Dejar las urbes caras para comprar viviendas

Los 'millennials' urbanitas gentrifican el mundo rural de Estados Unidos

La llegada de jóvenes con mayor poder adquisitivo crea una brecha social con las familias locales más rezagadas. Se trata de una “tendencia estructural” y que se mantendrá. Wall Street parece entenderlo así.

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La escultura permanente de los artistas Elmgreen y Dragset en Marfa, Texas.
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La estampa es sorprendente por inusual. De golpe, plantado al borde de un camino de tierra junto a unas vías, aparece un pequeño local aislado con dos toldos grises que cubren una cristalera partida por la puerta. En letras blancas se le PRADA y se ven zapatos con tacones en las estanterías. La supuesta tienda es en realidad una escultura permanente de los artistas Elmgreen y Dragset. Está en Marfa, en Texas, una localidad fundada en los años 1880 en la que paraban las locomotoras para llenar los tanques de agua que refrigeraban las calderas.

Se podría decir que es uno de esos lugares perdidos en la América profunda y que quedaron en el olvido hace décadas. De golpe, un grupo de 'millennials' adultos que escaparon de Nueva York y San Francisco buscando un ambiente rural para prosperar la ponen en el mapa. La imagen es aún más chocante si se piensa que esta generación fue criticada por su fuerte atracción hacia la vida urbana, mientras las pequeñas localidades luchan por contener la huida de jóvenes.

La pérdida de jóvenes, de hecho, es la principal preocupación en las zonas rurales. “Más que la adicción por el abuso a los opiáceos o el crimen que copan los titulares”, señala Becky McCray. Esta ranchera es la fundadora de Save Your Town, una organización dedicada a preservar las comunidades rurales. Observa que hay una mayor diversidad de los residentes y cree firmemente que los pequeños pueblos pueden prosperar sin saben utilizan bien sus activos.

El fenómeno de dar con un estilo de vida menos activo, próximo a la comunidad, se observaba ya antes de la pandemia y va más allá de la escapada del confinamiento hacia los suburbios. Los artistas, además, suelen actuar como una especie de catalizador de estos movimientos sociales y demográficos de gentrificación. La cultura, de hecho, representa un atractivo económico atípico para empezar a construir en lugares tan recónditos como Marfa.

Hal Lawton ve algo más profundo en la revitalización del mundo rural. Es el consejero delegado de Tractor Supply, una cadena dedicada a la venta de maquinaria agrícola. Los 'millennials' que dejaron atrás la densidad de la gran ciudad y adoptan la vida tranquila del campo se están convirtiendo en una base de clientes clave para su negocio, que está integrado por unas 2.000 tiendas dispersas por todo el país. Eso le está permitiendo ganar mercado, comentó al presentar resultados.

La compañía registró ingresos de 2.790 millones de dólares en el primer trimestre. Las ventas comparables mejoraron un 40% respecto al mismo periodo de 2020 y están un 50% por encima del nivel previo a la pandemia. Lawton está convencido de que se trata de una “tendencia estructural” y que se mantendrá pese a la reapertura de las oficinas. Wall Street parece entenderlo así. La cotización de Tractor Supply prácticamente se duplicó en un año, hasta los 22.700 millones.

Una reciente en cuesta de Cowen & Company mostraba que el 48% de los 'millennials' decían que vivían fuera de las grandes ciudades en 2020. Es cuatro puntos más que un año antes. En el caso de la Generación Z –nacidos después de 1996- el salto fue mayor, del 41% al 49% en el mismo periodo. Lawton señala que dejar las urbes caras permite a los jóvenes adultos comprar viviendas. Los millennials, de hecho, lideraron este tipo de transacción durante el último año.

Este grupo demográfico pareció resistirse a las normas de las generaciones que les precedieron. La pandemia, sin embargo, supuso un revulsivo. El fenómeno, en todo caso, es anecdótica para revertir el proceso de despoblación de las zonas rurales. Como señalan desde el Center for American Progress, la doble crisis sanitaria y económica expuso la vulnerabilidad que sufren estas comunidades por el cierre de hospitales, la pobreza profunda y la precariedad del empleo.

Mark Santero, consejero delegado de Homestead Funds, también ve un “punto de inflexión” tras décadas sin que se prestara atención al mundo rural. La firma acaba de crear un nuevo fondo para capitalizar las inversiones en compañías, sectores y comunidades con raíces profundas en la economía rural aprovechando los recursos propuestos por el presidente Joe Biden para modernizar las infraestructuras. “El momento no puede ser mejor”, dice, “es una oportunidad enorme”.

Pero la llegada de jóvenes urbanitas con mayor poder adquisitivo deja, a su vez, un sabor agridulce porque crea una brecha social con las familias locales más rezagadas. La escultura de PRADA en Marfa simboliza esa tensión a la hora de encontrar un equilibrio. La movilidad de la población, de hecho, no significa necesariamente que vaya a crearse nuevos empleos en las zonas rurales o que la migración contribuya a elevar los salarios de los trabajos ya existentes.

Hay, sin embargo, nexos entre el mundo rural y el urbano que pueden servir para afrontar estas disparidades y a la vez retener a las poblaciones más jóvenes. Contar una universidad cerca, por ejemplo, es un gran incentivo. Por eso Zoe Willingham desde el Center for American Progress considera fundamental en este momento invertir en el desarrollo de comunidades rurales modernas, “para garantizar que tienen un lugar prominente en el futuro”.

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