IDEAS PARA RECUPERAR AL ESPECTADOR CLÁSICO QUE YA NO ES TAN CLÁSICO

¿Cómo recuperar el interés de la audiencia por una serie de emisión en prime time?

En septiembre llegará 'Hit' a La 1 de TVE con una propuesta de programa posterior para engrandecer la experiencia de visionado en la televisión tradicional

Fin de rodaje de Hit, de TVE y Ganga
Fin de rodaje de Hit, de TVE y Ganga
Borja Terán

El desorden de las citas de la programación en España, los constantes virajes de la cambiante estrategia de horarios de la oferta y la larga duración de los capítulos han ido derribando el interés por las series en las cadenas tradicionales de nuestro país. 

Es una realidad que al espectador le cuesta más que nunca quedarse enganchado a la trama de una ficción emitida en prime time, pues cuenta con más impactos audiovisuales que nunca, perfectos para despistarse e incluso olvidarse de la hora de comienzo hasta de esa serie con ansia. Pero, además, las propias cadenas han favorecido una desconfianza del público. Porque la audiencia no sabe ni cuándo empieza ni cuándo acaba el capítulo de estreno de su serie favorita. Así que es mejor optar por verlo sin perder la paciencia en la plataforma bajo demanda, después.  

Pero la experiencia de asistir a la 'gran premiere' del episodio de una serie en prime time sigue vigente. Es más, es perfecto para tiempos de impaciencia. Es la manera de ver una producción el primero, sin spoilers y comentarlo con pasión en colectividad, ya sea en el salón de casa o especialmente a través de las redes sociales. Sin embargo, para recuperar este hábito en esta época del audiovisual de la distracción masiva hay que devolver un riguroso orden a la parrilla televisiva generalista y, a la vez, aunar esfuerzos para crear un evento de cada capítulo. 

La programación de los canales tradicionales sigue siendo un estupendo escaparate para cualquier producción. Sólo hay que cimentar una rutina en el ojo del espectador. Este objetivo se puede conseguir rodeando la emisión de los capítulos de programas en directo que otorgan un extra al visionado.

Ya se hace con documentales. Por ejemplo, este mes de agosto, 'Hormigas Blancas' no funcionaría en Telecinco si sólo fuera un viaje enlatado por la hemeroteca. Por tanto, el documental se viste de debate. Hasta se interrumpe la cinta con tertulia en directo en el estudio para inyectar al relato más agilidad de esa aureola de imprevisible directo. Por supuesto, esto último de cortar e irrumpir no se puede hacer a un documental convencional ni a un episodio de una serie: es una mutilación de la obra artística. Pero si que se puede inventar un buen prólogo y un buen epílogo, con una premisa creativa definida, que haga crecer a la producción hasta proyectar en el espectador la sensación de que está viviendo un acontecimiento en directo.

Es hacia donde apunta el estreno de 'Hit', nueva apuesta de ficción de TVE que llegará a partir de septiembre. La cadena pública ya ha anunciado que cada capítulo contará con un programa posterior, ‘¿Quién educa a quién?’, realizado en directo desde los estudios de Prado del Rey y que estará presentado por la periodista Mamen Asencio (este verano conduce La Mañana de La 1). Ahí jóvenes y docentes debatirán sobre temas de nuestro tiempo tomando como punto de partida lo que ha sucedido en el episodio.

Interesante acercar la ficción a la realidad. De hecho, 'Hit' en sí mismo parece que se va a adentrar, sin paliativos, en problemas y situaciones que afectan a la juventud de hoy, desde la revolución tecnológica a los valores que provoca. Lo que favorece un debate posterior que ayude a entender mejor cómo somos desde una televisión pública que debe estar comprometida con su tiempo y retratarlo con valentía.

Ahora es importante cómo se integra ese programa con la serie para que encaje y funcione. Y es que es decisivo que este show hable el mismo idioma que toda la audiencia a la que va dirigido, adulta y no tan adulta. Es evidente que el formato en directo tendrá que definir su realización, estética y compás narrativo no sólo al tono de la ficción, sino también al choque generacional de una TVE que, de siempre, crece cuando enriquece el bagaje de su rica historia con la osadía de la inconsciencia juvenil.

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