EN PERSPECTIVA

El día que Emilio Aragón interrumpió en directo a Carmen Sevilla (y todo lo que significó para el futuro de Telecinco)

Es mentira que 'Sálvame' haya inventado el convertir los pasillos de los estudios de la propia televisión en protagonistas del show. 

Emilio Aragón interrumpiendo a Carmen Sevilla en 'Telecupón'
Emilio Aragón interrumpiendo a Carmen Sevilla en 'Telecupón'
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'Sálvame' no ha sido el primer programa que ha roto con la cuarta pared del plató. Ni siquiera ha inventado eso de convertir en protagonista del espectáculo aquello que ocurre en los pasillos de Telecinco. 

Ya en los años setenta 'Galas del Sábado' transformaba los corredores del techo del Estudio 1 de TVE en lugares perfectos para crear una trama con una Marisol que andaba por los bastidores del gran plató como si fuera su casa. En cierto sentido, lo era. Casi había nacido entre focos y cables. También en los ochenta Jesús Hermida salía a buscar a la entrada del estudio A4 de Torrespaña a sus invitados. Así lo hizo, por ejemplo, con Ana Belén, que esperaba apoyada a la puerta roja del plató.

Sin olvidar, el memorable momento en el que 'Crónicas Marcianas' cortó la carretera de al lado de su estudio para retener el autobús en el que viajaban los concursantes de la primera edición de 'Operación Triunfo' en 2001. Javier Sardá cebó con gracia tal instante para preparar al espectador ante una jugada maestra. Iba a entrevistar a las estrellas de un canal rival en su trayecto del plató de las galas a la famosa Academia. El momento lo tenía todo: la acción de si podrán o no parar el bus en directo, cómo saldrá la travesura y la efervescencia final de los jóvenes concursantes viendo a sus ídolos de las noches de Telecinco. Todo fue posible gracias a que el late night y el talent show compartían productora, Gestmusic, claro. Nada fue tan casual como parecía.

Aunque, en realidad, el gran artista a la hora de desmontar protocolos televisivos para que la tele fuera más como la propia gente de su generación fue Emilio Aragón. En este sentido, el gran punto de inflexión se produjo, sobre todo, a partir de 1990 cuando Aragón cogió las riendas de 'Vip Noche', que antes presentaba José Luis Moreno. Pero el show no funcionaba igual. Emilio revolucionó el tono del programa con una experimentada amplitud de miras televisiva, a pesar de su juventud. Una intuición curtida en su familia de payasos, que siempre creaban desde esa modernidad de la imaginación que sabe que todo se puede hacer dependiendo de cómo se haga.

Emilio no tenía complejo en mostrar la imperfección de las tripas del plató. Es más, lo aprovechaba para humanizar la televisión haciendo hincapié en la coralidad del trabajo en equipo.  Da igual que una cámara se tambaleara o que se moviera a un lugar del plató con poca luz: lo importante era plasmar ese momento en el que surgía la chispa del interés del show. Como consecuencia, fue el primero en enseñar los pasillos de Telecinco cuando ni siquiera estaban colgados los cuadros con las fotos de las estrellas de la cadena.

En plena grabación del último 'Vip Noche', Aragón salió del estudio 3 de Mediaset, donde se grababa este show de gran formato, caminó por las instalaciones y se entrometió en el estudio 1 de la cadena, el mismo en el que ahora se realiza 'Sálvame' y desde donde entonces se estaba emitiendo en directo el Telecupón de Carmen Sevilla. Fue como un viaje del futuro al pasado, de un programa que se grababa para ser emitido próximamente a un sorteo de la ONCE que se retransmitía en vivo. Locura imaginativa, el público pudo ver tal momento desde la óptica de 'Vip Noche' y, a la vez, días antes, de manera inesperada y en directo, en la emisión habitual de Telecupón. Para sorpresa de Carmen Sevilla, que disfrutó del momento con su habitual ingenuidad.

Con esta trama, 'Vip Noche' promocionaba con naturalidad su despedida desde el 'Telecupón'. Huían de hacer un anuncio invasivo, directamente se propiciaba un gag de intercambio entre programas. Aunque los de 'Vip Noche' evidenciaran que su espacio estaba grabado. Estaban por encima de conservadoras dinámicas obsesionadas con tapar supuestas debilidades. Al contrario, en este caso, se compartía con la inteligencia del humor las imperfecciones, lo que acercaba el show más al público. 

Aragón no interrumpió en solitario a Carmen Sevilla, a su lado acudió toda la troupe del programa: Belén Rueda, Mané Guisado y el numeroso cuerpo de baile de 'Vip'. Hasta atendieron una llamada telefónica del juego de los horóscopos que realizaba la entrañable Sevilla con dos pequeñas niñas que siempre le soplaban que casilla debía abrir con el mítico "aquí Carmen, aquí Carmen".

Telecinco ya se visualizaba como un todo, como una familia de comunicadores que desprendía buen rollo entre sí. El canal no quería una parrilla de programación con programas inconexos, empezaba a hacer equipo y cohesionar los diferentes espacios. En este sentido, el ingenio de la espontaneidad de Emilio Aragón fue crucial en los primeros años. Por eso mismo, peleó por romper con los convencionalismos de los protocolos inmovilistas y calzarse zapatillas blancas con el esmoquin que la cadena requería que vistiera. No quería ser el prototipo de presentador, quería simplemente ser.

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