En pleno pulso con AMLO

China aprovecha la Covid para lanzarse a por ‘El Dorado’ español en México

El esfuerzo humanitario que hace Pekín se verá recompensado. El contrapeso de Iberdrola, Acciona o Naturgy tendrán que medirse con monstruos como Energy China, CGN y Three Gorges Corporation.

Coronavirus China
Coronavirus China
EFE

El 5 de julio, un avión procedente de China aterrizó en Ciudad de México cargado con material sanitario, entre el que se encontraban 58 respiradores adquiridos por BBVA. La grave crisis por la que pasa el país azteca requiere atención por parte de las grandes potencias mundiales. La OMS también coincide en que la solidaridad y la ayuda internacional es imprescindible para parar una bomba de relojería que amenaza a más de 120 millones de mexicanos. China es consciente de esta realidad, que puede comprometer la estabilidad económica de la que se prevé sea una de las 10 economías más importantes del mundo en 2050.

La noticia no tendría más recorrido que el de suponer una pequeña muesca en el ingente esfuerzo humanitario que el gigante asiático está haciendo por todas las esquinas del mundo. Sin embargo, este es el vigésimo tercer avión del puente aéreo creado entre Pekín y el DF para dotar a las autoridades mexicanas del material y la logística necesaria para la gestión sanitaria de la Covid-19.

El esfuerzo y atención de China hacia México no solo se plasma en estos envíos. Ya en abril, con los primeros brotes de la pandemia acechando a la población mexicana, el régimen chino envió cientos de miles de mascarillas, 50.000 kits de prueba y respiradores a través de la fundación Jack Ma y Alibaba, dos ejemplos de la diplomacia pública y la inteligencia económica china en el mundo.

La ayuda asiática fue correspondida con un vehemente "¡Gracias China!" por parte del canciller mexicano Marcelo Ebrard. Es precisamente este hashtag, #GraciasChina, el que se ha convertido en todo un movimiento en redes sociales en México. Una muestra de agradecimiento por la ayuda en el que quizá es el momento más crucial en la historia del país.

El Secretario de Relaciones Exteriores de México se ha volcado con cada nuevo avión que aterrizaba en el aeropuerto de Ciudad de México: "México no va a olvidar nunca que cuando necesitamos apoyo, ustedes (China), estuvieron cerca".

El esfuerzo de las autoridades de Pekín se verá recompensado en poco tiempo. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha manifestado su intención de realizar una visita de Estado a China, en la que podría ser su segunda salida del país azteca desde que alcanzó el poder en 2018. Tras su visita relámpago a Washington, AMLO deberá corresponder al ofrecimiento cursado por Xi Jinping para visitar China. Un viaje oficial más obligado que nunca, después del espectacular despliegue humanitario que Pekín ha realizado en México.

Las relaciones comerciales entre ambos países están fuertemente desequilibradas. México importa mucho más de lo que exporta a China, mientras que la inversión directa de Pekín está muy lejos de considerarse relevante. El Gobierno mexicano necesita de la inversión extranjera para acometer proyectos en energía, infraestructuras o transporte.

El acercamiento entre ambas economías surge en un momento especialmente delicado para la presencia de las empresas españolas en el país. España es el segundo inversor en México, con el 15% de la inversión extranjera total.

En los últimos meses, el Gobierno de AMLO ha criticado duramente la actuación de las empresas españolas y su relación con los gobiernos de Peña Nieto o Felipe Calderón. Unas tensiones que están condicionando los más de 5.000 millones de euros en proyectos prometidos por Iberdrola en México, pero que también son extensibles a otras empresas como Repsol, OHL, BBVA o Santander.

AMLO, contra las empresas españolas

En el sector energético, la joya de la corona mexicana, las cosas no están mucho mejor. La acusación, nada velada, del presidente mexicano a las empresas energéticas españolas de "saquear" el país fijando precios “elevadísimos” para la energía son muy malas noticias.

México necesita de un socio estratégico y China ha demostrado estar mucho más rápida que otros países como Estados Unidos o incluso España. Mientras que en América del Sur la presencia china es evidente en todos y cada uno de los sectores estratégicos de Perú, Ecuador, Brasil o incluso Argentina, en México la economía china tiene una oportunidad de poner una pica en América del Norte y posicionarse como la alternativa industrial y energética al otro lado del Río Grande.

México encara la reordenación de su sistema energético motivado por la crisis de los precios del petróleo en un momento en el que el cuestionamiento de la gestión realizada por PEMEX, con los gobiernos pre-AMLO, está en la agenda política y mediática de la República del Águila Real.

El Programa Sectorial de Energía 2020-2024, aprobado recientemente por el Gobierno mexicano, señala que la producción de productos petroquímicos ha disminuido paulatinamente desde 2018. Un año en que los niveles de producción estuvieron un 69% por debajo de los registrados en 1995. Una tendencia que se refleja de igual manera en la producción de petróleo, siendo 2019 un año en el que la economía mexicana alcanzó, por primera vez, una tendencia positiva en la generación interanual de hidrocarburos.

El plan del presidente mexicano pasa por “organizar las capacidades científicas, tecnológicas o industriales que sean necesarias para la transición energética de México a lo largo del siglo XXI”. Para el Gobierno mexicano es imprescindible acudir al “rescate del sector energético”. Esta misión solo puede conseguirse a través de la inversión en energías renovables, un sector en el que las empresas y el gobierno chino pueden ofrecer su experiencia en la construcción de parques eólicos, plantas de energías solar o incluso geotermia.

“Recuperar la industria nacional del petróleo”

En el otro lado de la moneda energética, AMLO ha marcado las líneas para “recuperar la industria nacional del petróleo”. Según esto su intención pasa por reducir la dependencia de Rusia, Estados Unidos o Arabia Saudí, en cuanto a la fijación de precios, para “reducir la alta dependencia en la importación de combustibles y gas natural”. Trata así de romper la paradoja de un país que, en lugar de centrar su producción en la industria nacional, se vuelca en la exportación de crudo para engrosar las arcas del Estado.

AMLO lo tiene claro, quiere reformar la industria nacional a través de los hidrocarburos propios y destinar el excedente al exterior. Este campo es otro de los codiciados por los chinos, que necesitan asegurar el suministro continuo y seguro de gas y reducir la dependencia rusa.

Próximamente veremos un nuevo ‘encuentro planetario’. A la tímida y discreta reunión entre Donald Trump y AMLO se contrapondrá una reunión entre el líder supremo chino, Xi Ping, y el gobernante mexicano. Un cónclave en el que el contrapeso de Iberdrola, Acciona o Naturgy tendrán que medirse con monstruos energéticos como Energy China, CGN y Three Gorges Corporation, entre otras muchas más.

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