Sin control de las cámaras

Fin a la euforia: los demócratas chocan por un resultado electoral muy estrecho

La victoria de Joe Biden se apoya en los distritos más ricos mientras Donald Trump atrajo a la clase obrera y eso es lo que preocupa a los azules, que su mensaje no termina de llegar a la mayoría de la población.

Fin a la euforia: los demócratas chocan por un resultado electoral muy estrecho
   
   

Donald Trump está en un callejón sin salida. Lo dice Karl Rove. El gran gurú de los republicanos da ya su reelección por perdida pese a que el presidente trate de bloquear la certificación del resultado. Son contados los conservadores que lo dicen con tanta claridad. El neocón, sin embargo, ve el filón. La marea azul que anticipaban los sondeos quedó en una ola y la división ideológica interna está provocando que los demócratas se lancen reproches por un resultado deficiente.

La victoria de Joe Biden en las presidenciales, de hecho, está llena de farolillos rojos al ir más allá del recuento en el voto popular. Los demócratas encararon las elecciones con el triple objetivo de colocar a su nominado en la Casa Blanca, reforzar la mayoría en la Cámara de Representantes haciéndose con al menos 15 asientos y arrebatar a los conservadores el control en el Senado. Eso habría facilitado sacar adelante su ambiciosa agenda en cuestiones como el cambio climático, la salud o los impuestos

El resultado, sin embargo, es el peor posible porque les impide gobernar con comodidad. Los republicanos ganaron de momento seis asientos en la Cámara Baja y están a solo uno de preservar la mayoría en la Alta, a espera de la segunda vuelta en Georgia. Más abajo en la papeleta, sumaron un gobernador. Y lo que es aún más llamativo, estarían mejor colocados para retomar el control del Congreso en 2022 por el impulso que tuvieron en los legislativos estatales. 

La representante Abigail Spanberger considera que el resultado es un "fracaso". La centrista de Virginia logró la reelección, al igual que Conor Lamb, que recuperó un escaño por Pensilvania. No fue fácil y los dos culpan al ala progresista de presionar en cuestiones que rechazan en los distritos veleta, como la salud pública universal o retirar la financiación a la policía local por la violencia racial. "No podemos usar nunca más la palabra socialista", dice Spanberger, "nos van a estrujar en 2022". 

El supuesto entendimiento que se forjó entorno a la candidatura de Joe Biden entre los moderados del Partido Demócrata y la izquierda voló así por los aires nada más conocerse el veredicto de las urnas. La primera en desmarcarse fue la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez, al criticar el pobre resultados con los latinos en Florida. También criticó al aparato por el poco dinero que se invirtió en campañas digitales en Facebook y otras redes sociales para movilizar el voto. 

Pero los datos que llegan sobre la tendencia del voto reflejan un problema más complicado de resolver para los demócratas. Biden se quedó corto al atraer al electorado blanco de clase obrera y con un nivel bajo de educación, al que se supone debería representar mejor los demócratas. Son precisamente los que dieron la victoria a Trump hace cuatro años. 

Erie, en Pensilvania, es un ejemplo. El presidente lo perdió esta vez pero por solo 1.400 votos de diferencia. La imagen de la estrecha victoria se repite por Wisconsin. El estado se tiñó de azul aunque por una diferencia inferior a un punto porcentual, como pasó en Pensilvania. La victoria de Biden en Michigan fue más cómoda. Sin embargo, el demócrata llega a la Casa Blanca sin ganar Iowa y Ohio. Una vez más, las encuestas subestimaron o no entendieron el apoyo que tenía Trump entre el electorado blanco sin graduación universitaria y las minorías negra o hispana. 

Los datos que maneja Pew Rearch muestran, además, que Joe Biden tuvo un mejor registro que Hillary Clinton en las ciudades y en los suburbios donde hay grandes universidades. Eso explicaría las victorias demócratas en Arizona y Georgia. Lo que no está tampoco muy claro es que los electores sin formación universitaria prefirieran a Biden sobre Clinton, porque el margen de victoria de Trump en los distritos de clase obrera fue similar o incluso mayor que en 2016. 

La victoria de Biden, por tanto, se apoyó principalmente en su fuerza en los suburbios ricos y eso coloca a los demócratas en un posición ideológica incómoda. Lo que hay que entender es hasta qué punto el movimiento que inició Trump hace cinco años puede ser aprovechado por otros republicanos. Ocasio-Cortez sí cree que la izquierda cuenta con activos que puede utilizar todo el partido y dice que la discusión debe ir más allá de decir que "el progresismo es tóxico"

Y como las otras tres miembros del 'Squad', la congresista de Nueva York responde señalando que lograron dar a Joe Biden victorias cruciales en Michigan o Minnesota. La confrontación interna entre los demócratas ya fue evidente durante las primarias y esta "oposición leal" anticipa que el presidente electo no disfrutará de una luna de miel como Barack Obama. La futura composición de su gabinete podría ser la vía para limar asperezas entre los extremos del partido. 

Hasta el propio Obama expresó su preocupación por los efectos que puede llegar a tener esta divergencia entre centristas y progresistas. "Que haya paz en la Tierra y que empiece por nosotros", sentenciaba en plena confrontación la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi buscando rebajar la tensión. Toda la energía, insiste, debe concentrarse en este momento crucial a hacer frente de manera unida a la pandemia ante el inmovilismo de los republicanos.

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