La canciller pasa a la ofensiva

¿Un tripartito progresista en Alemania? La caída de los conservadores de Merkel

Los conservadores agitan el fantasma de una coalición que "alterará" los equilibrios de Europa ante el derrumbe histórico de la CDU en las encuestas, un toque de atención sobre la gobernabilidad de Alemania.

¿Un tripartito progresista en la locomotora europea?
¿Un tripartito progresista en la locomotora europea?
EFE

Nada refleja mejor el desánimo que se extiende entre los conservadores alemanes como la irrupción de Angela Merkel en campaña y el gesto de los líderes locales de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en Limbach-Altadt (Sarre). A dos semanas de las elecciones han decidido no utilizar los carteles con la imagen del candidato de su partido a la cancillería, Armin Laschet, un líder sin carisma designado por la cúpula de la formación. El motivo es que dan por segura la derrota en los comicios del 26 de septiembre del bloque conservador, formado por la democristiana CDU y su socia bávara, la socialcristiana CSU.

En la cuenta atrás para las elecciones más decisivas para Alemania (y Europa) en más de una década por el fin de la 'era Merkel', quien ha sido durante 16 años "la mujer más poderosa del mundo" ha pasado a la ofensiva. Merkel no participó activamente en la campaña pero el hundimiento del bloque conservador en las encuestas -ha tocado su mínimo histórico-, ha obligado a la canciller a recurrir a la vieja táctica del 'fantasma rojo'. Merkel cargó esta semana contra su socio de coalición, los Socialdemócratas (SPD) por no descartar una posible coalición con Die Linke, formación de extrema izquierda. En el Bundestag (Parlamento), la canciller describió dos claras opciones: o la victoria de los suyos o un gobierno de coalición formado por socialdemócratas que podría incluir a a antiguos "euroescépticos, antiOTAN (por Die Linke) y comunistas".

Las encuestas apuntan a esta última opción. Todos los sondeos sitúan al Partido Socialdemócrata (SPD), que presenta al actual ministro de Finanzas Olaf Scholz como candidato, por encima de la CDU en la intención de voto (24-26% frente al 20-21% de la CDU sumada a la Unión Socialcristiana (CSU) de Baviera). Les seguirían Los Verdes de Annalena Baerbock (15,5- 17%), el Partido Liberal (FPD, 9,5-13%), la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD, 11- 12%) y La Izquierda, Die Linke (6-6,5 %). No es solo que los socialdemócratas hayan tomado una clara ventaja sobre el bloque conservador por primera vez en 15 años: una encuesta de INSA publicada a principios de semana muestra que el apoyo a los de Merkel ha caído más de 7 puntos desde el pasado mes.  

Con estas cifras y el "cordón sanitario" contra la ultraderecha, todas las combinaciones posibles para alcanzar una mayoría en el Bundestag son tripartidos inéditos a nivel federal y complejos desde el punto de vista programático. Socialdemócratas y conservadores pueden cerrar coaliciones con Los Verdes y el FDP, aunque también es viable una alianza entre los dos grandes partidos, con los ecologistas o los liberales como tercer elemento en la ecuación. Por último, tal y como 'advierte' Merkel, puede darse una coalición de socialdemócratas, verdes y La Izquierda.

El bloque conservador hace agua, en parte por su candidato -"las bases no fueron oídas. Con (el primer ministro bávaro Markus) Söder hubiéramos tenido mejores opciones", defienden los 'amotinados' de Sarre- y la gestión de la pandemia, que ha dejado 90.000 muertos en Alemania. Además, la campaña entra en sus últimos compases en medio de un contexto económico complejo. El índice de precios al consumo (IPC) se situó en agosto en el 3,9%, una décima más que en julio y la mayor subida de precios desde diciembre de 1993 en medio de un encarecimiento de la energía (12,6% interanual) y de los alimentos (4,6%). De su lado, la tasa de inflación interanual armonizada, utilizada por Eurostat, se situó en el 3,4%, la más elevada desde julio de 2008, según la Oficina Federal de Estadística (Destatis).

El fin de la era Merkel está resultando mucho más convulso de lo que cabría esperar. Tras un infructuoso intento de relevo ordenado (Annegret Kramp-Karrenbauer renunció en solo un año tras no consolidar su liderazgo) y un choque entre el centro y la derecha en el bloque conservador, la todavía canciller ha evitado durante meses dar un apoyo explícito a Laschet. Algo que ha sido interpretado como desconfianza hacia las capacidades del candidato de la CDU. Su irrupción en campaña -en el Bundestag, no en actos del partido por ahora- evidencia el temor de los conservadores ante la posibilidad, muy real, de acabar en la oposición tras casi 16 años en el poder.

Consciente del carácter supranacional de estas elecciones, el Partido Popular Europeo también agitaba esta semana la amenaza de la ingobernabilidad en la locomotora de la UE con la llegada de una alianza de izquierdas al poder que "ahondará las fracturas" actuales de la Unión. "Una coalición de izquierdas significaría no sólo otra Alemania sino también otra Europa y (la instauración de una) Unión de la deuda", advertía el canciller austriaco, Sebastian Kurz, conocido por su duro discurso antimigratorio pero que gobierna en coalición con Los Verdes desde 2019.

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