras netas de activos y ha eliminado la referencia a tipos de interés más bajos de sus orientaciones de política monetaria", apunta Konstantin Veit, gestor de PIMCO. A priori, el BCE comenzará a subir los tipos una vez concluya el APP, es decir, puede ser en otoño. Los expertos coinciden en señalar casi como una certeza e, incluso, que el calendario volverá a acortarse en función de la guerra.

Medidas extraordinarias, en capilla

“Lagarde hizo hincapié en la opcionalidad, la flexibilidad y la dependencia de los datos, ya que navega por un panorama económico y geopolítico incierto y en rápida evolución, dominado por el deterioro de las compensaciones entre crecimiento e inflación”, argumenta Silvia Dall'Angelo, economista de Federated Hermes

“Como mínimo, la incertidumbre relacionada con la guerra hará que el BCE proceda con cautela y de forma gradual. En el peor de los casos, es posible que tenga que recurrir a un nuevo paquete de medidas de emergencia y retrasar el despegue del endurecimiento monetario, aunque parece que las palancas fiscales disponibles tanto a nivel de la UE como a nivel nacional tendrán que hacer el trabajo pesado en respuesta a las consecuencias negativas de la guerra en Ucrania”, arguye esta experta.

En esta línea se posiciona Axel Botte, estratega global de Ostrum AM, filial de Natixis IM: “El resultado más adverso conllevaría una postura más acomodaticia, por lo que la actitud agresiva de hoy tiene algunos riesgos a la baja. El BCE también puede necesitar tiempo para evaluar el impacto previsto del gasto de la UE en diversificación energética y defensa. El banco central acogerá con satisfacción la emisión de deuda conjunta, ya que los bonos de la UE se convertirán con el tiempo en una referencia natural para los mercados de renta fija en euros". De nuevo, como en la financiación de los fondos Next Generation vinculados a la recuperación posCovid, la unión de los países europeos hace la fuerza ante la guerra y el reto energético.

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