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El error de Lydia Lozano: desmontando malas prácticas del show del corazón

Lydia Lozano llora en Sálvame por informar sin contrastar. Espectáculo hasta de eso.
Lydia Lozano llora en Sálvame por informar sin contrastar. Su error también es espectáculo.
Telecinco

"Yo me la creo", repetía y repetía Lydia Lozano. Habla de Rocío Carrasco, tema central de Telecinco en estas semanas debido a la entrevista exclusiva con la hija de Rocío Jurado en el programa de nombre 'Rocío: contar la verdad para seguir viva'. Allí, Samanta Villar, que estaba participando en el coloquio, miraba perpleja al argumento de fe de Lozano y, de repente, tuvo que ejercer una pequeña clase de periodismo: "El trabajo del periodista no es creerse a nadie y mucho menos juzgar a nadie. Es buscar hechos, contrastarlos, encontrar la documentación... Y la documentación existía, porque Rocío Carrasco la está mostrando. Como periodista tienes que relatar, no creer o dejar de creer".

Una obviedad, aunque Lozano se quedó sorprendida con la explicación. Porque el guion de la tele-realidad a veces desvirtúa lo relevante por lo emocional. Vende más en prime time un "Yo la creo". Unos días después, la contestación de Samanta Villar volvió a cobrar sentido en el mismo programa. Aunque allí ya no estaba Samanta Villar. Pero sí seguía Lydia Lozano, claro. De hecho, protagonizó una parte del documental en el que se evidenciaba cómo dio una "información" sin contrastar en 'A tu lado'. La noticia se la había pasado la parte interesada para intoxicar al personal.

Telecinco desmontando el modus operandi de algunos de sus espacios en riguroso directo. Espacios en los que los "colaboradores" necesitan alimentar la rueda del show de noticias. Pero no siempre hay nuevas noticias. Así que muchas veces se tira con el dime y direte de una única fuente para llenar horas de televisión con rimbombantes exclusivas. Pero las exclusivas son veneno si vienen de una parte interesada. Primero porque el dato está cocinado para intentar manejar un clima de opinión respecto a algo, segundo porque mina la independencia del propio periodista. Ya que debe un favor a alguien, ya que está implicado con ese alguien.

De ahí que Samanta Villar recordara que el periodismo no es creer es contrastar por más de dos fuentes, acudir a la documentación, leer la letra pequeña y no hablar de oídas. En cambio, Lozano predica, como si fuera lo normal, un ejercicio público de fe. Por eso mismo y probablemente, ella misma ha sido más fácil de manipular en según que momentos por aquellos que quieren tener el poder de controlar la percepción de la opinión pública. Ayer... y hoy. Porque esta mala praxis sigue siendo habitual. 

Es otro de los aprendizajes que deja esta catarsis que realiza, a su manera, Telecinco con 'Rocío: contar la verdad para seguir viva'. Porque el programa también habla de cómo desde el género del programa del corazón o prensa rosa se enjuicia al personal a través de estigmas en los que habitualmente se sentenciaba cómo debían actuar sus víctimas, especialmente las mujeres. A los hombres solía venir todo bien. Como consecuencia, el proceso de este programa cuenta con el efecto colateral de retratar la manera de actuar de los depredadores del corazón con un machismo social en el que la mujer siempre está en desventaja. Y es sentenciada públicamente si no es como la sociedad patriarcal espera de ella.

Es el otro prisma del documental de Rocío Carrasco, en donde Lydia Lozano representa a esa televisión que necesita constantemente de novedades efectistas-aunque no las haya-. Cualquier llamada puede transformarse en primicia. No hay tiempo para contrastar.  O tal vez te quedas fuera de la rueda del show. Así, entregarse a las creencias emocionales pesa más que la cautela de contrastar las fuentes por más de dos vías. Entonces, el interés gana a la honestidad, porque la honestidad quizá no venda tanto como el interés.

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