Ejércitos de abogados para luchar hasta el último voto

Florida multiplicada por diez: la batalla legal Trump-Biden a punto de estallar

Los candidatos crean con su retórica un litigio inusualmente feroz en varios estados a la vez. Además están los retrasos en el voto por correo, que se espera será masivo. Eso dejaría el resultado en el aire.

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El presidente de EEUU, Donald Trump, en Florida.
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Florida. Y en este caótico 2020 también Arizona, Míchigan, Carolina del Norte, Colorado, Ohio, Pensilvania, Virginia y Wisconsin. No es un año electoral normal en los Estados Unidos y se teme por un escenario tras el voto del 3 de noviembre que podría dejar pequeño el drama legal que libraron George Bush y Al Gore hace dos décadas en el Tribunal Supremo para alzarse con la victoria en las presidenciales. La muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg es una verdadera bomba política que complica aún más ese peor hipotético escenario.

"Será una Florida multiplicada por diez", vaticina Sylvia Albert desde la organización Common Cause. Donald Trump, el contendiente, y Joe Biden, el aspirante, se enfrentan este martes en el primer debate de la campaña. Los dos, coinciden los expertos, contribuyen a crear con su retórica un litigio inusualmente feroz en varios estados a la vez. Además están los retrasos en el voto por correo, que se espera será masivo por el coronavirus. Eso dejaría el resultado en el aire.

El presidente, además, está anticipando sin evidencias un fraude en el voto ausente. Los demócratas, por su parte, sufrieron varias derrotas en el Tribunal Supremo este año en casos relacionados con el derecho para votar en las generales y en este momento hay más de 300 acciones legales en 44 estados relacionadas con el coronavirus. La mayoría se concentran en estados donde las elecciones se anticipan serán muy ajustadas, como Pensilvania, Wisconsin y Michigan.

Trump ya procuró antes de la muerte de Ginsburg que el Supremo fuera una cuestión central para lograr la reelección. Ahora tiene una oportunidad única para cimentar la mayoría conservadora 6-3 con una tercera nominación en su primer mandato, que se sumaría a las de Neil Gorsuch y Brett Kavanaught. Al mismo tiempo, la vacante le abre una inesperada vía de escape al permitirle divertir la atención sobre su gestión de la crisis sanitaria y el desplome económico.

La nominada es la jueza Amy Coney Barrett, nacida en Indiana y conocida por sus opiniones católicas, conservadoras y antiabortistas. La profunda división política que emergió ya con Barack Obama hizo del Tribunal Supremo una institución clave en el gobierno del país. La nueva composición, por tanto, dejará una marca profunda en cuestiones laborales, sobre el derecho al aborto, la salud, de igualdad de género, minorías y el voto. También puede tener influencia en la jurisprudencia más allá de EEUU, en el ámbito de la protección medioambiental.

El proceso de confirmación de los jueces del Supremo se convirtió así en los últimos años en un asunto extremadamente político y la vacante tiene el potencial de movilizar a los electores de los dos partidos en la recta final de las elecciones. Por eso los republicanos en el Senado quieren ir rápido, anticipando un escenario en el que la corte tenga que intervenir. Si el presidente logra instalar al reemplazo a tiempo, le ayudaría a resolver cualquier disputa a su favor.

Ese escenario no haría más que profundizar la división política y provocaría una crisis constitucional que amenazaría la reputación de la institución como árbitro independiente. "Será terrible", valora Paul Smith desde Georgetown, "si el presidente es visto como ilegítimo y la corte como cómplice". El argumento de Mitch McConnell, el líder de la Cámara Alta, es que deben seguir adelante porque los republicanos controlan tanto la Casa Blanca como el Senado.

El riesgo para los conservadores, sin embargo, es que si a la mayoría del electorado no le gusta la persona elegida, eso podría acabar dando el control de la Casa Blanca y el Senado a los demócratas. La estrategia de Trump pasa por conservar lo que ganó en 2016 y sumar Minnesota. Pero las encuestas dan una cómoda ventaja a Biden en el medio oeste y en el "Sun Belt". Hay, además, nueve senadores que ven peligrar sus asientos, lo que daría la mayoría a los demócratas en la cámara alta.

De los 35 asientos que están en juego en el Senado, 23 son ocupados por republicanos y 12 por demócratas. Los liberales tienen dos en riego y les bastaría, por tanto, con una ganancia neta de cuatro para hacerse con el control. Si además Joe Biden gana las presidenciales, le bastaría con tres porque Kamala Harris, como vicepresidenta, rompe el empate. La vacante en la corte, sin embargo, puede movilizar a conservadores indecisos hacia el campo de Donald Trump en la recta final.

Biden no tiene definida una lista de candidatos para cubrir la vacante. A comienzos de año sí dijo que nominaría a una mujer negra si ganaba las elecciones. Pero los demócratas le presionan para que se posicione antes de las elecciones y aprovechando el enfrentamiento político, se le está planteando incluso la posibilidad de que se incrementen los jueces que integran la institución para aplacar a los republicanos. La Constitución no establece un número exacto.

Antes de la muerte de Ruth Ginsburg, el Supremo tenía una mayoría 5-4 favorable a los conservadores. Incluso si su puesto permaneciera vacante, los liberales necesitarían dos votos más para tener la mayoría en la decisión en un hipotético choque postelectoral. El presidente John Roberts actuó de pivote entre los dos bandos, en un intento para evitar que la corte sea vista como institución partidista. Si se sumara a los tres liberales que quedan, eso crearía un empate.

Que las elecciones de 2020 iban a ser contenciosas, era algo que ya se anticipaba antes de la pandemia. Por eso tanto Trump como Biden montaron equipos legales integrados por cientos de abogados, listos para disputar cualquier resultado cuestionable y luchar hasta el último voto en cada estado. Lo único que podría evitar una Florida con esteroides es una movilización masiva del electorado, que marque con claridad la tenencia del resultado ya al inicio de la noche electoral.

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